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  • ¡Felicitaciones a los ganadores del Desafío Spark 2020!

    En este año tan particular que atravesamos, invitamos a docentes, directores y supervisores a que nos compartan propuestas innovadoras, pensadas para lograr la continuidad pedagógica de los alumnos, que hayan implementado o quieran implementar en el marco del aislamiento y la pandemia. Recibimos más de 50 proyectos de 19 provincias de todo el país. ¡Muchas gracias a todos los equipos que participaron! Felicitaciones a las escuelas ganadoras de este año: Escuela “Capitán Gabriel del Valle”, Córdoba CEMR Sede Cipolletti, Río Negro Escuela N° 321 “Cabo 1° Dardo de Perez”, Tucumán Escuela N° 179 "Misión jesuítica Santa Maria", Misiones Escuela N° 44 "Provincia de Salta", Buenos Aires Escuela Nº 66 "Bartolito Mitre", Entre Ríos Escuela Nº 35 "José Lamas", Buenos Aires IPEAM N° 221 "San Carlos", Córdoba EESA N° 1 "Ezequiel Martinez Estrada", Buenos Aires Escuela agrotécnica “La Granja”, Santiago del Estero EETP N° 486 "Francisco Netli", Santa Fe Escuela "Juan Bautista Alberdi", Córdoba Escuela "Monte Grande", Tucumán Escuela N° 751 Teniente General Juan Carlos Sánchez, Santiago del Estero Escuela N° 4346 "Nuestra Señora de Guadalupe", Salta Escuela N° 898 "Presidente Pedro Eugenio Aramburu", Corrientes Escuela N° 1 " Ana María Taboada", Santiago del Estero Los ganadores obtendrán una beca para participar de SPARK, un encuentro de ciencia, arte y tecnología que se realizará en 2021. Además, recibirán un dispositivo electrónico para la escuela, cargado con una variedad de textos de literatura para poder usar en la escuela y para hacer circular entre hogares. Este concurso se inscribe en el marco de SPARK, un encuentro de ciencia, arte y tecnología, una iniciativa de la Fundación Bunge y Born y la Fundación Perez Companc.

  • Un estudio demostró que el miedo a salir de casa disminuye a mayor nivel educativo

    El relevamiento nacional realizado por la Fundación Bunge y Born mostró que la necesidad económica de salir a trabajar "se estabilizó en un punto alto desde el comienzo y tendió al aumento constante". En tanto, las necesidades psicológicas y sociales fluctuaron de acuerdo a la situación sanitaria. TÉLAM, 29 de octubre de 2020.- La percepción del riesgo de salir de casa en contexto de pandemia disminuye a medida que aumenta el nivel educativo y socioeconómico, según un relevamiento nacional realizado por la Fundación Bunge y Born, que también mostró que las necesidades psicológicas y sociales son más postergables que las económicas como argumento para romper la cuarentena. En cuanto a la postura frente al aislamiento social preventivo y obligatorio que rige por la pandemia de coronavirus, el estudio muestra que está estrechamente vinculada con el riesgo que percibe al estar afuera de su hogar; es decir, a menor temor, es más probable que se la considere "autoritaria" y, a la inversa, mientras más importante es la idea de peligro, más se pondera la cuarentena como una medida de "cuidado". No obstante, a lo largo del estudio, la cuarentena fue entendida como "autoritaria e innecesaria" por apenas entre un 5,4% y un 9,7% de los encuestados, comenzando en la primera etapa con un 5%, señala el estudio basado en un relevamiento realizado entre el 23 de abril y el 17 de julio de 2020. "A partir de los resultados de este estudio, identificamos una oportunidad de identificar grupos que consideramos más reticentes a cumplir medidas de aislamiento, como los de mayor nivel educativo y nivel socioeconómico, que permite elaborar campañas de comunicación dirigidas a estos grupos", dijo Brenda Walter, coordinadora del estudio Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS). Esta investigación evidenció que la percepción de riesgo de salir del hogar es inversamente proporcional al nivel educativo; es decir, las personas con instrucción primaria son las que tienen mayor miedo al virus, seguidos por los de secundaria; quedando más atrás los de nivel terciario y posgrado. "Una cosa es la capacidad de mentalizar algo y otra muy distinta es cómo se para frente a esa percepción de riesgo, y lo que vemos es que quizás la menor percepción de riesgo podría estar asociada a la mayor capacidad de acceso a los servicios públicos y privados de salud de las personas con mayor nivel educativo y socioeconómico", dijo Tomás Olego, uno de los integrantes del equipo de investigación, en una conferencia brindada por Zoom de la que participó Télam. Este especialista en estadística matemática explicó que la situación de estar "doblemente cubiertos" por el sistema de salud público y el pago de alguna obra social y prepaga, a lo que se podría sumar, eventualmente "cierta contención familiar para dejar de trabajar". "La menor percepción de riesgo podría estar asociada a la mayor capacidad de acceso a los servicios públicos y privados de salud de las personas con mayor nivel educativo y socioeconómico", Tomás Olego El estudio también revela que hubo una disminución en la percepción de riesgo a medida que pasó el tiempo, es decir que también fue inversamente proporcional a la circulación del virus Covid-19. El miedo a infectarse por salir de casa es más alto en personas de mayor edad, entre quienes tienen enfermedades preexistentes, quienes practican hábitos más saludables - chequeos clínicos periódicos, no se automedican, comen sano y hacen ejercicios, entre otros- y en mujeres. A nivel geográfico, los lugares con menor percepción de riesgo fueron Corrientes, Ciudad de Buenos Aires (CABA) y La Pampa, mientras que donde más se percibió fue en Tucumán, la región del Gran Buenos Aires (GBA) y Jujuy. "Las necesidades psicológicas y sociales fueron más maleables y volátiles; mientras que no es fácil manipular la necesidad económica de las personas", Tomás Olego Además, la necesidad económica de salir a trabajar "se estabilizó en un punto alto desde el comienzo y tendió al aumento constante", mientras que psicológicas y sociales -como visitar familiares y amigos o hacer ejercicios- fluctuó de acuerdo a la situación sanitaria. "Es decir, las necesidades psicológicas y sociales fueron más maleables y volátiles; mientras que no es fácil manipular la necesidad económica de las personas, que parecen tener una dinámica propia: éste es un punto a tener en cuenta en la planificación de una segunda cuarentena, en caso de ser necesaria", dijo Olego. El IPRIS fue elaborado de forma continua, lo que permitió detectar las variaciones en el tiempo, mediante un total de 15.107 casos, en cuatro etapas. El relevamiento se hizo con encuestas telefónicas a personas mayores de 15 años.

