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- Las humanidades, necesarias para desarrollar una cultura democrática en el país
En plena revolución tecnológica, las disciplinas humanísticas son clave para remediar dos déficits argentinos, la incapacidad de proyectar el futuro y de alcanzar una democracia plena. Ivan Petrella*, para La Nación LA NACIÓN, 4 de junio de 2023.- ¿Quiénes somos? ¿Quiénes queremos ser? Estas son las dos preguntas centrales de las humanidades. Gracias al impacto del cambio tecnológico en la organización de la sociedad y en la comprensión misma de nuestra humanidad, han recobrado vigencia como parte de la agenda de debates en el mundo desarrollado. En nuestro país, en cambio, son muchas veces relegadas por una actualidad política, económica y social que no deja resquicio para discusiones esenciales de largo plazo. Sin embargo, temas como el cambio tecnológico, la inteligencia artificial o la edición génica, que en el mundo son absolutamente coyunturales, están ganando espacio en la agenda pública de nuestro país y en ámbitos académicos, en especial desde la perspectiva de las humanidades. Bienvenido sea. Las preguntas sobre quiénes somos y quiénes queremos ser no pueden prescindir hoy del impacto de la revolución tecnológica. Al mismo tiempo, en la Argentina las humanidades y sus interpelaciones también deberían cumplir un rol esencial en cuestiones que nos atañen particularmente. Sugiero que son necesarias para remediar dos déficits que nos ayudarán a pensar y barajar mejor los cambios que se están dando en el mundo: la incapacidad de proyectar el futuro y la incapacidad de profundizar la democracia. La incapacidad de proyectar el futuro En una entrevista, el historiador Roy Hora remarcaba que “en la Argentina, la política le asigna un lugar muy importante a la narración del pasado, mayor al que se observa en otras sociedades”. Tiene razón: nuestras discusiones sobre el presente se abren hacia el pasado, que sigue siendo parte viva del presente. Pero rara vez abrimos el horizonte de discusión hacia el futuro. El remedio es ampliar hacia adelante lo que entendemos por coyuntura. Tomemos, para ilustrarlo, un gobierno: se puede invertir enorme presupuesto y esfuerzo en pavimentar calles, renovar aeropuertos, conectar redes de gas y cloacas, ampliar la banda ancha, etc. Todo esto es importante y necesario. No obstante, sería ponerse al día con el siglo XX; hacer lo que otros países hicieron décadas atrás. Por eso, para salir del atraso, hace falta unir y encarar al mismo tiempo las deudas pendientes del pasado y la agenda presente del siglo XXI. Hay que ampliar lo que entendemos por coyuntura, pero esta vez hacia el futuro. Esto llevaría a plantear debates nuevos. La pregunta marco más habitual como disparadora de la discusión en nuestra coyuntura política, económica y social es la siguiente: “¿Cuánto de la vida personal y en sociedad debe ser manejada por el Estado y cuánto por el mercado?”. Esta pregunta es del siglo pasado; es un tema prácticamente resuelto, con matices apenas, en casi todo el mundo. La pregunta disparadora más importante del siglo XXI es esta otra: “¿Cuánto de la vida personal y en sociedad debe ser manejado por algoritmos y bajo qué condiciones?”. Los artífices del plan nacional de inteligencia artificial de Francia y del Stanford Center for Human-Centered Artificial Intelligence, entre otros, están convencidos de que una respuesta adecuada a esta pregunta requiere de la contribución de las humanidades. Pero es una pregunta prácticamente ausente del debate intelectual y político actual en la Argentina. "Los trabajos del futuro exigirán habilidades cognitivas de orden superior" Hacerse estas preguntas también llevaría a incorporar planteos nuevos a debates ya presentes. Tomemos como ejemplo la educación. Antes de la pandemia, la discusión se centraba en el sueldo docente y la evaluación educativa. Otra discusión, algo más avanzada, tiene que ver con la sobreabundancia de graduados en psicología y derecho y la escasez en carreras como ingeniería, física, software y otras del campo de las ciencias duras y la tecnología. Esta última discusión viene de la mano de la realidad de que carreras técnicas como la programación tienen buena salida laboral. Claramente, son temas importantes en nuestro país. Sin embargo, a nivel global son discusiones que atrasan. Ahí ya se entiende que el impacto que la tecnología tendrá en el ámbito laboral no se divide entre carreras duras y blandas sino entre las tareas y modos de pensar que son automatizables y los que no. Entre las primeras, por ejemplo, está la programación, tan de moda hoy. Para Kai Fu Lee, primer presidente de Google China y el principal referente en inteligencia artificial de ese país, los trabajos del futuro no son principalmente los técnicos que nos imaginamos. Muchos de ellos eventualmente también los harán algoritmos. En cambio, hay que buscar el futuro laboral en rubros como el cuidado, la enseñanza, el trabajo social, donde son necesarias cualidades como la empatía, que una máquina jamás podrá tener. De allí surge la necesidad de disciplinas humanísticas como la literatura, las religiones comparadas y la historia, que ayudan a entender a otros y a humanizar y acercar lo extraño, y convertir a algunos “ellos” en parte de un “nosotros.” En su libro Robot-Proof: Higher Education in the Age of Artificial Intelligence, Joseph Aoun, presidente de la Universidad de Northeastern en Boston, parte de una convicción: “La llegada de las máquinas brillantes disipa de forma concluyente la noción de que una carrera remunerada se basa en el estudio de una materia aplicada, ‘práctica’ [...] En cambio, los trabajos del futuro exigirán las capacidades y habilidades cognitivas de orden superior que a menudo se asocian con una educación en liberal arts”. Lo que se va a necesitar cada vez más es el pensamiento de las humanidades acompañado de los elementos tecnológicos de este siglo. Para él, hay tres tipos de alfabetizaciones (literacies) que toda persona necesita adquirir. El primero es tecnológico: conocimiento de matemática, código y programación y conceptos básicos de la ingeniería. El segundo tipo es la alfabetización digital. Como estamos –y vamos a estar cada vez más– inundados en datos, necesitamos adquirir la capacidad de entender, analizar y usar big data. De lo contrario, jamás podremos extraer conocimiento del aluvión de información que recibimos ni saber cuándo no sirve. Finalmente, el tercer tipo y el “más importante” es la alfabetización humana, ya que “incluso en la era de los robots (o quizás, especialmente en la era de los robots) lo que importa son las personas”. Este elemento abarca las humanidades y las artes, disciplinas que nos enseñan agilidad cultural, la habilidad de relacionarnos con personas de una multitud de creencias y vivencias. Pero, además, y esto es lo clave, las humanidades tienen la llave para abrir la ventaja comparativa que tenemos los seres humanos con relación a los algoritmos (far transfer). Far transfer es la capacidad de relacionar áreas y temas que las máquinas solo pueden analizar individualmente; cuando, por ejemplo, ideas y conceptos aprendidos en una clase sobre poesía de la restauración inglesa son usados para crear una campaña de relaciones públicas para una empresa de marketing. Semejante habilidad no surge de una educación técnica o de índole profesional, ya que necesita de una visión panorámica que permita asociar creativamente elementos que parecen desconectados. Allí es donde el ser humano es superior a la máquina y se vuelve a prueba de robots. La incapacidad de profundizar la democracia En Estados Unidos, la mayoría de los alumnos estadounidenses que quieren ingresar a alguna universidad deben tomar el examen SAT, además de cursos avanzados en la secundaria que sirven para cumplir requisitos universitarios. Estos cursos y el SAT son diseñados y administrados por el College Board, una organización sin fines de lucro compuesta por más de 6000 universidades y otras organizaciones educativas. Por consiguiente, tiene una gran influencia en cómo y qué se enseña en los colegios de Estados Unidos. A mediados de la década de 2010, antes de rediseñar sus cursos e incluso el SAT, el College Board empezó un