  • Coronavirus en la Argentina: dudas sobre la vacuna

    Por Fabiola Czubaj LA NACIÓN, 8 de noviembre de 2020.- "¿Te darías la vacuna de Covid?" La pregunta se volvió casi un debate nacional en las últimas semanas potenciado por el anuncio de la llegada de millones de dosis rusas a fin de año. Con un 95,8% de la población que considera que es seguro vacunarse, de acuerdo con un índice presentado el año pasado, se activó lo que debe ser una alerta temprana: la desconfianza o las dudas en plena emergencia tras una decisión sanitaria se volvió el efecto menos deseado de la comunicación oficial. "La selección será científica y, a la vez, geopolítica", dijo el ministro Ginés González García hace una semana y se intentó mantener en reserva el viaje de una comitiva oficial a Rusia. "No preguntamos a nadie qué ideología tiene la vacuna", tuvo que aclarar el presidente Alberto Fernández. "En la decisión de evaluar vacunas no existe la geopolítica, sino la evaluación de la seguridad y la eficacia", intentó enmendar, en las últimas horas, Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud. Lo cierto es que la comitiva, que había viajado a Moscú por una semana el 17 de octubre, volvió sin formalizar acuerdos de compra con ese país porque aún faltaba que el Congreso aprobara el marco jurídico para hacerlo, aclararon desde el Ejecutivo a LA NACION el lunes pasado tras el anuncio presidencial. Y explicaron que, como con el resto de las vacunas en carrera, se esperará la revisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las aprobaciones regulatorias. Como ocurrió con el pronóstico de cuándo llegaría el pico de contagios en el país, la promesa de una vacuna para Covid-19 se fue estirando en el tiempo tanto como la cuarentena. Se lanzaron ensayos clínicos locales y se proclamó la producción nacional con distribución de dosis vía México desde la Casa Rosada, se blindó por ley a los laboratorios productores y se le puso fecha en el Ministerio de Salud nacional a un plan de inmunización "masiva y obligatoria". El temor a que el sistema sanitario y la economía no resistan una nueva ola de contagios como en Europa y Estados Unidos preocupa en los despachos oficiales. "Ninguna vacuna contra el coronavirus será obligatoria", también intentó corregir la funcionaria de confianza de González García al propio ministro. "Cuando se dice que es obligatoria suena un poco agresivo", reflexionó en diálogo con los medios estos días. Lo cierto es que la ley 27491 de Control de Enfermedades Prevenibles por Vacunación que se sancionó hace dos años establece que "las vacunas del Calendario Nacional, las recomendadas por la autoridad sanitaria para grupos en riesgo y las indicadas en una situación de emergencia epidemiológica, son obligatorias para todos los habitantes del país conforme a los lineamientos que establezca la autoridad de aplicación". En diciembre pasado, la Fundación Bunge y Born presentó los resultados del Índice de Confianza y Acceso a Vacunas (ICAV), a partir de una muestra de 7000 personas representativa de la población mayor de 15 años del país, donde el 85,9% se vacuna en hospitales o centros públicos y el 14,1%, en centros o vacunatorios privados. "Según el índice ICAV, el estudio que realizamos en 2019, la población tiene un elevado nivel de confianza en relación con las vacunas: alrededor del 96% de las personas considera que son seguras y el 93,69% que son efectivas; es decir, nuestra población confía en la protección que brindan las vacunas para evitar contagios", detalla Alejandra Candia, directora de Proyectos de Educación, Salud e Innovación Social en la fundación. El Proyecto de Confianza en las Vacunas (VCP, por su nombre en inglés), una iniciativa internacional de referencia para la OMS que dirige la antropóloga Heidi Larson, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, informó resultados de 2016-2017: en la Argentina, el 98% confiaba en la vacunación y apenas un 2% alegaba estar en desacuerdo con las vacunas porque no las considera efectivas o, incluso, seguras. El VCP reveló hace dos semanas, que el 71,5% "muy probablemente" o "con cierta posibilidad" se vacunaría contra Covid-19, de acuerdo con un sondeo global en junio pasado. En dos encuestas en el país, con entre 450 y 1800 participantes, que se difundieron esta semana, los números varían. Mientras que la del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano encontró que un 38% aceptaría estar entre los primeros en recibirlas, un 45% preferiría esperar un tiempo. En el trabajo de la consultora Opinaia en tanto, un 56% dice que se vacunaría contra el nuevo coronavirus si se aprobara alguna en las próximas semanas, aunque a poco más de un tercio de ese grupo (37%) aún no le genera confianza ninguna, según publicó LA NACION. Silencios oficiales y desinformación Hace 11 años, cuando a Federico Tobar, especialista en gestión sanitaria, le tocó relevar la comunicación durante la pandemia de gripe A H1N1, argumentó: "Los silencios y la desinformación pueden resultar tan contraproducentes como la exageración de las posibles consecuencias". Al plantearle el mismo ejercicio con la pandemia de Covid-19, Tobar, asesor regional del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por su nombre en inglés), afirma: "Ahora, encuentro que los gobiernos se mueven de un extremo a otro del péndulo. Desde los que dicen muy poco hasta los que hablan demasiado. Cuando informan poco, deslegitiman la conducción de la pandemia y, cuando sobreinforman, corren riesgos muy altos de contradecirse y ser sometidos luego «al archivo». Porque se sabe muy poco de la pandemia y de cómo combatirla". Por esto, considera "imprescindibles" el trabajo entre los países para garantizar la seguridad y la eficacia de las vacunas y los medicamentos para Covid-19. "Pero, mi impresión, es que prevalece el interés político, ya sea en las disputas entre Rusia, China y Estados Unidos. O, al interior de los países, prevalece el interés por ganarle al vecino o al adversario político. Eso hace que perdamos todos. Es como si la pandemia lograra sacar lo peor de todos", dice. Integrantes de organismos internacionales, investigadores y hasta voceros de la industria farmacéutica coinciden en la cautela y piden esperar hasta 2021. De hecho, funcionarios de la Organización Panamericana de la Salud insistieron hace una semana en conferencia de prensa en no generar falsas expectativas en la población y orientar esa energía a reforzar el cumplimiento de las medidas de prevención disponibles y efectivas: usar barbijo, mantener la distancia social, lavarse las manos con frecuencia y evitar las reuniones en lugares cerrados. Para Juan Carlos Tealdi, director del Comité de Ética y del Programa de Bioética del Hospital de Clínicas, debe aumentarse la comunicación con la población en situación de pandemia. "No puede ni debería faltar información de calidad, transparente, adecuada y completa. Desde la bioética y los derechos humanos, es una exigencia -define-. Acá, lo que se ve, es que la información por parte de las autoridades nacionales, provinciales o municipales no cumple esos requisitos. Es un defecto que acarreamos fuera de la pandemia, pero que se agrava en una pandemia." Claridad y veracidad La comunicación clara y abierta es, para Tealdi, una responsabilidad compartida entre funcionarios, profesionales, sociedades científicas y los medios, entre otros agentes, en la que el Estado es el máximo responsable. "La población debe estar bien informada más que nunca en pandemia y no bajo el supuesto paternalista de regular la información para no atemorizar. Hay que confiar en la sociedad e informar", describe el bioeticista. En ese sentido, lo primero que destaca es la obligación de la autoridad sanitaria de llevar tranquilidad y generar confianza en quienes le pondrán el cuerpo a un producto elaborado contra reloj, bajo alta presión y que recibirá una aprobación de emergencia cuando todavía falta tanto por conocer sobre la inmunidad frente al nuevo coronavirus. "El lugar técnico de la OMS, como armonizador del rigor de los ensayos clínicos a nivel internacional, ha quedado cuestionado por sus silencios en el inicio de la pandemia -analiza Tobar-. De modo que, ahora, estamos frente a un escenario donde disputas políticas y comerciales parecen poder ponerse por encima del interés sanitario global." En este contexto, ¿qué obligación tienen las autoridades? "Lo primero, y básico, hay que decirle a la población es que no se va a comprar o aplicar en la Argentina una vacuna que no pase las exigencias técnica de Anmat para esos productos, de acuerdo con los requisitos de seguridad y eficacia para ser aplicada en pandemia", dice Tealdi. También, propone explicar qué recaudos se tomaron para que sea segura a medida que se va escalando su uso en la población y, si ocurre un evento adverso, para detectarlo rápido (en el primero o segundo caso) y detener la vacunación. Una "actitud prudente" sería incluir un primer período de vigilancia especial de uno o dos meses y montar un sistema de alerta temprana de eventos adversos leves, moderados o graves. Todo, sin dejar nunca de informar de manera veraz a la población. Es que, aun cuando se anuncie el paso de la fase de aislamiento a la del distanciamiento social, el virus pandémico sigue circulando.

  • Nuevo acuerdo de colaboración con la Fundación Temaikén

    En noviembre de este año, en el marco del Programa Sembrador, la Fundación Bunge y Born en alianza con la Fundación Perez Companc, firmaron un nuevo acuerdo de colaboración con la Fundación Temaikén para llevar adelante dos proyectos que tienen como objetivo fortalecer la calidad educativa en contextos rurales. Por un lado, se trabajará en conjunto sobre el diseño de un curso de capacitación virtual para docentes de contextos rurales sobre “Educación Ambiental para la biodiversidad”. Este curso le dará la posibilidad a los docentes de acceder, de manera gratuita, virtual y autoadministrada, a contenido de calidad sobre la temática. Este curso les permitirá aprender a diseñar acciones ambientales específicas para sus escuelas y/o comunidades. Además, junto a la Fundación Temaikén se hará la prueba del prototipo del “Domo Cósmico”, con el objetivo de perfeccionarlo para llevarlo a escuelas en el 2021. Este dispositivo está diseñado para incentivar la colaboración entre pares, la observación de relaciones de causa y consecuencia, la identificación de sonidos, formas, colores y movimientos. Es un dispositivo que apela al desarrollo de los niños de una manera integral y respetuosa de sus propios procesos. Esta nueva alianza se suma a una serie de alianzas realizadas a lo largo del año con distintas fundaciones, empresas y organismos públicos. Estamos convencidos de que esta será una alianza muy valiosa para nuestras propuestas.

  • La Fundación Bunge y Born entregó los Premios Científicos 2020, en Neurociencia Experimental

    A través de un encuentro virtual abierto al público, tuvo lugar la ceremonia de entrega de los Premios Científicos Fundación Bunge y Born, que cada año reconoce la labor de los investigadores argentinos que se destacan por su aporte decisivo al conocimiento y las ciencias. Este año la disciplina elegida fue la Neurociencia Experimental. El Premio Fundación Bunge y Born, fue entregado al Médico y Doctor en Medicina Jorge Medina, reconocido por sus teorías sobre la formación, expresión y persistencia de la memoria. En tanto el Premio Estímulo, fue otorgado a dos investigadores que trabajan en equipo: la Doctora Noelia Weisstaub, quien se dedica a estudiar el rol de la serotonina en la cognición y la emoción, y el Doctor Pedro Bekinschtein, quien estudia los mecanismos moleculares y celulares que subyacen al olvido selectivo. Los tres premiados brindaron una conferencia juntos: “Recordar un poco y olvidar casi todo: por qué y cómo olvidamos”, que fue transmitida en vivo a través de la web de la Fundación. La ceremonia comenzó con las palabras de apertura del presidente de la entidad, Jorge Born: “Este premio es un importante incentivo a la investigación científica argentina. Otorgado por decisión de un jurado independiente, es un apoyo constante a nuestra ciencia, al esfuerzo personal y colectivo de nuestros científicos. Un reconocimiento al premiado mayor, por sus descubrimientos de toda una vida y por la formación de talentos que continúan su obra, y un estímulo a los jóvenes, para que sigan avanzando con dedicación en su trabajo y compartiendo sus logros con la comunidad”. El ganador del Premio Científico Fundación Bunge y Born, Doctor Jorge Medina, agradeció a los distintos grupos de trabajo que conformó a lo largo de su carrera. En relación a su trabajo, y como parte de la conferencia, señaló: “Tenemos memorias que podemos clasificar como aquellas que duran pocos segundos, horas, días o semanas; y otras que pueden durar años. Pero también es mucho lo que olvidamos. Si les pregunto cuál fue la séptima palabra de mi último párrafo, nadie la va a recordar, y sin embargo estuvo en la mente de ustedes para que puedan entender lo que yo decía. Esas son las memorias de trabajo, que duran muy poco. Y están aquellas que duran horas, como cuando me encuentro con una persona en la calle y me presenta a su familia, no voy a recordar más tarde el nombre de sus hijos, salvo que suceda algo muy excepcional. Entonces, solo aquellas memorias que son de interés o relevantes para mi, siguen un proceso de consolidación y se convierten en memorias de largo plazo, que pueden durar días, o años. Y duran más porque sufren un proceso de refuerzo en los circuitos cerebrales. Pero, ¿alguien podría recordar qué hizo el 14 de agosto de 2009? No”. La Doctora Noelia Weisstaub, a su vez, reflexionó: “¿Será que nos olvidamos o que nos cuesta acceder a esas memorias, traer a la conciencia algunos recuerdos? Porque si de verdad los perdiéramos, entonces nunca seríamos capaces de volver a recuperarlos, porque desaparecerían dentro de los circuitos neuronales. Pero, podría pasar que estén guardados, y que lo que se pierda sea la capacidad sencilla de acceder a ellos. Siguiendo esta idea, con esfuerzo, uno puede recordar situaciones que pensó que había olvidado. Por ejemplo, si yo no recuerdo el nombre de alguien con quien me crucé por la calle, es muy probable que a lo largo del día ese nombre aparezca. Entonces, ese nombre no se había perdido, sino que simplemente su acceso estaba afectado”. Por último, el Doctor Pedro Bekinschtein afirmó: “Es posible establecer qué recuerdos son relevantes y qué recuerdos no. Pero, hay algo muy interesante también y es que lo que uno guarda también puede cambiar a lo largo del tiempo. En el cerebro hay formas de establecer esa relevancia que nos permiten quedarnos con los recuerdos útiles para el momento en que vivimos. Nosotros empezamos a estudiar hace un tiempo este mecanismo del cerebro, de olvido selectivo; es decir, lo que permite reducir la relevancia de un recuerdo viejo que queremos que sea reemplazado por uno nuevo, o lo que hace que ese recuerdo viejo no sea tan accesible. Es un mecanismo de olvido selectivo que se adecua a nuestra experiencia actual”. Asimismo, estuvo presente el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza, quien felicitó a los premiados y compartió su emoción como ganador 2012 del premio. “Los felicito, no solo por el reconocimiento a todo lo realizado, sino también por la fascinante presentación. Gracias al jurado, y gracias a la Fundación Bunge y Born que no se cansa de apoyar y promover la ciencia y a nuestros científicos, les agradezco profundamente por el esfuerzo realizado durante la pandemia, apoyando el sistema de salud y la actividad del Ministerio, haciendo una inversión única. Este Premio es un acontecimiento para la ciencia argentina”. En el cierre, se expresó el director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, Gerardo della Paolera: “Quiero felicitar a los premiados y agradecerles por tan interesante conferencia. A su vez, agradecer al ministro Roberto Salvarezza, quien ha liderado junto a Fernando Peirano y Juan Pablo Paz en el MinCyT, el acuerdo histórico junto a la Fundación Bunge y Born, en el financiamiento de proyectos focalizados en COVID-19. También, agradecer a Jorge Born, y a todos los los miembros del Consejo de Administración de la Fundación, porque desde el inicio de la pandemia, decidieron sumar todos los esfuerzos y recursos para trabajar más intensamente que nunca en este momento tan difícil, y gracias al equipo de trabajo por todo lo realizado en este tiempo: fueron ocho meses de arduo trabajo, tanto en acciones focalizadas en la pandemia, como en otros proyectos centrados en la innovación social en ciencia, tecnología, educación, salud y cultura. Tenemos la certeza de que un cambio paradigmático en la forma de proveer bienes públicos esenciales —el 97% de lo hecho fue para lo público—, se puede realizar con rapidez. Activamos acciones con impacto y escalables, y cuando el impacto es positivo, aspiramos a que se eleven a política pública. Gracias a todos aquellos con quienes interactuamos, educadoras y educadores, científicas y científicos, funcionarias y funcionarios; a nuestras alianzas, y sobre todo, a los profesionales de la salud por el esfuerzo y la pasión que siempre los habitan”, sostuvo della Paolera. La ceremonia virtual, tuvo como presentadora a la bióloga y conductora de La Liga de la Ciencia, programa que se emite semanalmente por la Televisión Pública, María Eugenia López. Los premios La disciplina elegida este año, la neurociencia experimental, se centra en el desarrollo de investigaciones originales que permiten comprender aspectos moleculares, funcionales, celulares y bioquímicos del sistema nervioso, su desarrollo, la patogénesis de trastornos neurológicos y la identificación de biomarcadores específicos, con una eventual proyección traslacional. Los premiados fueron elegidos por un jurado de expertos nacionales e internacionales compuesto por: Juana Pasquini (UBA), quien lo presidió; Guillermo Jaim Etcheverry (UBA); Luis Barbeito (Institut Pasteur, Montevideo), Felipe Barros (Centro de Estudios Científicos, Chile); Juan Burrone (Centre for Developmental Neurobiology, King's College London) y Bernardo Sabatini (Sabatini Lab, Harvard University, National Academy of Sciences). El Premio Fundación Bunge y Born se entrega ininterrumpidamente desde 1964, consolidándose como uno de los principales reconocimientos a la actividad científica del país, tanto por el prestigio del jurado y de los premiados, como por su magnitud. El Premio Estímulo, que destaca los aportes de científicos más jóvenes, se entrega, ininterrumpidamente, desde 2001. Entre las figuras galardonadas se destacan el Premio Nobel argentino Luis Federico Leloir (1965, Medicina); e investigadores como: Rolf Mantel (1993, Economía), Roberto Salvarezza (2012, Química), Gabriel Rabinovich (2014, Medicina Experimental), María Beatriz Aguirre-Urreta (2016, Paleontología), Carlos Balseiro (2017, Física), Víctor Yohai (2018, Matemática) y Sandra Díaz (2019, Ecología).