proceso de reflexión sobre cuáles son los saberes indispensables que un joven necesita para manejarse en el siglo XXI. ¿Su conclusión? Código y Constitución. En otras palabras, las herramientas digitales y el funcionamiento de la democracia, tecnología y ciudadanía. Habiendo ya hablado de tecnología, enfocamos ahora la reflexión en las cuestiones de ciudadanía. En la discusión pública argentina nos contentamos con haber “consolidado la democracia en paz”, como si a cuarenta años del fin de la dictadura nos debamos conformar con la ausencia de golpes militares. La vara no puede ser tan baja, y esto es un problema por al menos dos razones. En primer lugar, porque en el siglo XXI las democracias casi nunca caen por golpes de Estado, con tanques en la calle. Nuevamente, nuestro pensamiento atrasa. En las últimas décadas, las democracias mueren cuando son electos políticos que una vez en el poder presionan a jueces y periodistas, compran la Justicia, liman la división de poderes, limitan la libertad de prensa, arman y fomentan una retórica y dinámica de amigo/enemigo, pueblo/enemigo del pueblo, etc. Todo esto debilita los anticuerpos institucionales y culturales que necesita el sistema democrático para mantenerse como tal y evitar convertirse en una autocracia o en un régimen mixto. "La democracia es una serie de valores, actitudes y conductas sin las cuales las instituciones no funcionan" Esta mirada, en segundo lugar, es un problema porque impide ser más ambiciosos y bloquea la discusión pendiente sobre el siguiente paso: ¿cómo profundizamos nuestra democracia? Y ¿cómo logramos que el proceso político democrático tenga mejores resultados en términos de políticas públicas que logren impulsar el desarrollo inclusivo y sostenible? Pensar e implementar la respuesta requiere de las humanidades. En Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, Martha Nussbaum se queja del énfasis actual en educar en vistas exclusivas al empleo, a expensas de las humanidades. “Las naciones de todo el mundo pronto estarán produciendo generaciones de máquinas útiles, en lugar de ciudadanos completos que puedan pensar por sí mismos, criticar la tradición y comprender el significado de los sufrimientos y logros de otra persona”, afirma. Sin esto, dice, la democracia corre peligro. Nussbaum y otros pensadores se anclan en una idea ausente en la conceptualización argentina de la democracia y que hay que poner en primer plano: “la cultura democrática”. Profundizar la democracia significa entender que no consiste solamente de una serie de instituciones. Es, también, una serie de valores, actitudes y conductas sin las cuales las instituciones no funcionan. De entenderlo, seríamos mucho menos tolerantes con muchas actitudes políticas y ciudadanas. Más aun, no se nace con cultura democrática; es algo que se aprende. Una educación democrática adecuada incluye, para Nussbaum, la capacidad de autocrítica y de sustraerse lo suficiente como para obtener una mirada crítica sobre tradiciones heredadas. También requiere la aptitud para verse como parte de una nación heterogénea, con grupos e historias diversas. Finalmente, el buen ciudadano posee “imaginación narrativa”, la habilidad de imaginarse en los zapatos de otro. Para ella, la democracia no puede sobrevivir sin el apoyo de ciudadanos con estas cualidades que surgen de una educación de contenido humanístico. Cabe notar que Nussbaum no minimiza la importancia del empleo y del desarrollo económico. Según ella, el ciudadano formado en cultura democrática es también aquel que va a ser un miembro productivo de la sociedad. La dicotomía empleo y economía vs. humanidades es, en su opinión, falsa. Vale la pena detenerse en el concepto de “imaginación narrativa” porque en conjunción con otras ideas surge una explicación para nuestro atraso y fracaso económico. En primer lugar, como resalta Harari en Homo Deus. Breve historia del mañana, la gran ventaja comparativa del ser humano sobre otras especies –el superpoder que nos erigió como el animal dominante– es la capacidad de generar ficciones como el nacionalismo o el dinero, que facilitan la cooperación entre grupos enormes. Dicho de manera más simple: el león coopera solamente con su manada, nuestra imaginación narrativa fomenta la colaboración entre millones de personas. Bajando al campo de la economía, el economista Ricardo Hausmann argumenta que “el sentido de nosotros” es central al desarrollo. No es otra cosa que sentir que estamos todos en el mismo barco, que navegamos o nos hundimos juntos. Es una narración, una ficción, que permite generar los consensos y dirimir los sacrificios requeridos para avanzar colectivamente. En la Argentina no parece haber imaginaciones narrativas suficientemente compartidas sobre cuestiones básicas, empezando por los valores, actitudes y conductas democráticas y por la ya mencionada permanencia de la discusión en torno a los papeles relativos del Estado y del mercado. Esta debilidad de nuestra cultura democrática limita el horizonte de nuestra democracia a la mera supervivencia, y tiene que incluirse como parte de la explicación de los resultados de nuestras instituciones en términos de políticas públicas y desarrollo. Los datos son claros respecto de los resultados de nuestra democracia. Si en el período 1983-2015 inclusive hubiéramos crecido como Chile, al fin de esa etapa habríamos tenido el PBI per cápita en dólares constantes de Finlandia, uno de los países más desarrollados del mundo. Si hubiéramos crecido como Uruguay, tendríamos un nivel de desarrollo como el de España. Nuestros vecinos no gozan de la productividad ni de la competitividad de Corea del Sur, Singapur o Alemania. Lo que los diferencia es que han logrado un sentido de “nosotros”, anclado en los valores de la cultura democrática, que conduce al desarrollo. Sin un sentido de nosotros, sin respuestas compartidas a las preguntas con las cuales empezamos este trabajo –¿quiénes somos?, ¿quiénes queremos ser?– no es posible progresar. Esta es una tarea urgente para la Argentina y es cada vez más un problema para otros países también. No por nada los grandes pensadores de la democracia estadounidense la describen como un “experimento”, algo que hay que cuidar, que puede fracasar, cuyos resultados son inciertos y se revelan en el futuro. En un mundo de tribus y trolls la cultura democrática se volvió aún más frágil. Y las humanidades pueden y deben jugar un papel central para dotarla de fortaleza y flexibilidad. * El autor es director de cultura, humanidades e industrias creativas en la Fundación Bunge y Born.
- El Atlas de Espacios Verdes llegó a la Política Pública
A comienzos de 2020, cuando recién comenzaban los primeros casos de COVID-19 en nuestro país, en la Fundación Bunge y Born ya estábamos desarrollando el Atlas de Espacios Verdes con el fin de visibilizar la presencia, o falta, de estos espacios en las ciudades argentinas. El Atlas, un mapa interactivo generado a partir de una base de datos georreferenciada, muestra la posición, extensión y otras características de cada uno de los espacios verdes presentes en las 155 localidades que componen los grandes aglomerados urbanos de nuestro país. Sin saberlo, pocas semanas después del lanzamiento de la herramienta, y en simultáneo con el comienzo del ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) en todo el país, distintos municipios, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires, empezaron a utilizar este recurso para diseñar corredores verdes, cerrar calles para "runners", etc. En el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2023, se presentó el libro "El espacio de los público: Reflexiones en la pospandemia", coordinado por la legisladora Claudia Neira, donde se invita a reflexionar, debatir y generar herramientas para pensar el diseño de políticas públicas necesarias tras la pandemia. "El Atlas de Espacios Verdes: análisis de datos a gran escala para entender la provisión de espacio público en nuestras ciudades", es el título del primer capítulo del libro, escrito por Antonio Vazquez Brust, Fellow en la Fundación Bunge y Born y creador del Atlas, donde explica la herramienta, los desafíos que presenta y las oportunidades que surgen a partir de ella. El libro es de acceso libre, ingresando acá.
- Navegando entre la innovación científica y las necesidades del mundo real
Por Estanislao Pahn, Analista de Proyectos, y Tomás Milani, Fellow El sistema científico-técnico de Argentina ha tenido grandes aciertos pero al mismo tiempo ha desarrollado algunas limitaciones estructurales que merecen la pena revisar. Por un lado, el país ha logrado consolidarse como un referente científico regional, generando conocimiento internacionalmente reconocido, además de impulsar algunos proyectos de importancia estratégica para el territorio nacional. Sin embargo, la complejidad burocrática de este sistema, en conjunto con la escasa existencia y poca diversidad de instituciones financiadoras, ha causado que los científicos destinen esfuerzo y tiempo excesivo en conseguir recursos económicos para la investigación, los cuales muchas veces resultan insuficientes o llegan tarde y pulverizados por la inflación. Otro aspecto relevante es el principal elemento de evaluación de desempeño en este sistema son las publicaciones o papers destinadas a la comunidad científica internacional. Esta característica, si bien es común a la mayoría de los países y genera un alto grado de calidad en el quehacer científico, puede provocar una desconexión entre los problemas o necesidades locales y los temas que la ciencia global se empeña en discutir, generando conocimiento inerte y huérfano. Además, aunque la investigación aborde temas de relevancia local, el proceso de generación de conocimiento per se no garantiza que el mismo se traslade hacia los actores que lo demandan, generando impactos positivos sobre el terreno. Por estas razones, los científicos jóvenes argentinos se encuentran con estos desincentivos en las primeras etapas de sus carreras, retroalimentando un sistema en el que en algunas oportunidades se desdibuja el para qué y para quién es la ciencia. Es en este contexto que la Fundación Bunge y Born, en el marco de su nueva agenda destinada al Agua de su línea de trabajo de Sustentabilidad, lanzó el concurso “Aguas Claras”. Esta convocatoria pretendió dar respuestas a los problemas mencionados anteriormente, convencidos de que la generación de conocimiento científico y el impacto real no son mutuamente excluyentes. Para ello, buscamos proyectos liderados por científicos en etapas tempranas, que afronten el desafío de salir al mundo real y busquen aliados en gobiernos locales, organizaciones civiles y/o empresas para trabajar conjuntamente. La convocatoria lanzada a mediados del 2022 tuvo como ganadores a ocho proyectos provenientes de instituciones de todo el país. Los mismos recibieron un premio económico y accedieron a un programa de co-creación con la Fundación Bunge y Born con el objetivo de mejorar, acelerar y potencialmente escalar sus proyectos. El desarrollo, hasta ahora, del Programa de Co-creación ha tenido avances significativos: gran parte de los proyectos alcanzaron y/o avanzaron en sus objetivos principales, afianzaron los vínculos con sus aliados locales y desarrollan tareas y actividades en terreno. Sin embargo, la novedad del formato de Aguas Claras -y particularmente sus diferencias con las líneas de financiamiento tradicionales del universo de la ciencia y técnica argentina- supone un desafío y un continuo proceso de aprendizaje. En primer lugar, supone desarrollar un vínculo que supere la usual relación jerarquizada y asimétrica entre institución financiadora y beneficiario. Afianzar una relación horizontal, colaborativa y funcional en virtud de los objetivos del proyecto y de su potencial impacto, requiere un esfuerzo por ambas partes en no recaer en los roles tradicionalmente establecidos para este tipo de colaboraciones. Por otro lado, debido a la propuesta de este concurso, de acelerar los proyectos para alcanzar su escalabilidad, es necesario un alto grado de dedicación y organización por parte de todos los involucrados, a diferencia de un proyecto típico de ciencia y técnica, en el cual pueden transcurrir años entre la aprobación del mismo y su ejecución. Finalmente, en algunos casos, los caminos necesarios para alcanzar los objetivos proyectuales exceden a los participantes directamente involucrados, debido a que implican vínculos con actores no relacionados al proyecto, lo que obliga a contar con la versatilidad, flexibilidad y una alta capacidad de reacción suficientes para encontrar opciones alternativas. El desarrollo de proyectos en el marco de este tipo de convocatorias abre la puerta a pensar nuevos tipos de interacción entre la academia, las organizaciones civiles y los gobiernos en sus distintos niveles. Mediante el concurso Aguas Claras, la Fundación Bunge y Born pretende navegar entre la innovación científica y las demandas del mundo real, sumándose a los procesos de aprendizaje necesarios para aumentar la sustentabilidad de los sistemas humano-naturales y su relación con el agua.
- Una manera diferente de pensar y debatir sobre el recurso del agua en Chubut
La última semana de mayo, parte de nuestro equipo de Sustentabilidad estuvo en las localidades de Trelew y Dolavon, Chubut, para acompañar al proyecto "Encauce Común", una de las iniciativas ganadoras del Concurso Aguas Claras. Este proyecto busca, en pocas palabras, mejorar la gobernanza y la gestión de los caudales, así como la organización del riego. Durante tres días, participamos de distintas jornadas de juegos de simulación cuyo objetivo fue recrear el Valle Inferior del Río Chubut en escala (con una maqueta creada con materiales reciclados), con el objetivo de generar una experiencia de diálogo entre adultos y jóvenes en la búsqueda de soluciones comunes a la gestión del agua local. Durante las actividades se analizaron los usos actuales y potenciales del agua en el Valle, los riesgos ambientales y las soluciones propuestas, y se evaluó su efectividad a largo plazo, teniendo en cuenta las particularidades de cada punto dentro de la cuenca. Los dos meses previos a estas jornadas, se llevó a cabo un programa pedagógico en cinco escuelas secundarias del valle, con el objetivo de generar conciencia ambiental acerca de los usos actuales y potenciales del agua entre los estudiantes. De estas actividades participaron jóvenes y adultos de las localidades de 28 de Julio, Dolavon, Gaiman, Trelew y Rawson. En conjunto, estos municipios que integran el Valle Inferior del Río Chubut, tienen una población de 160 mil habitantes de los cuales más del 80% viven en ciudades. El río Chubut es la principal fuente de agua de la zona, y se encuentra luchando contra sequías, inundaciones, contaminación y picos de turbidez. Por este motivo, en las capacitaciones, se abordaron diferentes tópicos, como el cercamiento de las nacientes en la provincia de Río Negro y la crisis de sequía de 2022. Una vez que finalice el proceso de recolección de información, mediante estas jornadas y capacitaciones, se elaborará, con material audiovisual de difusión y el análisis cualitativo y sistematizado de la experiencia, una narrativa de políticas públicas que sea útil para las instituciones involucradas. Estos procesos de aprendizaje social, que se desprenden de iniciativas de ciencia ciudadana, contribuyen al cambio social a nivel individual y colectivo para construir futuros posibles y sostenibles en nuestros territorios.
- Concurso "Desempolvando Archivos" 2023
El objetivo de este concurso, llevado adelante junto a la Fundación Williams, es colaborar con las instituciones que custodian fondos de archivos en el país para que puedan organizar, describir y poner a disposición del público los acervos documentales que custodian. Podrán presentarse propuestas para dos líneas de financiamiento: Subsidios para diagnóstico destinados a la contratación de un experto en archivística para la evaluación de las colecciones ($ 500.000) Subsidios para la organización, descripción y puesta en acceso de fondos de archivos relevantes (hasta $ 2.000.000) Para más información visitá la Iniciativa para el Fortalecimiento de Archivos.