  • Noelia Weisstaub, la científica argentina que busca las claves del bienestar

    Es bióloga, tiene 46 años y ganó un Premio de la Fundación Bunge y Born, que este año distingue a las neurociencias. Por Eliana Galarza CLARÍN, 5 de noviembre de 2020.- En la casa de los Weisstaub, enfrente del Jardín Botánico de Capital, la década del ‘90 pasó musicalizada por el bullicio y el silencio de estudiantes universitarios. “Mis padres eran muy abiertos y les gustaba que mis amigos y los de mi hermana nos reuniéramos allí para preparar los exámenes. Un día, cuando mis compañeros y yo terminamos todo lo teórico para un parcial de Botánica, cruzamos al Jardín para ver las plantas y repasar en ellas lo que habíamos aprendido. Teníamos esas ventajas...”, recuerda entre sonrisas Noelia Weisstaub. El miércoles 11 de noviembre, vía YouTube, le entregarán el Premio de la Fundación Bunge y Born en la categoría Estímulo. Weisstaub se recibió de bióloga en la UBA, hizo el doctorado en la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y hoy codirige el Laboratorio de Cognición Molecular del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (INCyT). Un lugar donde temas como la memoria y el olvido son ejes de experimentos prometedores, junto con la serotonina, una sustancia que se conoce como “ jefa del bienestar”. Por eso la premian. Viva entrevistó a Weisstaub para conocer más detalles de la sustancia clave que investiga y para saber cómo vive una científica en pandemia. -¿Qué es exactamente la serotonina y cuál es su función? -Para entender qué es conviene hablar primero del Sistema Nervioso Central, que funciona enviando señales a través de las distintas células que lo componen. Gran parte de esa comunicación la realiza a través de sustancias químicas que conocemos como neurotransmisores. La comunicación principal se da a través del glutamato, pero hay un montón de otros neurotransmisores que cumplen funciones más específicas. Uno de ellos es la serotonina. -¿Por qué se la asocia con las emociones, con el bienestar? -Porque tiene un rol muy importante en el control de las emociones. Exactamente en los estados de ánimo. Es decir, cuando hay problemas en los niveles de serotonina en el Sistema Nervioso Central, eso se puede asociar a patologías de las emociones, como la depresión o la ansiedad. -¿Se pueden medir sus niveles para prevenir esos cuadros? -Se puede medir algo de serotonina en sangre, periférica. Pero esos niveles pueden ser muy diferentes a los que tengas en el cerebro. Entonces, en general, no se usa como diagnóstico. Hay científicos que están buscando ver si en sangre aparece algún marcador, algo que diga que en el cerebro están disminuidos sus niveles, pero hasta ahora no hay ningún marcador confiable. -¿La alimentación puede influir en aumentar o disminuir su cantidad? -Sí, la serotonina es un neurotransmisor que se sintetiza a partir de un aminoácido, el triptófano, que se ingiere con la comida. Lo que hay que aclarar es que una dieta balanceada es suficiente para tener niveles normales de serotonina. En ella se pueden incluir frutos secos, carne, verdura, pollo, huevo, pescado, leche, banana, pavo: esos alimentos, entre otros, contienen triptófano. Pero, aclaro: los desórdenes donde hay déficits de serotonina, eso ya está estudiado, no se deben a baja consumo sino a algún otro problema. Con una alimentación balanceada es suficiente. "La investigación es un proceso lento: precisa políticas de estado sostenidas en el tiempo." -¿Por qué te dedicás a este tema? -Porque me gusta lo que se conoce como neurociencia traslacional. Es decir, me gusta poder contestar preguntas que de alguna manera ayuden a entender procesos básicos y que eso tenga relevancia para la vida de las personas. Identificar que la serotonina modula procesos de memoria es importante per se, esté o no después asociado a déficits en humanos. Pero me gusta la vinculación con lo clínico, la interrelación con desórdenes que afectan a mucha gente. Contribuir a una mejor comprensión de esos procesos y luego a un mejor diseño de tratamientos sería genial. -¿Qué relación tiene la serotonina con la cognición y la memoria? -La serotonina se estudia, entre otros aspectos, para saber qué rol tiene en procesos de memoria. A mí particularmente me atrae ese enfoque. En las patologías psiquiátricas, por ejemplo, hay déficits cognitivos importantes de memoria. Entonces, entre esos dos campos, a mí me interesa ver cómo la serotonina modula esos procesos para entender con más claridad si, por ejemplo, a futuro, se podrían tener mejores fármacos o terapias que permitieran revertir síntomas. Seguimos trabajando en eso, pero aún estamos lejos. -¿Cómo ves a la ciencia en el país? -Difícil. Hacer ciencia acá es difícil porque es una disciplina, en general, muy cara. Lo es porque muchas de las herramientas que uno utiliza son muy novedosas, de precisión, con tecnologías costosas a las que es complicado acceder. Creo que para la ciencia argentina sería importante que la sociedad tomara a los científicos y a sus desarrollos como algo propio. También es vital que se la considere como una política de Estado y que se la sostenga en el tiempo. La investigación es un proceso lento y es muy dificultoso llevarlo adelante cuando se mueven las directrices hacia un lado y luego cambian hacia otro. En ciencia, los procesos suelen ser largos: necesitás apoyo sostenido durante todos esos años. -¿Cuánto cambió tu vida en esta pandemia? -Por suerte, en mi familia lo estamos llevando bastante bien. Mi marido y yo, además de investigadores (él en Matemática) somos profesores en la UBA. Nos hemos tenido que reinventar con la virtualidad para seguir dando clases. Pero seguimos trabajando, no fue una interrupción abrupta, fue un cambio de modalidad. En donde más se siente el impacto es en que se han frenado los experimentos, lo práctico. Por eso, en mi caso, hemos empezado a pensar otros proyectos que no involucren ir al laboratorio. En casa vivimos el cambio más fuerte para todos. Tengo un hijo de 11 y una hija de 7, los dos con aulas virtuales. A la mañana ayudo a la más chiquita con sus clases porque está en segundo grado, compartimos computadora. El más grande es más independiente. Por la tarde trabajo y tengo mis reuniones. Lo vamos llevando entre todos, pero es un ritmo sumamente intenso.

  • "La cuarentena demostró que hay factores que pueden afectar la salud mental de mucha gente"

    La investigadora Noelia Weisstaub examina el rol de la serotonina en la cognición y la emoción, una de las claves para comprender los mecanismos subyacentes a las psicosis, la depresión, la ansiedad y la memoria. Fue premiada por la Fundación Bunge y Born. Por Carlos Pagura ÁMBITO, 4 de noviembre de 2020.- Licenciada en Ciencias Biológicas, egresada de la Universidad de Buenos Aires y Doctorada de la Universidad de Columbia, Noelia Weisstaub realizó importantes investigaciones sobre el rol de la serotonina en la cognición y la emoción, una de las claves para comprender los mecanismos subyacentes a las psicosis, la depresión, la ansiedad y la memoria. Investigadora Independiente de CONICET, codirige el Laboratorio de Memoria y Cognición Molecular del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (CONICET - Fundación INECO - Universidad Favaloro) y fue reconocida con uno de los Premios Científicos que entrega la Fundación Bunge y Born. Horas antes de recibir la distinción, dialogó con Ámbito. Periodista: ¿Cuánto conocemos sobre nuestro cerebro, la memoria y sus alteraciones? Noelia Weisstaub: Conocemos más que antes, pero todavía nos falta mucho por entender, son funciones muy complejas y que involucran muchas áreas distintas. Para comprender exactamente cómo funciona y las características de sus procesos falta bastante. P: ¿Para avanzar más serán decisivos los avances tecnológicos? NW: Depende para qué. Sirven, por ejemplo, si se quiere entender cuáles son las partes del cerebro que intervienen en un proceso. En los últimos 20 o 30 años hubo un avance muy importante en las herramientas de imágenes y así se pueden realizar tests relacionados con la memoria y observar qué sectores se activan. La tecnología es importante para investigar en detalle. P: ¿Por qué es importante aprender sobre los cambios del cerebro relacionados a las emociones y la memoria? NW: Porque hay muchas enfermedades y patologías asociadas a desórdenes y déficits en esos dos procesos. P: ¿Algunas enfermedades mentales crecieron con la era moderna? NW: Lo que sucede es que a medida que conocemos mejor su fisiología se refinan las definiciones, algunos nombres de enfermedades cambian o aparecen ahora porque antes estaban englobadas junto con otras que ya sabemos son distintas. La ansiedad existe hace mucho, pero el cuadro que la genera en la vida moderna no es el mismo que décadas atrás. Puede ser que ahora haya más ataques de pánico, pero antes ya existían, y como no se los catalogaba como enfermedad pasaban desapercibidos. P: Uno de tus temas de investigación es el rol de la serotonina. ¿Qué es? NW: Es un neurotransmisor que funciona cuando las neuronas se comunican entre sí, liberando sustancias químicas. Una la libera y otra se une a esas proteínas y genera una respuesta. P: ¿Se puede controlar? NW: Existen medicamentos que actúan sobre la serotonina para tratar desórdenes emocionales como la ansiedad o la depresión. Mi objetivo es conocer mejor y entender qué rol cumple, porque a veces aparecen medicaciones que funcionan y no sabemos por qué. Aunque hay mucha evidencia de que modula los procesos emocionales, no terminamos de entender bien de qué modo se desbalancean. Es un sistema muy complejo, actúa a través de muchos receptores y en muchas partes diferentes del cerebro. Las medicaciones funcionan pero no son óptimas, mi esperanza es que si logramos entender mejor se diseñen drogas más efectivas. P: ¿Cómo se desarrollan los desórdenes mentales? NW: Está claro que hay bastante interacción con el ambiente. Más allá de las causas genéticas tienen mucho que ver las vivencias a lo largo de la vida. Los cambios en la serotonina o en otras proteínas tampoco explican por sí solas el desorden, es una combinación con situaciones de estrés, la cantidad e intensidad de esos eventos, y así y todo algunas personas terminan desencadenando esos problemas y otras no. Hay mucha discusión sobre el peso relativo de cada factor. P: ¿Con el tiempo lograremos que desaparezcan? NW: Difícil, porque en la ciencia cuando uno avanza se va encontrando con cosas nuevas y cada vez más complejas. Pero se están haciendo avances importantes y vamos teniendo herramientas más sensibles para ir armando el rompecabezas. P: ¿Por qué debemos prestar más atención a estos temas? NW: Porque las enfermedades mentales alteran la calidad de vida de las personas, más allá de que las estadísticas también muestran el gran costo económico para las sociedades. La cuarentena demostró que hay factores que pueden afectar la salud mental de mucha gente. Un porcentaje muy alto de la sociedad sufrió algún síntoma por la incertidumbre y el miedo, aunque se cree que cuando termine la pandemia desaparecerán muchos de esos síntomas. Ese tema no fue tenido tan en cuenta al principio, pero cuando todo el mundo empezó a notar que estaba deprimido, angustiado, o con problemas de concentración, quedó a la vista. Es tan importante como otros aspectos de la salud de los que se habla más abiertamente, pero con las enfermedades mentales hay todavía un cierto tabú.

  • La paradoja de la “cuarentena eterna”: los argentinos casi no le temen al contagio