- Gerardo della Paolera, y la propuesta de unificar los Ministerios de Educación y Economía
El Director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born visitó el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro 2023 y dejó en claro cuál es su visión para dar un salto diferencial educativo en nuestro país INFOBAE, 3 de mayo de 2023.- “Lo más importante que hice en la vida fue enseñar”, contaba Gerardo della Paolera en una entrevista en 2022. El economista, y profesor desde hace 24 años, recordó esa charla con Patricio Zunini, y ahora ambos volvieron a encontrarse en el auditorio de Ticmas para conversar sobre la transformación tecnológica que atraviesa nuestras vidas y en especial el ámbito educativo. Zunini destacó que della Paolera es una de las figuras que “aportan a la educación desde un lugar dentro y fuera del aula” donde el análisis de métricas marca una diferencia para poder establecer nuevos focos. A partir de la entrevista, realizada en el auditorio de Ticmas, se destacan en esta nota algunos puntos para reflexionar sobre una tecnología que muta y atraviesa la forma pensar la educación. Transformar desde la tecnología “La transformación educativa es un tema de una escala enorme”, planteó della Paolera y señaló: “Si uno dice: ‘Estamos en un problema educativo masivo, generalizado en la Argentina’, no es solo pensar en inaugurar escuelas, sino que hay que pensar en aplicar esas tecnologías que se están aplicando. En algunos nichos, la tecnología se tiene que democratizar porque todavía no se ha democratizado (...) Y lo que más bajó de precio en los últimos 30 años es la tecnología, lo que ustedes tienen en el teléfono, cuando yo era joven estaba en una IBM en edificios de 150 mil metros cuadrados y ahora ustedes lo tienen ahí”. El directivo además reflexionó sobre la naturaleza humana y el conflicto que le genera el cambio y “Como saben ustedes bien, el sector de la educación es un sector bastante complejo por todo tipo de datos que involucra, pero yo creo que hay una gran posibilidad para la Argentina”. ¿Ministerio de Economía y Educación? Gerardo della Paolera mencionó una entrevista que le realizaron recientemente --y por la que algunos economistas colegas “salieron a matarlo”-- que él planteó que pondría al Ministerio de Economía y Educación juntos. Y explicó: “A mi me parece que la educación es la verdadera banca de inversión de la Argentina. La banca de inversión lo que te va a hacer lograr es el desarrollo económico con equidad, y que es básicamente, educar desde muy temprano”. Fundación Bunge y Born: una gota en un océano Más de ochenta proyectos se desarrollan en la Fundación que promueve el conocimiento y la innovación en el país. Su director destacó que, si bien son “una gota en el océano de la inversión social; esa gota hay que utilizarla muy bien. Lo que nosotros hacemos es innovación en materia de educación, con alianzas y demás. Y es muy importante medir con datos y con evidencia empírica, ahora voy a explicar las cosas que metemos en una provincia, cuando intervenimos el campo, y luego a través de los resultados ver si funcionó o no funcionó esa introducción de la tecnología” El docente destacó la importancia del proyecto Crianza en red basado en la primera infancia. “Está demostrado internacionalmente por los cientistas de la educación y hasta economistas que el impacto que uno tenga desde el punto de vista de la atención, del cariño, de la empatía de los seis meses a los tres años es bastante fundamental. Es fundamental básicamente para el desarrollo futuro”. Con esa premisa, durante la pandemia, con los espacios de primera infancia cerrados, desde la Fundación tomaron 29 espacios para un muestreo y “armar una aplicación y a través de la teoría conductual bajar un lenguaje para los adultos responsables que están con esos niños y esas niñas; esas crianzas e ir llevándolos con un lenguaje de cómo hay que atenderlos, qué habría que leer, qué hacer, temas de nutrición, o sea, un sinnúmero de variables”. Della Paolera destacó que “tienen un enfoque muy federal, estamos mucho en las provincias, pero acabamos de firmar un convenio con la Ciudad de Buenos Aires, (...) para transferirles la tecnología que hicimos, y transformar en un bien público lo que nosotros hemos hecho”. Y agregó: “Crianza en Red es uno de nuestros proyectos faro que es tremendamente barato y con las provincias estamos empezando a hacer la transferencia de tecnología”. Economistas y docentes: una sinergia Retomando la idea de Ministerio conjunto, Zunini se preguntó qué le puede dar el economista al docente, y della Paolera se sonrió y planteó: “Los economistas no le podemos dar ni siquiera una economía seria al país”. Y más allá de destacar la complejidad de la pregunta señaló: “El economista lo que le da al docente o al especialista en educación es una capacidad de trabajo interdisciplinario. Es una cosa analítica. La economía tiene un aparato analítico un poco más desarrollado que la ciencia social y entonces le da métricas”. También reflexionó: “En Argentina hay muy poca cultura de la métrica. cultura cuantitativa, o sea, los Estados toman decisiones y gastan millones de dólares del BID, del Banco Mundial y no tienen la menor idea de cuál es el impacto”. Y señaló: “El economista tiene el concepto de costo de oportunidad: ¿cuánto es el valor agregado de que un niño juegue en el patio?” “Si vos no cambias la educación hoy, en 20 años, en Argentina, la mochila que tenés, de los que se transforman en adultos, si no la cambiaste, se va a volver mucho más pesada”, indicó “porque el desarrollo económico depende de la educación”. Proyectos: el foco docente y la continuidad “Hay un proyecto que se llama Fenomenautas, que se hace en asociación con Expedición Ciencia, que son todos scholars, que vienen del lado universitario, y entonces se armaron más de 700 cursos a través de apps (...) Y vos tenés, por ejemplo, para enseñar en el laboratorio, química, física y estás utilizando realidad virtual con el laboratorio”, celebró della Paolera. Se trata de una iniciativa que permite un cambio en el enfoque curricular más allá de las autorizaciones necesarias de cada provincia del país. La inteligencia artificial es uno de los focos que se trabajan desde la Fundación tanto en la primaria como en la secundaria. “Estamos teniendo 15.000 docentes con los que trabajamos en distintos niveles y, nos ocupamos mucho de la ruralidad. ¿Por qué la ruralidad? Porque la ruralidad, la utilidad de los estudiantes o los alumnos, representa el ocho por ciento, de lo que es el alumnado total, pero para nosotros como la fundación no tiene el presupuesto de las provincias, entonces eso nos permite pensar que finalmente hacemos un valor agregado rápido”. A la hora de pensar en la continuidad de los proyectos en un año electoral y de posibles cambios de Gobiernos, della Paolera destacó: “En las provincias hay cosas muy sorprendentes. Hay ministros de Educación doctorados acá en la universidad y que han estado 10 o 12 años, a pesar de cambios en la gestión en algunas provincias; no digo todas, ni tampoco quiero estigmatizar. Hemos notado una estabilidad bastante interesante y de muy buena calidad”. Otro de los grandes proyectos que mencionó el Directivo es SPARK, un festival de ideas creativas para la resolución de problemas educativos con el que estuvieron trabajando en Mendoza, más allá de la complejidad por tratarse de un año electoral. 10 millones de dólares “¿Si tuvieras diez millones de dólares para invertir en educación, en qué los invertirías?”, preguntó Patricio Zunini. Gerardo della Paolera planteó: “Creo que trataría de hacer diez o doce polos científicos en provincias donde se empiezan a educar a las nuevas maestras y maestros”. Y agregó: “Que haya tolerancia por parte de la política, los sindicatos y demás (...) Haría formación docente, pero de vanguardia”. La idea, dijo, podría tener un enfoque metastásico positivo, que generarara un efecto derrame mucho más fuerte.
- Un desafío actual: Las humanidades, frente a la disrupción tecnológica