    Cuando había muchos menos positivos, las personas creían que se podían enfermar más que ahora. Surge de un índice elaborado por la Fundación Bunge y Born. Por Emilia Vexler CLARÍN, 1 de noviembre de 2020.- Siete meses de cuarentena. Y sigue. Pero para algunas personas -según la región del país donde estén- la cuarentena se levantó hace rato. Llevan una vida "casi" prepandemia del coronavirus. La filosofía sería: "Riesgo hay, pero también hay que vivir". Un estudio continuo y en etapas le puso foco a los diferentes formas de transitar en Argentina el efecto "cuarentena más larga del mundo". Hasta este sábado, los nuevos contagiados de las últimas 24 horas fueron 13.924. ¿Qué piensan los argentinos de la posibilidad de contagiarse? La percepción del riesgo de enfermar de Covid-19 se fue modificando desde marzo, cuando comenzó el ASPO y los casos positivos en los partes diarios del Ministerio de Salud se contaban de a 60. A medida que pasó el tiempo, hubo una disminución en la percepción de riesgo y fue inversamente proporcional a la circulación del COVID-19 y al aumento de casos. Así lo reveló el informe final del Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS) de la Fundación Bunge y Born, que realizó un relevamiento de opinión en cuatro etapas sobre los determinantes y motivaciones que condicionan las decisiones de aislamiento como medio de prevención del contagio. El sondeo fue a través de una encuesta telefónica a 15.107 argentinos y argentinas mayores de 15 años que residen en el interior del país, entre el 23 de abril y el 17 de julio. Así, fue posible identificar grupos de personas -por ubicación, rango etario, situación económica- con cierta reticencia al aislamiento social y, a la vez, la percepción individual de riesgo de sufrir la enfermedad. Con el paso de los meses, el cambio en lo que piensan respecto a la posibilidad de contagio fue notorio. El mismo estudio en junio arrojaba que -sin distinciones entre sectores sociales-, el 80% creía riesgoso salir del hogar, aceptaba el aislamiento y adoptaba cuidados preventivos. En cambio, en la última etapa del informe se vio que las necesidades de salir de casa para trabajar, hacer ejercicio o pasear, visitar a la familia, amigos o pareja traen aparejada una disminución en la creencia de que es posible contagiarse. "La necesidad económica de salir a trabajar se estabilizó en un punto alto desde el comienzo y/o tuvo un aumento constante, por lo que, para mantener el aislamiento en el tiempo, era necesario tener en cuenta este aspecto", explican a Clarín. Pero eso es el bolsillo. También están las las necesidades psicológicas y sociales (salir para visitar a un familiar o hacer ejercicio), que "son más maleables y volátiles a la hora de transitar la cuarentena". Las variables de la creencia o no en el contagio Según la variable geográfica, las provincias o regiones con menor percepción de riesgo fueron Corrientes, Ciudad de Buenos Aires (CABA) y La Pampa, mientras que donde más se percibió fue en Tucumán, el Gran Buenos Aires (GBA) y Jujuy. Sobre la percepción de riesgo, puntualmente se vio que disminuye a mayor nivel educativo (una variable que indica el nivel socioeconómico de quien responde); aumenta en las personas de mayor edad, quienes tienen enfermedades preexistentes, quienes ponen en práctica hábitos más saludables. En cuanto al género, las mujeres perciben un mayor riesgo que los hombres. Las variables de salud son de los factores más importantes en el aumento de la percepción de riesgo. Quienes tienen una enfermedad preexistente (como diabetes, obesidad e hipertensión, que se relaciona con una mayor tasa de mortalidad por COVID-19), tienen una mayor visión del riesgo de contagiarse. "Cuareterna", la cuarentena interminable El sondeo también halló que la adhesión a la cuarentena​ tiene una fuerte relación con el riesgo que percibe al estar afuera del hogar, es es decir, a menor percepción de riesgo, la medida se llega a conceptualizar más como autoritaria, que en una mayor percepción de riesgo, donde se pondera la cuarentena en función de “cuidarme”, “cuidar a las personas que quiero” o “cuidar la salud de los ciudadanos”, como eran las opciones de respuesta. A lo largo del estudio, la cuarentena fue entendida como “autoritaria e innecesaria” por entre un 5.4% y un 9.7% de los encuestados, cuando en la primera etapa del relevamiento representaba apenas un 5% de las respuestas.

  • Jorge Medina: "Borges, sin quererlo, fue quizás el primer neurocientífico de nivel en la Argentina"