La fascinación por la inteligencia artificial parece soslayar el papel clave que cumplen la filosofía y otras disciplinas para fomentar el espíritu crítico y la cultura democrática Iván Petrella*, para La Nación LA NACIÓN, 14 de mayo de 2023.- "¿Dónde estás?", le pregunta Dios a Adán en el Génesis. El filósofo Martin Buber señala que Dios no indaga sobre la ubicación física del primer hombre, ni sobre su conducta y proceder. Dios, al ser Dios, ya sabe todo lo que hay para saber, por lo que la pregunta bíblica no busca aprender algo nuevo sino generar un efecto en el interlocutor; la pregunta está dirigida a toda la humanidad con el fin de que evaluemos nuestras vidas. ¿Quiénes somos? y ¿quiénes queremos ser? son preguntas que requieren de respuestas individuales y colectivas. Evitar la respuesta, es, en sí mismo, una respuesta. ¿Quiénes somos? y ¿quiénes queremos ser? son las dos preguntas centrales de las humanidades. Cobran mayor urgencia en tiempos de transición y de cambio, cuando las ideas y los conceptos heredados para entender la sociedad y nuestra propia humanidad pierden utilidad. Hay momentos en los que el pensamiento atrasa en relación con la realidad; momentos, en palabras de Antoine de Saint-Exupéry en Viento, arena y estrellas, donde “para entender el mundo de hoy usamos un lenguaje creado para expresar el mundo de ayer”. Estamos en el umbral de una gran transformación política, económica y social impulsada por el auge de tecnologías como la inteligencia artificial, la edición génica y la biotecnología. Toda tecnología disruptiva impacta en la organización de la sociedad. El arco y flecha, al permitir a los humanos matar a distancia, reconfiguró la relación con el entorno. Lo mismo ocurre hoy. La disrupción tecnológica cambió, por ejemplo, el equilibrio de poder del último siglo entre ciudadanos y autoridades. Se ve claramente en los medios: vía las redes sociales se puede llegar a millones de personas sin necesidad de pasar por editores, diarios ni noticieros. Y se ve en la política con el auge de figuras que aparecen por afuera de los grandes partidos y que usan estas herramientas para difundir sus mensajes y movilizar a la ciudadanía. Más profundamente, estos desarrollos tecnológicos llevaron a una disociación entre el tiempo personal, íntimo, de las personas, y el tiempo político que impacta y seguirá impactando en el funcionamiento de las democracias. La satisfacción de deseos y necesidades en la esfera personal es inmediata: una compra, una película, un libro y hasta buscar pareja están al alcance de un botón. Pero los tiempos políticos en democracia son otros. Implementar políticas públicas requiere de evaluación, generación de consensos, de pasos adelante y marchas atrás; la experiencia democrática es lenta y ardua, a contramano de lo que se vive en la esfera personal. El impacto en las expectativas de los ciudadanos es enorme. El auge de la tecnología digital y de la inteligencia artificial no solo impacta en la política y pone en jaque a las democracias, también reconfigura la realidad de la economía y de las empresas. Las empresas dominantes ya no son Exxon o Procter and Gamble sino Apple, Google, Microsoft o Amazon. Hasta Starbucks es cada vez más una compañía cuyos insumos son los datos y la tecnología. La inteligencia artificial es una “tecnología de uso general”, herramientas de almacenamiento y fundamentalmente análisis de enormes bancos de datos, en busca de patrones, secuencias y correlaciones que son invisibles al ojo humano. Pero es su combinación con otras esferas de conocimiento, en particular con la biología, lo que lleva a imaginar cambios radicales en las próximas décadas. En 2018 nacieron en China los primeros seres humanos modificados genéticamente, un hito que pocos años atrás hubiera sido imaginable solo en ciencia ficción. Para George Church, profesor de genética en la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y uno de los científicos en la vanguardia de la edición génica, esto fue solo el primer paso en la futura modificación de nuestra especie. En sus presentaciones y ponencias, Church resalta modificaciones al genoma que otorgarían, en un futuro cercano, cualidades tales como huesos ultrarresistentes, mayor musculatura, insensibilidad al dolor o baja propensión a distintas enfermedades, entre otras. Cuanto mayor sea nuestra comprensión del genoma y de la relación entre distintos genes, mayor será también nuestra capacidad de modificación sin temor a efectos secundarios. Ahí es donde la inteligencia artificial juega un papel central. En hospitales de Estados Unidos y otros países desarrollados es cada vez más común secuenciar genéticamente a recién nacidos. Una de las grandes promesas y amenazas que enfrentarán las próximas generaciones surge de la combinación de esa información –big data sobre nuestro ADN– con algoritmos capaces de detectar enfermedades o capacidades extraordinarias de origen genético, sumado a la creciente capacidad de modificar nuestro genoma. En las palabras de Joseph Aoun, presidente de la Universidad de Northeastern, “las máquinas nos ayudarán a explorar el universo, pero los seres humanos se enfrentarán a las repercusiones de los descubrimientos”. ¿Cómo manejar estas nuevas capacidades? Los cambios tecnológicos impactarán en nuestra comprensión de nosotros mismos y en la organización de la sociedad. En su ensayo sobre inteligencia artificial, Cómo termina la Ilustración, Henry Kissinger resalta que “la Ilustración nació con ideas esencialmente filosóficas difundidas por una nueva tecnología [la imprenta]. Nuestra época se mueve en la dirección opuesta. Ha generado una tecnología potencialmente dominante en busca de una filosofía que la oriente”. Para el filósofo español Daniel Innerarity, vivimos en un mundo que cambia tan velozmente que la experiencia del pasado, la referencia tradicional usada para evaluar circunstancias nuevas, tiene cada vez menos utilidad. Por eso, dice, “aprender del futuro” es la mejor forma de suplir “la enorme desproporción entre lo que sabemos y lo que deberíamos saber para arreglar los problemas que plantea una sociedad de nuestra naturaleza”. Y Shannon Vallor, directora del Center for Technomoral Futures en el Edinburgh Futures Institute de la Universidad de Edimburgo, escribe en su Tecnología y las virtudes que “predecir la forma general de las innovaciones del mañana no es nuestro mayor reto: mucho más difícil y significativo es el trabajo de averiguar qué haremos con estas tecnologías una vez que las tengamos, y qué harán con nosotros”. Para estos pensadores, el impacto social y humano de la disrupción será tan grande que requiere de una filosofía rectora. ¿Qué hacer con estas tecnologías? y ¿qué harán con nosotros? son preguntas que trascienden respuestas meramente técnicas: tienen que ver con valores y visiones del bien. ¿Dónde estás?, preguntó Dios a Adán. ¿Quiénes somos?, ¿Quiénes queremos ser?, debemos preguntarnos hoy, y son eminentemente preguntas para las humanidades. En el mundo El debate sobre el futuro de las humanidades es coyuntural y candente, con diversas posturas dentro de distintas discusiones. Una discusión se centra en su relevancia hacia el futuro. Están quienes creen que las humanidades se volvieron anacrónicas en un mundo dominado por la tecnología y en el que, se dice, lo que más debería preocupar a las universidades y a sus alumnos son las posibilidades de salida laboral. En 2015, 50 universidades japonesas cerraron o achicaron sus facultades de humanidades después de que el ministro de Educación, Hakuban Shimomura, instara a los centros de enseñanza superior del país a ofrecer una “educación más práctica y profesional que se anticipe mejor a las necesidades de la sociedad”. En Canadá, la Universidad de Alberta hizo lo mismo con 20 programas de humanidades y la Universidad de Middlesex, en el Reino Unido, cerró su programa de filosofía. La crisis económica surgida de la pandemia aceleró estas decisiones. En 2020, la Universidad de Illinois Wesleyan, cuyo presidente es una reconocida académica en estudios clásicos, cerró ese programa y analizó el cierre de religión, francés e italiano, y en 2021 la Universidad de Kansas anunció que cerraba sus programas de humanidades. Desde ya, no todos creen que las humanidades están condenadas a la irrelevancia. En Francia, Jean-Michel Blanquer, entonces ministro de educación de Emmanuel Macron, restableció la enseñanza de latín, griego y filosofía en la educación pública. Según Blanquer, “cuando el mundo tuvo que repensar su propia lógica en los siglos XVI y XVII con el descubrimiento de las Américas y la invención de la imprenta, hubo al mismo tiempo un redescubrimiento de la Antigüedad, de los clásicos. No es casualidad. Hay que pensar de dónde venimos para ver adónde vamos”. Para él, “la gran pregunta de nuestra época es en qué medida un mundo más tecnológico puede ser un mundo más humano. Y la educación es la primera respuesta a esta pregunta […]. Supone este equilibrio entre las raíces y las alas”. Desde este punto de vista, limitar la enseñanza de humanidades nos dejaría sin brújula precisamente cuando más la necesitamos. No sorprende, entonces, que para algunos pensadores el hecho de que muchas democracias hoy parezcan a la deriva e incapaces de hacer frente a autocracias que buscan competir con ellas, no solo ya en la eficacia para resolver problemas sino también hasta ideológicamente, se debe en parte al menos a la marginación de las humanidades. Para la filósofa Martha Nussbaum, por ejemplo, con el abandono de las humanidades se pierde la principal herramienta para enseñar las virtudes que hacen a la buena ciudadanía. En Not for Profit: Why Democracy Needs the Humanities, se queja del énfasis actual en educar en vistas exclusivas al empleo, a expensas de las humanidades: “Las naciones de todo el mundo –escribe– pronto estarán produciendo generaciones de máquinas útiles, en lugar de ciudadanos completos que puedan pensar por sí mismos, criticar la tradición y comprender el significado de los sufrimientos y logros de otra persona”. Sin disciplinas como literatura, historia y filosofía no se podría combatir el retroceso democrático, las fallas en el funcionamiento de democracias y la caída en la aprobación y la importancia que la población le otorga a vivir en democracia. En el plan nacional de inteligencia artificial francés encontramos también la interconexión entre saber humanístico y tecnología. Según Macron, si la inteligencia artificial viene a cambiar la sociedad de manera tan radical como se supone, su desarrollo no puede quedar en manos exclusivamente de empresas del sector privado (el modelo estadounidense) o de un país con nulo apego a