    Admirador del autor de "Funes el memorioso", el ganador del Premio Fundación Bunge y Born es un experto en procesos neuronales que hoy se pregunta por los efectos de la pandemia en la cognición. Por Martín de Ambrosio LA NACIÓN, 31 de octubre de 2020.- En el medio de la charla por Zoom hay una interferencia de una publicidad en italiano. "Es que antes de conectarme estaba viendo el Giro de Italia, soy fanático del ciclismo, me veo el Tour de France, la Vuelta de España", sorprende el entrevistado, en medio de una charla sobre neuronas, sobre los mecanismos que hacen funcionar la memoria, sobre Borges como un adelantado en neurociencias y sobre las posibles consecuencias neurológicas de la pandemia. "Y no solo eso: miro fútbol americano, rugby australiano, atletismo, hockey sobre hielo, béisbol. Veo todo. Y no es de ahora: miro a la NBA desde la época de Kareem Abdul-Jabbar", agrega. El fanático de los deportes es Jorge Medina, considerado una eminencia de la ciencia argentina. Investigador superior del CONICET, es uno de los científicos más citados del país y ha publicado en las revistas más importantes del mundo de la ciencia. Aunque nunca trabajó en el exterior más que en breves períodos, tiene colaboraciones con colegas de todo el planeta y el 11 de noviembre recibirá el premio Fundación Bunge y Born por sus teorías sobre la formación, expresión y persistencia de la memoria (sus colegas Pedro Bekinschtein y Noelia Weisstaub lo harán en la categoría estímulo). "Trabajamos durante muchos años en unas líneas de investigación y en la formación de nuevos investigadores. Nos fue bien; es gente joven que hace ciencia de muy buen nivel", comenta el investigador que ingresó al CONICET en 1984, tras haber estudiado medicina con la certeza de que jamás vería pacientes sino que investigaría sobre los procesos ligados a la memoria. ¿Si tuviera que elegir sus principales logros científicos, cuáles elegiría? Probablemente un trabajo que hicimos en la década de 1990, donde demostramos que un dogma del estudio de la memoria era falso. Se decía que la memoria de corta duración lleva a la memoria de larga duración, que dependen una de otra. Y no es así, es más como una carrera de caballos. Hay un mecanismo de corto plazo que mantiene la cognición, y otro de larga duración, pero son mecanismos diferentes. El primer trabajo que demuestra que son diferentes es uno que nuestro equipo publicó en la revista Nature en 1998. Hay otro que me gusta, previo, donde demostramos que la leche humana y de vaca bajan la ansiedad e inducen el sueño ya que tienen moléculas que se parecen a las benzodiacepinas o son benzodiacepinas naturales, el principio activo del fármaco que se usa para sedar y llevar al sueño. El tercero es un trabajo de 2007, cuyo primer autor es Pedro Bekinschtein, sobre memorias duraderas: por qué duran mucho o se hacen persistentes. ¿Cómo se sabe cuándo una memoria será corta y cuándo larga? Cuando adquirís información se prenden distintos mecanismos. Algunos duran segundos, otros minutos u horas, y otros permanecen. Pero se originan diferenciados desde el principio, no es que se dejan postas. Pero en el momento en que sucede un episodio, ¿Cómo sabe el cerebro si será una memoria corta o larga? Según las características y la emocionalidad que uno le ponga, y la relevancia consciente o inconsciente que tenga para uno, habrá químicas distintas. Por ejemplo, toda memoria de largo plazo implica la activación de ciertos sistemas de neurotransmisores y ciertas cascadas químicas intracelulares que las de corto plazo no tienen. Las señales son mucho más fuertes y distintivas, mientras que el mecanismo de corto plazo es circunstancial. ¿Por ejemplo? El mecanismo por el cual uno recuerda un teléfono, lo que me preguntaste recién, o la octava palabra de mi última oración: cosas que supimos durante segundos, pero no las recordamos. Entendiste la frase, la tuviste instantáneamente por uno o dos segundos y punto. Leés un libro, recordás su contenido, pero no con precisión. Son mecanismos eléctricos rápidos en algunos lugares del cerebro. En cambio, las memorias de larga duración se definen operacionalmente como que al menos duran 24 horas, y pueden llegar a durar 80 años. Los lugares no son los mismos. Eso demostramos: en una estructura clave (el hipocampo), la memoria de corto plazo está controlada por cierta química, pero no toca a la memoria de largo plazo, y viceversa. Sin embargo, hay personas que recuerdan su primer número de teléfono. Porque lo recordaste varias veces, hiciste un entrenamiento y se vio reforzado. Recordás ese número, pero si te manipulo a los diez minutos te olvidás, aunque sí lo recordarás al otro día. Lo que se decía es que si se rompe la memoria de corto plazo, se rompe la de largo plazo. Pero no, hay independencia. La otra cara de la memoria es el olvido. ¿Es imposible generar categorías, salir de lo particular, sin olvidar? Sí. Uno se olvida de los detalles. El mejor ejemplo es la lectura de un libro. Uno se acuerda al día siguiente de muchos detalles, al mes de algunos, pero al año o a los dos años solo te queda el concepto de que fue una lectura maravillosa. Uno va dejando las cosas particulares para ir a las generalidades. Pero también es cierto que hay memorias muy añejas, que recuerdan hasta el más mínimo detalle. Son las traumáticas, muy angustiantes, que recuerdan un robo, un asesinato, una violación, cosas muy duras. La pregunta que hizo Borges, quizá el primer neurocientífico de nivel en la Argentina, que sabía de neurociencia sin quererlo, fue: ¿qué recuerdo, el suceso o la primera vez que lo recordé? Esa es una línea inmensa de investigación que se inauguró hace veinte años y demostró que al recordar se rearman las memorias, porque cambió algo del medio interno o externo. Ya no es el recuerdo original. Queda el concepto. El planteo es así. Lo que vos recordás de un hecho particular no es lo mismo que recuerdan cinco o diez personas que vieron el mismo hecho, aunque todos recuerdan lo general: se murió alguien o se incendió una casa. Hasta se puede cambiar el sentido de cosas que nos pasaron de chicos, recuerdos viejos que están escondidos. Es sutil el cambio, pero a la vez es la base de la terapia cognitiva que intenta modificar el sentido de una agresión fuerte que trae una memoria continua. El tratamiento es ir cambiando el sentido, de lo negativo a lo neutro o positivo. Borges tenía razón. Y Borges también decía, en "Funes, el memorioso", que alguien que tarda 24 horas en contar todos los detalles del día anterior no puede pensar. En términos evolutivos no sirve. Ser Funes no sirve. ¿Qué papel juega la memoria en la evolución? Clave. Pensemos de manera antropocéntrica, para no ir más atrás. Hace tres millones de años, en Etiopía, soy parte de un pequeño grupo de homínidos y si recuerdo que a la derecha hay leones, sobrevivo. De ahí para atrás todos los animales, incluso los más chicos, tienen alguna traza de información guardada para evitar el peligro y encontrar el alimento. ¿Cómo cambia la memoria humana al trabajar en redes mediadas por tecnologías? Hay autores que sostienen que ahí puede haber otro salto evolutivo. No tengo posición tomada. Nosotros estudiamos los mecanismos básicos, cómo se adquiere, guarda y evoca una información adquirida, ahí me circunscribo. Si se confirma sería fuerte, habría que volver atrás en ciertas teorías. Las memorias cambian también porque se evocan a través de distintas palabras? (Interrumpe) O no, puede ser a través de la conducta. A veces no se pueden evocar porque se reprimen las palabras o se suprimen por mecanismos voluntarios. Son memorias que se expresan de otra manera, con otras palabras o con actos. Hago cosas sin verbalizar, no voy allá porque acá estoy cómodo y recuerdo que allá no me hace bien, aun sin ponerlo en palabras. Reivindica la intuición, de alguna manera. Sí, sí. Hay gente que hace tal o cual cosa porque tiene información que no verbaliza, pero tiene la experiencia. Tenemos información que en un momento no se puede verbalizar, pero es un bagaje que te sirve para hacer o sentir de tal o cual manera. Con lo que señala de lo reprimido y su retorno, ¿Freud tenía razón? Más allá de sus aspectos teóricos que no puedo discutir porque soy un neófito, sí tuvo razón en muchas de las cosas que dijo sobre la memoria. Alguna vez dije en un auditorio de psiquiatras que la memoria es como capas de cebollas y me saltaron varios a decir que lo había dicho Freud hace mucho. Freud también dijo que las memorias se resignifican, y es lo que estamos viendo ahora. Borges lo dijo a su manera: "Las memorias no son más que las grietas del obstinado olvido" . ¡Infernal! Borges era un neurocientífico, además de un escritor formidable. ¿Qué falta saber de la memoria y sus mecanismos? Mucho. Ahora se puso de moda buscar la traza física, el elemento físico que demuestra que tenés esa memoria. También estamos en pañales en ciertos aspectos del olvido, cosas que uno recordaba hace una semana, un mes o un año y después desaparecen. ¿Qué mecanismo hay en ese olvido? Otra cuestión es cómo hago para mejorar a la gente que no está enferma y pierde la memoria. Gente que se vuelve viejita y la cognición le empieza a flaquear. Esa pequeña disminución de la memoria de la tercera edad puede ser una pérdida "normal" del envejecimiento de los órganos, pero también puede ser causada por enfermedades como el mal de Alzheimer. Está claro que la investigación sobre cómo mejorar la memoria en el envejecimiento normal así como en las enfermedades es un deber que tenemos todos los científicos del área. ¿Se busca la píldora de la memoria, una especie de Grial? Pero todavía no se la encuentra. Hay laboratorios que han invertido hasta 5000 millones de dólares o más, según me dijo un director científico, en este tipo de investigaciones. Hay fármacos que mejoran la memoria, pero tienen efectos colaterales que los hacen inviables, generan un grado de ansiedad enorme. Mejorar la memoria no puede generar un ataque de pánico. Así no sirve. ¿No pueden mezclarse con otros que a su vez bajen la ansiedad? No funciona así. Hay una regla: toda droga o fármaco que baja la ansiedad tiende a ser amnésico. Toda sustancia, hasta de la vida cotidiana, como el café, que tiende a mejorar la memoria, genera ansiedad. El café es el mejor ejemplo, te da más memoria pero te pone más loco, te estresa, tenés más ansiedad. La glucosa, el azúcar, es una sustancia necesaria para formar memoria. Con baja glucosa no se funciona. ¿Ese es el problema con los chicos que no aprenden? Sí, por eso los chicos con mala alimentación no aprenden. Les faltan proteínas y se generan circuitos cerebrales imperfectos. La adquisición cae. No se convierten en "no aprendedores"; aprenden, pero con más dificultad. ¿Cómo ve la pandemia? ¿Hay algún estudio relacionado entre su campo y el COVID-19? Puedo decir dos cosas sobre memoria y COVID. Se ha visto a posteriori , en la postinfección, que alguna cosa pasa en nuestro cerebro. Se siente cansancio, a veces dolores de cabeza y fundamentalmente aparece un fenómeno donde la cognición está algo borroneada. Hay algunos trabajos que comentan que algo pasa, no es grave, pero algo hay. Respecto del cerebro durante las cuarentenas y restricciones, formo parte de un grupo que está empezando a investigar con gente que puede haber estado o no con Covid y vivió restricciones. Mediante algunas encuestas y mediciones vamos a tratar de ver si hubo efectos sobre la cognición y las memorias. Es un proyecto presentado para su consideración. ¿Qué les pudo pasar a nuestros cerebros en estos meses? La hipótesis de que hay ciertas alteraciones en la memoria y en algunas facetas de la cognición. Creemos que vamos a encontrar un déficit, no marcado, pero sí visible. Estudiaremos el estado de ánimo, que se puede analizar con tests fáciles. La idea es que también se vio alterado; la pregunta es en qué grado y en qué extensión. Saberlo puede servir para pensar prevenciones frente a un posible segundo brote como el que Europa sufre ahora. Esperamos tener resultados para mayo o junio del año que viene.