valores democráticos (el modelo chino). En ambos casos, falta el marco de valores desde donde evaluar el crecimiento y la implementación de la tecnología. Por eso, Macron insiste con que su “país sea el lugar donde se construya esta nueva perspectiva de la IA, sobre la base de la interdisciplinariedad: esto significa cruzar las matemáticas, las ciencias sociales, la tecnología y la filosofía. Eso es absolutamente fundamental”. Desde el punto de vista de Macron, la interdisciplinariedad permite prever problemas. Hoy, por ejemplo, gracias al escándalo de Cambridge Analytica sabemos que la privacidad de datos es un problema; y después de que un auto autónomo de Uber matara a un peatón sabemos que hace falta un marco legal para los autos autónomos. La mejor manera de que la innovación no se vea bloqueada por problemas imprevistos, dice Macron, es anticiparse a los dilemas que trascienden lo estrictamente tecnológico, “diseñando desde un principio los límites éticos y filosóficos”. Algo que casi siempre pasa de largo en el debate sobre el futuro de las humanidades es el hecho que empiezan a tener cada vez mayor peso en los nuevos centros dedicados a estudiar el impacto de la disrupción tecnológica en la sociedad. Ya mencioné el Center for Technomoral Futures liderado por Shannon Vallor, filósofa especializada en virtue ethics, escuela de pensamiento derivada de la filosofía greco-romana. El nuevo Institute for Ethics in AI de la Universidad de Oxford tiene como mandato “reunir a los principales filósofos del mundo y otros expertos en humanidades con los desarrolladores y usuarios de la inteligencia artificial”. El Stanford Center for Human Centered Artificial Intelligence, inaugurado en 2019, puso a las humanidades en el centro de su estructura e investigación: uno de sus dos directores es John Etchemendy, filósofo y profesor en la Escuela de Humanidades; un tercio de sus directores asociados viene de disciplinas humanísticas, y entre sus fellows de investigación hay historiadores, artistas, filósofos y expertos en relaciones internacionales. Una segunda discusión en torno a las humanidades es más acotada y tiene que ver con el impacto de la digitalización y el surgimiento de las “humanidades digitales”. Al mismo tiempo que muchas universidades acotan sus programas humanísticos, también reciben donaciones enormes para fomentar la disciplina de data science. El más ambicioso es el MIT, que invirtió mil millones de dólares en una nueva facultad. La Universidad de California en Berkeley recibió 252 millones de dólares, la donación más grande de su historia, para el mismo fin; y lo mismo sucedió en la Universidad de Pensilvania con 120 millones de dólares. La ciencia de datos es intrínsecamente interdisciplinaria porque el insumo –los datos– puede provenir de cualquier ámbito: desde los flujos de tráfico en distintos horarios en una ciudad hasta la frecuencia y el contexto del uso de la sinécdoque en la obra de Shakespeare. Hay quienes ven su aplicación a las humanidades como un peligro. Para la historiadora Jill Lepore, por ejemplo, el reemplazo de la tradición interpretativa de disciplinas como la literatura, la historia o la filosofía por acumulación de datos lleva a que pierdan su esencia, la capacidad de reflexión sobre la condición humana. Mayor cantidad de datos, insiste, no equivale necesariamente a mayor conocimiento. Tiene razón. Sin embargo, “los poderes computacionales del reconocimiento de patrones, del análisis de redes, de la visualización, poderes que superan lo que la mente humana puede hacer por sí sola” no deben verse como un reemplazo de la necesidad de interpretación. Como resalta Dan Sinykin, las disciplinas humanísticas siempre hicieron uso de datos. Lo que cambió con la revolución digital es la cantidad a disposición y la capacidad para evaluarlos y buscar conexiones. Las humanidades digitales son una extensión de las humanidades tradicionales; allí el aspecto digital surge como refuerzo, y no como reemplazo, de las metodologías tradicionales. ¿Están, entonces, las humanidades en crisis? Sin duda, el financiamiento para departamentos universitarios en disciplinas como la literatura, la antropología, la filosofía y otros se achicó. Pero al mismo tiempo son piedras fundacionales de los programas de investigación de centros académicos en la vanguardia del análisis y desarrollo de las nuevas tecnologías. El impacto político, ético y humano de la disrupción tecnológica es una de las discusiones globales más candentes de la actualidad. Las humanidades, como casi todo ante los cambios que vivimos, están al mismo tiempo en transición y en ebullición. Realismo y profecía Hay al menos tres maneras de entender el papel de las humanidades en el mundo actual. En primer lugar, las humanidades digitales vinieron para quedarse. La disrupción digital provee y proveerá a sucesivas generaciones de investigadores de un archivo de palabras, imágenes y sonidos inimaginable hace poco más de una década, y eso aumenta la capacidad de acceso e investigación. Este tsunami de datos necesita de bibliotecarios, archiveros, museólogos –entre muchos otros– que puedan desarrollar modos de recopilación y preservación acordes a esta nueva era. Las opciones no deberían ser desfinanciar a las disciplinas humanísticas o suponer que nada cambió, que se puede trabajar de la misma manera que en el siglo pasado. En segundo lugar, las humanidades también emergen como un ancla de referencia en un mundo que cambia cada vez más velozmente. Esto es lo que podría denominarse el modelo francés, aunque se puede ver también en los nuevos centros de estudio sobre inteligencia artificial en el mundo anglosajón. Nos referimos no a respuestas en el sentido de respuestas fijas –más bien lo contrario– sino a la reflexión en torno a preguntas antiguas que han recobrado urgencia: ¿quiénes somos?, ¿quiénes queremos ser? “Conócete a ti mismo,” decía Sócrates. ¿Cambia esa pregunta cuando, gracias a la revolución digital, una empresa o un Estado puede inferir la orientación sexual de una persona incluso antes que ella misma? Finalmente, las humanidades juegan un papel central en inculcar cualidades importantes para navegar la actualidad. Fomentan el pensamiento crítico, la flexibilidad cultural, la empatía y la imaginación narrativa, centrales a la formación de ciudadanos con cultura democrática, último sostén de las instituciones dentro de las cuales convivimos. Las humanidades brindan a la vez realismo y profecía. Mirarse al espejo con detenimiento; examinar, interrogar, escuchar, aprender: eso es realismo, dejar atrás el autoengaño. Pero el verdadero realista sabe que el cambio siempre es posible. Por muy asfixiante que pueda parecer el statu quo, “hay una grieta en todo”, como canta Leonard Cohen, “y así es como entra la luz”. La tarea es encontrar esa luz, identificando esas grietas y forzarlas a abrirse. * El autor es director de cultura, humanidades e industrias creativas en la Fundación Bunge y Born.
- Con la visita de Maurice Benayoun, comenzó "Presente Continuo"
El artista francés Maurice Benayoun, radicado en Hong Kong, visitó Buenos Aires en el marco del Programa "Presente Continuo" organizado por la Fundación Bunge y Born, Fundación Williams y la colaboración de Fundación Andreani. Durante su visita, dictó un Workshop para 35 artistas, tecnólogos y científicos de todo el país que fueron seleccionados a partir de una convocatoria federal en la que se recibieron más de 80 postulaciones. "Presente Continuo" es un programa de formación que trabaja en los cruces entre arte, ciencia y tecnología. En este sentido, el trabajo de Maurice Benayoun constituye una investigación crítica de las mutaciones en la sociedad contemporánea inducidas por las tecnologías emergentes o recientemente adoptadas en el marco de la cuarta Revolución Industrial. Durante el Workshop, el artista presentó un recorrido por sus obras hasta llegar a sus producciones más recientes realizadas con algoritmos e inteligencia artificial. Su amplio recorrido permitió explorar el modo en que sus obras se asocian con distintos medios: video, gráficos por computadora, realidad virtual inmersiva, internet, performance, impresión 3D, instalaciones de arte en el espacio urbano a gran escala y exhibiciones interactivas. Después de la presentación, los participantes se reunieron en grupos para trabajar en ejercicios de proyectos a partir de tópicos propuestos por Benayoun cuyos ejes eran: Diseño conductual, Arte Generativo; Inteligencia Artificial; Arte transaccional; electroencefalografía (cómo dar sentido a las ondas cerebrales en la creación artística); Robótica y Arte en el Espacio público. Luego, realizaron una presentación colectiva donde recibieron feedback de las propuestas. En la tercera jornada, llevada a cabo el jueves 11, Benayoun dictó una masterclass abierta al público donde presentó sus obras más recientes, a la que asistieron alumnos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA, artistas y referentes del tema. Su visita fue el inicio del programa "Presente Continuo", donde se busca generar un espacio de formación con artistas de todo el país e instalar las nuevas problemáticas de estos campos de estudio. A lo largo de este año, además de la visita de Benayoun, vendrán a Buenos Aires el artista e investigador brasileño Guto Nóbrega y el artista mexicano-canadiense Rafael Lozano Hemmer.
- Fenomenautas: formas creativas de enseñar ciencia en las escuelas
En el marco del crecimiento del proyecto, y con el objetivo de dar a conocer Fenomenautas a nivel nacional, desde la Fundación Bunge y Born, junto a la Asociación Civil Expedición Ciencia, llevamos adelante tres jornadas de capacitación destinadas a docentes de Ciencias Naturales de nivel primario de las provincias de Salta, La Rioja y Mendoza. Estas acciones de estímulo y difusión son el resultado de convenios firmados con las provincias, y parte del plan de trabajo que desarrollaremos de forma conjunta durante los próximos años a fin de que los docentes enseñen ciencia de forma innovadora. El 21 de abril visitamos la provincia de Salta, donde 250 docentes participaron de las instancias de capacitación: “Fenomenautas: mapas para el viaje de la ciencia en el aula”, basadas en la importancia de traer el fenómeno al aula y en la relación entre las ideas y los fenómenos, y en dar a conocer la plataforma. El primer día de capacitación se desarrolló en el Centro Cultural "13 de Febrero" de Gral. Güemes, y contó con la presencia autoridades de la Agencia de Promoción Científica e Innovación Tecnológica del Ministerio de Educación y con la supervisora del nivel primario de Güemes y Salta. Al día siguiente, se realizó la segunda jornada en el Hogar Escuela de la ciudad de Salta, donde estuvo presente el Secretario de Modernización de la provincia, Martín Güemes. “Valoro la posibilidad de acceder a una comunidad de ciencias y un bagaje de recursos para enriquecer las prácticas docentes.” destacó María, docente salteña. El 26 de abril realizamos la segunda jornada de capacitación, en este caso virtual, denominada: "Ciencias naturales en la escuela primaria: de los fenómenos a las ideas", con 190 docentes de La Rioja. “Me llevo como recurso esencial la página web de Fenomenautas, en la cual encontré muchísimo material de uso cotidiano en el aula que es súper interesante”, comentó Susana, docente de La Rioja. La tercera jornada de capacitación se llevó a cabo a comienzos del mes de mayo, en este caso, en las ciudades de Mendoza y San Rafael, con el apoyo de la Dirección General de Escuelas de la provincia. Las actividades se realizaron el 5 y 6 de mayo en el Centro de Congresos y Exposiciones de San Rafael, y en la Universidad de Congreso en el centro de Mendoza, respectivamente, y participaron más de 200 docentes de Ciencias Naturales de segundo ciclo de nivel primario. En esta oportunidad, la bienvenida estuvo a cargo de Walter Lino, Director de Programas para la Inclusión y la Equidad, y de Patricio Cabral, jefe de gabinete de la Dirección General de Escuelas. También participó Leandro Rodríguez, del equipo técnico en la Dirección de Planeamiento de Calidad Educativa, quien fue un interlocutor esencial para el desarrollo de las actividades en la provincia. Al cierre de cada jornada, los docentes agradecieron la propuesta de capacitación dinámica, la diversión y el aprendizaje, y un reconocimiento especial a los equipos de las organizaciones que estuvieron presentes: Pablo Salomón, Nadia Goldweic y Silvina Vidal, por Expedición Ciencia, y Teresa Blanco, Victoria Giambroni Dalcol y Valentín Starosta, por la Fundación Bunge y Born.
- Diseño Argentino Exponencial (DAE)
Desde la Fundación Bunge y Born presentamos Diseño Argentina Exponencial (DAE), un programa que realizamos junto con el British Council, que busca potenciar el crecimiento y desarrollo de las industrias creativas nacionales mediante la formación, el mentoreo y la posibilidad de concursar como beneficiario para uno de los hasta 3 (tres) Fondos de Capital Semilla. En el marco del Creative Bootcamp, este programa de diseño intensivo gratuito esta dirigido a empresas y emprendimientos argentinos del sector del diseño y la creatividad, con más de 3 años de trayectoria, que deseen fortalecer sus ideas o modelos de gestión de sus proyectos vinculados a: Aspectos de desarrollo sostenible. Sustentabilidad. Impacto social. Ciencia y tecnología. Diseño Industrial y de Producto. Diseño de Moda. Diseño de textiles (para interiorismo). Productos gráficos. Artesanía contemporánea. Desarrollo de materiales diferenciados. Productos con desarrollo científico y/o tecnológico. Diseño diferenciado e innovación. En esta primera edición de DAE, se becarán 15 proyectos beneficiarios de un ciclo que se llevará a cabo en modalidad virtual -con cierre presencial- por medio de clases magistrales y mentorías impartidas por profesionales argentinos, latinoamericanos y británicos, con una duración total de más de 100 horas durante un plazo de 6 meses. Durante los meses de Mayo a Septiembre 2023 se realizará una formación y mentoreo virtual mediante una plataforma con traducción en simultáneo, cuya demanda temporal consta de 3 días mensuales. En el mes de Octubre 2023, se llevará a cabo un evento presencial de 3 días en Ciudad de Buenos Aires. La fecha límite para postular es el 19 Mayo de 2023. Ingresá acá.
- Concurso Aguas Claras: Taller participativo con la comunidad de Morse, provincia de Buenos Aires
Acompañamos el Taller Participativo de vecinos en la localidad de Morse, Junín, para concientizar sobre la importancia de instalar humedales artificiales como respuesta a la ausencia de una planta de saneamiento. La jornada se realizó en el centro cívico de la localidad y concurrieron funcionarios de la Subsecretaría de Medio Ambiente del Municipio, autoridades de la UNNOBA y el CIT NOBA, con el objetivo de dialogar posibles soluciones al tratamiento de desechos cloacales. Estuvieron presentes: Cecilia Laffaye, subsecretaria de Medio Ambiente del Municipio; Romina Schiaffino, del Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la provincia de Buenos Aires (CIT NOBA); Matilde Calaza, delegada de Morse; y Victoria Huerta y Estanislao Pahn por parte de la Fundación Bunge y Born. El propósito del taller fue interiorizar a los vecinos de la comunidad sobre este proyecto que busca ensayar alternativas para el tratamiento de dichos residuos, con el propósito de prevenir la contaminación de suelos, cuerpos de agua subterráneos y superficiales. "Estamos muy contentos de participar de esta iniciativa. Tratamos de aportar nuestro granito de arena para ver si con estos ensayos podemos obtener información y experimentación necesaria para, en un futuro, construir humedales artificiales a gran escala que sean funcionales para el total de los desechos cloacales que se generan en Morse, con la idea también de que sea algo replicable para otras localidades del país”, sostuvo Romina Schiaffino. Actualmente, Morse no posee red colectora cloacal ni planta depuradora. Las aguas residuales de cada domicilio se vierten en pozos absorbentes (o pozos ciegos) que son vaciados con camiones atmosféricos, recolectando aproximadamente 6.000 litros/día de desechos cloacales. En suelos arcillosos, los pozos se impermeabilizan por el contenido de grasas y jabones, aumentando la necesidad de ser vaciados con mayor frecuencia. Los líquidos extraídos poseen concentraciones elevadas de contaminantes (materia orgánica, nutrientes, patógenos) y son volcados en plantas de tratamiento que no están diseñadas para recibirlos. Esta situación, sumada a otras descargas de aguas residuales domésticas con nulo o escaso tratamiento, contamina las aguas de ríos, lagunas y napas, afectando su utilización para actividades recreativas, pesca, riego, agua de consumo. Desde el Laboratorio de Limnología, Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (CITNOBA, UNNOBA-UNSAdA-CONICET), en colaboración con el Municipio de Junín, la Delegación Municipal y la Cooperativa de la localidad de Morse presentaron un proyecto que resultó ganador del Concurso Aguas Claras. Este proyecto está impulsando un ensayo a escala piloto, que utiliza humedales artificiales para tratar parte del material extraído por los camiones atmosféricos de Morse. La información obtenida en este experimento servirá para el diseño de un humedal artificial, adaptado a las condiciones de la región, a escala para toda la población de Morse. La tecnología LSP (Lecho de Secado con Plantas) utiliza humedales construidos/artificiales para separar los sólidos y los líquidos de los lodos y tratar ambas matrices por separado. En el ensayo piloto planteado, cada LSP recibe lodos de los camiones un día por semana. En los seis días de descanso entre aplicaciones, el agua infiltra y sale por el drenaje del fondo y los sólidos se acumulan y deshidratan en la superficie del humedal. "Es una tecnología que acá prácticamente no se utiliza, pero hay mucha experiencia verificada en el mundo y es una posibilidad de solución para un problema que no es propio solo de Morse, sino que ocurre en todos los pueblos y ciudades de la República Argentina", destacó Alejandro Mariñelarena, científico e investigador de la UNLP.