  • Investigadores argentinos descubren por qué un tipo de cáncer pediátrico es resistente a la quimio

    En un trabajo conjunto, los científicos del Hospital Garrahan, el Conicet y el Instituto Leloir lograron explicar por qué la quimioterapia falla en ciertos tumores oculares y definieron fármacos adecuados para el tratamiento. TELAM, 19 de octubre de 2020.- Científicas y científicos del Hospital Garrahan, del Instituto Leloir y de Conicet descubrieron mecanismos moleculares que explicarían por qué en algunos casos falla la respuesta de un subtipo de tumor ocular a la quimioterapia e identificaron potenciales fármacos con capacidad terapéutica. La investigación, liderada las científicas de Conicet Andrea Llera y Paula Schaiquevich en colaboración con médicos de India y de Estados Unidos e investigadores de Francia y España, fue publicada recientemente en la Revista "Cancers" y estudió un subtipo de retinoblasma (tumor ocular en niños) que constituye un 2% de los casos y hasta el momento no tenía tratamiento. Por qué no funciona la quimioterapia Según informó la Agencia CyTA, del Instituto Leloir, a partir de material de un tumor primario y sitios metastásicos de retinoblastomas refractarios a quimioterapia de dos niños de 17 y de 30 meses de edad, los investigadores pudieron identificar una "curiosa serie de alteraciones genéticas que explicarían la resistencia de ese tipo de cáncer al tratamiento convencional". "Llamativamente, los tumores no mostraron mutaciones en el gen RB1, característico de retinoblastoma, pero sin alteraciones del gen MYCN, combinación reportada en sólo el 2% de los casos de este tumor", afirmó Andrea Llera, una de las líderes del estudio y directora de la Unidad asociada de Genómica en Cáncer "Genocan", que funciona en la Fundación Instituto Leloir (FIL). También identificaron una inesperada mutación en TP53, gen que, "como si fuera un dogma", se consideraba inalterado en retinoblastoma, agregó una primera autora del estudio, la bioinformática Daiana Ganiewich, becaria doctoral de la Fundación Leo Messi que trabaja bajo la codirección de Llera en el Garrahan. En este sentido, añadió que, además, "se descubrieron alteraciones en los cromosomas 16q y 17p". Los estudios genómicos se realizaron en colaboración entre investigadores de la FIL, del Hospital Curie (Paris, Francia) y del Hospital Sant Joan de Deu (Barcelona, España). La búsqueda de fármacos En una segunda fase, establecieron modelos celulares (in vitro) de ese retinoblastoma agresivo en el Hospital Garrahan y modelos animales (in vivo) de esa enfermedad en la FIL y realizaron un análisis farmacológico en colaboración con el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, en Nueva York (Estados Unidos) y con el apoyo de una beca de la Fundación Bunge y Born. "Estos estudios permitieron identificar 17 fármacos como posibles candidatos por su actividad para tratar estas células tumorales", explicó otro primer autor, el bioquímico y farmacéutico Santiago Zugbi, becario doctoral del CONICET en el Garrahan. De estos 17 fármacos, seleccionaron un grupo que por su disponibilidad en el mercado y características farmacológicas podrían sugerir efectividad in vivo y factibilidad de traslación a la clínica. "Estas combinaciones novedosas fueron evaluadas en modelos celulares y animales y demostraron mayor actividad antitumoral que el tratamiento convencional", destacó Paula Schaiquevich, quien dirige la Unidad de Tratamientos Innovadores del Garrahan. Se trata del panobinostat, bortezomib y carboplatino, que demostraron actividad sinérgica in vitro y que ahora deberían probarse en ensayos clínicos o protocolos de uso compasivo para comprobar su efectividad. Por su parte, Llera sostuvo que "dada la evidencia de ciertos marcadores genómicos que nos indican la agresividad del tumor, estos pacientes deberían ser identificados para no recibir tratamientos convencionales que se sabe que no van a ser efectivos". Qué es el retinoblastoma El retinoblastoma, un tipo de tumor ocular en niños, se puede eliminar cuando se detecta en forma temprana y suele ser sensible a la quimioterapia, a excepción del subtipo estudiado en la investigación. Sin embargo, el pronóstico empeora si el cáncer se disemina principalmente al sistema nervioso central: en esos casos, hasta 9 de cada 10 pacientes no logra curarse pese a la quimioterapia, los rayos y la cirugía.

  • "Zoom a la ruralidad" II: mirá todos los encuentros

    En estos tiempos tan desafiantes para todos, la educación rural se encuentra particularmente afectada. Desde el Programa Sembrador, conocemos los desafíos que día a día la educación en contextos rurales pone frente a los docentes. Por eso, lanzamos la segunda edición de "Zoom a la Ruralidad: enseñanza, aprendizajes y pandemia". En este nuevo ciclo de encuentros virtuales entre especialistas y docentes, directores y supervisores de todo el país, abordaremos distintas temáticas relacionadas con la educación en contextos rurales y acercaremos herramientas concretas que sean útiles para fortalecer sus prácticas durante este tiempo. Te dejamos debajo todas charlas (actualizadas semana a semana), con su material relacionado, para que puedas acceder cuando quieras. Calendario de encuentros 06/10 - “Educar es crear comunidad”, por Cecilia Cancio, Magíster en Psicología Cognitiva y Aprendizaje, FLACSO. Material relacionado. 13/10 - “Autoeficacia colectiva en escuelas rurales, una forma de aprendizaje colaborativo”, por Silvia Figiacone, Doctora en Psicología, Universidad de Palermo. Material relacionado. 20/10 - “Acompañar la evaluación: rúbricas y listas de cotejo”, por Graciela Cappelletti, Magíster en Didáctica, Universidad de Buenos Aires. Material relacionado. 27/10 - “Aprendizajes y huellas de esta travesía no elegida”, por Bernardo Blejmar, Licenciado en Ciencias de la Educación, Universidad de Buenos Aires.

  • "Todos los tiempos el tiempo": cerró la convocatoria

    Con una participación masiva de autores de todo el país, el pasado martes 20 de octubre cerró la convocatoria del Premio Estímulo a la Escritura "Todos los tiempos el tiempo". Estamos muy contentos de anunciar que más de 1100 participantes presentaron proyectos de novelas, cuentos, crónicas, ensayos, guiones cinematográficos, obras de teatro, álbumes infantiles y novelas gráficas. De los 936 proyectos de obra presentados, las obras de Ficción fueron, como era de esperar, predominantes: representan un 34% del total. Sorprendió el gran caudal de proyectos presentados en Dramaturgia (20%), Guión (18%) y No-ficción (16%). Menos habituales en este tipo de concursos, las categorías de Libro infantil y Novela Gráfica tuvieron no obstante una importante representación (12% entre las dos) que prefigura una proporción cada vez mayor en futuras convocatorias de esta índole. Casi 100 proyectos de obra fueron escritos de forma colectiva. Cerca de 80 en dúo de coautores, y el 20 restante en grupos autorales de entre 3 y 4 personas. La gran mayoría de los proyectos colectivos correspondieron a proyectos de guión, libro infantil y novela gráfica, géneros para los cuales las colaboraciones creativas son más comunes. Fundación Proa, Fundación Bunge y Born y el diario La Nación agradecen a las cientos de personas a lo largo y ancho del país que participaron del concurso, y les desean suerte en las etapas de selección que comienzan. Próxima parada: el 10 de diciembre, para el anuncio de los 6 ganadores del Premio y las menciones especiales.

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