- Gerardo della Paolera, y la propuesta de unificar los Ministerios de Educación y Economía
El Director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born visitó el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro 2023 y dejó en claro cuál es su visión para dar un salto diferencial educativo en nuestro país. Gerardo della Paolera en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro 2023 (foto: Agustín Brashich) Por Mariana Kozodij INFOBAE, 3 de Mayo, 2023. - “Lo más importante que hice en la vida fue enseñar”, contaba Gerardo della Paolera en una entrevista en 2022. El economista, y profesor desde hace 24 años, recordó esa charla con Patricio Zunini, y ahora ambos volvieron a encontrarse en el auditorio de Ticmas para conversar sobre la transformación tecnológica que atraviesa nuestras vidas y en especial el ámbito educativo. Zunini destacó que della Paolera es una de las figuras que “aportan a la educación desde un lugar dentro y fuera del aula” donde el análisis de métricas marca una diferencia para poder establecer nuevos focos. A partir de la entrevista, realizada en el auditorio de Ticmas, se destacan en esta nota algunos puntos para reflexionar sobre una tecnología que muta y atraviesa la forma pensar la educación. Transformar desde la tecnología “La transformación educativa es un tema de una escala enorme”, planteó della Paolera y señaló: “Si uno dice: ‘Estamos en un problema educativo masivo, generalizado en la Argentina’, no es solo pensar en inaugurar escuelas, sino que hay que pensar en aplicar esas tecnologías que se están aplicando. En algunos nichos, la tecnología se tiene que democratizar porque todavía no se ha democratizado (...) Y lo que más bajó de precio en los últimos 30 años es la tecnología, lo que ustedes tienen en el teléfono, cuando yo era joven estaba en una IBM en edificios de 150 mil metros cuadrados y ahora ustedes lo tienen ahí”. El directivo además reflexionó sobre la naturaleza humana y el conflicto que le genera el cambio y “Como saben ustedes bien, el sector de la educación es un sector bastante complejo por todo tipo de datos que involucra, pero yo creo que hay una gran posibilidad para la Argentina”. Gerardo della Paolera en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro 2023 ¿Ministerio de Economía y Educación? Gerardo della Paolera mencionó una entrevista que le realizaron recientemente --y por la que algunos economistas colegas “salieron a matarlo”-- que él planteó que pondría al Ministerio de Economía y Educación juntos. Y explicó: “A mi me parece que la educación es la verdadera banca de inversión de la Argentina. La banca de inversión lo que te va a hacer lograr es el desarrollo económico con equidad, y que es básicamente, educar desde muy temprano”. Fundación Bunge y Born: una gota en un océano Más de ochenta proyectos se desarrollan en la Fundación que promueve el conocimiento y la innovación en el país. Su director destacó que, si bien son “una gota en el océano de la inversión social; esa gota hay que utilizarla muy bien. Lo que nosotros hacemos es innovación en materia de educación, con alianzas y demás. Y es muy importante medir con datos y con evidencia empírica, ahora voy a explicar las cosas que metemos en una provincia, cuando intervenimos el campo, y luego a través de los resultados ver si funcionó o no funcionó esa introducción de la tecnología”. El docente destacó la importancia del proyecto Crianza en red basado en la primera infancia. “Está demostrado internacionalmente por los cientistas de la educación y hasta economistas que el impacto que uno tenga desde el punto de vista de la atención, del cariño, de la empatía de los seis meses a los tres años es bastante fundamental. Es fundamental básicamente para el desarrollo futuro”. Con esa premisa, durante la pandemia, con los espacios de primera infancia cerrados, desde la Fundación tomaron 29 espacios para un muestreo y “armar una aplicación y a través de la teoría conductual bajar un lenguaje para los adultos responsables que están con esos niños y esas niñas; esas crianzas e ir llevándolos con un lenguaje de cómo hay que atenderlos, qué habría que leer, qué hacer, temas de nutrición, o sea, un sinnúmero de variables”. Della Paolera destacó que “tienen un enfoque muy federal, estamos mucho en las provincias, pero acabamos de firmar un convenio con la Ciudad de Buenos Aires, (...) para transferirles la tecnología que hicimos, y transformar en un bien público lo que nosotros hemos hecho”. Y agregó: “Crianza en Red es uno de nuestros proyectos faro que es tremendamente barato y con las provincias estamos empezando a hacer la transferencia de tecnología”. Gerardo della Paolera en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro 2023 Economistas y docentes: una sinergia Retomando la idea de Ministerio conjunto, Zunini se preguntó qué le puede dar el economista al docente, y della Paolera se sonrió y planteó: “Los economistas no le podemos dar ni siquiera una economía seria al país”. Y más allá de destacar la complejidad de la pregunta señaló: “El economista lo que le da al docente o al especialista en educación es una capacidad de trabajo interdisciplinario. Es una cosa analítica. La economía tiene un aparato analítico un poco más desarrollado que la ciencia social y entonces le da métricas”. También reflexionó: “En Argentina hay muy poca cultura de la métrica. cultura cuantitativa, o sea, los Estados toman decisiones y gastan millones de dólares del BID, del Banco Mundial y no tienen la menor idea de cuál es el impacto”. Y señaló: “El economista tiene el concepto de costo de oportunidad: ¿cuánto es el valor agregado de que un niño juegue en el patio?” “Si vos no cambias la educación hoy, en 20 años, en Argentina, la mochila que tenés, de los que se transforman en adultos, si no la cambiaste, se va a volver mucho más pesada”, indicó “porque el desarrollo económico depende de la educación”. Proyectos: el foco docente y la continuidad “Hay un proyecto que se llama Fenomenautas, que se hace en asociación con Expedición Ciencia, que son todos scholars, que vienen del lado universitario, y entonces se armaron más de 700 cursos a través de apps (...) Y vos tenés, por ejemplo, para enseñar en el laboratorio, química, física y estás utilizando realidad virtual con el laboratorio”, celebró della Paolera. Se trata de una iniciativa que permite un cambio en el enfoque curricular más allá de las autorizaciones necesarias de cada provincia del país. La inteligencia artificial es uno de los focos que se trabajan desde la Fundación tanto en la primaria como en la secundaria. “Estamos teniendo 15.000 docentes con los que trabajamos en distintos niveles y, nos ocupamos mucho de la ruralidad. ¿Por qué la ruralidad? Porque la ruralidad, la utilidad de los estudiantes o los alumnos, representa el ocho por ciento, de lo que es el alumnado total, pero para nosotros como la fundación no tiene el presupuesto de las provincias, entonces eso nos permite pensar que finalmente hacemos un valor agregado rápido”. A la hora de pensar en la continuidad de los proyectos en un año electoral y de posibles cambios de Gobiernos, della Paolera destacó: “En las provincias hay cosas muy sorprendentes. Hay ministros de Educación doctorados acá en la universidad y que han estado 10 o 12 años, a pesar de cambios en la gestión en algunas provincias; no digo todas, ni tampoco quiero estigmatizar. Hemos notado una estabilidad bastante interesante y de muy buena calidad”. Otro de los grandes proyectos que mencionó el Directivo es SPARK, un festival de ideas creativas para la resolución de problemas educativos con el que estuvieron trabajando en Mendoza, más allá de la complejidad por tratarse de un año electoral. Gerardo della Paolera en el auditorio de Ticmas en la Feria del Libro 2023 10 millones de dólares “¿Si tuvieras diez millones de dólares para invertir en educación, en qué los invertirías?”, preguntó Patricio Zunini. Gerardo della Paolera planteó: “Creo que trataría de hacer diez o doce polos científicos en provincias donde se empiezan a educar a las nuevas maestras y maestros”. Y agregó: “Que haya tolerancia por parte de la política, los sindicatos y demás (...) Haría formación docente, pero de vanguardia”. La idea, dijo, podría tener un enfoque metastásico positivo, que generarara un efecto derrame mucho más fuerte












