La paradoja de la “cuarentena eterna”: los argentinos casi no le temen al contagio
Cuando había muchos menos positivos, las personas creían que se podían enfermar más que ahora. Surge de un índice elaborado por la Fundación Bunge y Born.
Por Emilia Vexler
CLARÍN, 1 de noviembre de 2020.- Siete meses de cuarentena. Y sigue. Pero para algunas personas -según la región del país donde estén- la cuarentena se levantó hace rato. Llevan una vida "casi" prepandemia del coronavirus. La filosofía sería: "Riesgo hay, pero también hay que vivir".
Un estudio continuo y en etapas le puso foco a los diferentes formas de transitar en Argentina el efecto "cuarentena más larga del mundo". Hasta este sábado, los nuevos contagiados de las últimas 24 horas fueron 13.924. ¿Qué piensan los argentinos de la posibilidad de contagiarse?
La percepción del riesgo de enfermar de Covid-19 se fue modificando desde marzo, cuando comenzó el ASPO y los casos positivos en los partes diarios del Ministerio de Salud se contaban de a 60. A medida que pasó el tiempo, hubo una disminución en la percepción de riesgo y fue inversamente proporcional a la circulación del COVID-19 y al aumento de casos.
Así lo reveló el informe final del Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS) de la Fundación Bunge y Born, que realizó un relevamiento de opinión en cuatro etapas sobre los determinantes y motivaciones que condicionan las decisiones de aislamiento como medio de prevención del contagio.
El sondeo fue a través de una encuesta telefónica a 15.107 argentinos y argentinas mayores de 15 años que residen en el interior del país, entre el 23 de abril y el 17 de julio.
Así, fue posible identificar grupos de personas -por ubicación, rango etario, situación económica- con cierta reticencia al aislamiento social y, a la vez, la percepción individual de riesgo de sufrir la enfermedad.
Con el paso de los meses, el cambio en lo que piensan respecto a la posibilidad de contagio fue notorio.
El mismo estudio en junio arrojaba que -sin distinciones entre sectores sociales-, el 80% creía riesgoso salir del hogar, aceptaba el aislamiento y adoptaba cuidados preventivos. En cambio, en la última etapa del informe se vio que las necesidades de salir de casa para trabajar, hacer ejercicio o pasear, visitar a la familia, amigos o pareja traen aparejada una disminución en la creencia de que es posible contagiarse.
"La necesidad económica de salir a trabajar se estabilizó en un punto alto desde el comienzo y/o tuvo un aumento constante, por lo que, para mantener el aislamiento en el tiempo, era necesario tener en cuenta este aspecto", explican a Clarín. Pero eso es el bolsillo. También están las las necesidades psicológicas y sociales (salir para visitar a un familiar o hacer ejercicio), que "son más maleables y volátiles a la hora de transitar la cuarentena".
Las variables de la creencia o no en el contagio
Según la variable geográfica, las provincias o regiones con menor percepción de riesgo fueron Corrientes, Ciudad de Buenos Aires (CABA) y La Pampa, mientras que donde más se percibió fue en Tucumán, el Gran Buenos Aires (GBA) y Jujuy.
Sobre la percepción de riesgo, puntualmente se vio que disminuye a mayor nivel educativo (una variable que indica el nivel socioeconómico de quien responde); aumenta en las personas de mayor edad, quienes tienen enfermedades preexistentes, quienes ponen en práctica hábitos más saludables. En cuanto al género, las mujeres perciben un mayor riesgo que los hombres.
Las variables de salud son de los factores más importantes en el aumento de la percepción de riesgo. Quienes tienen una enfermedad preexistente (como diabetes, obesidad e hipertensión, que se relaciona con una mayor tasa de mortalidad por COVID-19), tienen una mayor visión del riesgo de contagiarse.
"Cuareterna", la cuarentena interminable
El sondeo también halló que la adhesión a la cuarentena tiene una fuerte relación con el riesgo que percibe al estar afuera del hogar, es es decir, a menor percepción de riesgo, la medida se llega a conceptualizar más como autoritaria, que en una mayor percepción de riesgo, donde se pondera la cuarentena en función de “cuidarme”, “cuidar a las personas que quiero” o “cuidar la salud de los ciudadanos”, como eran las opciones de respuesta.
A lo largo del estudio, la cuarentena fue entendida como “autoritaria e innecesaria” por entre un 5.4% y un 9.7% de los encuestados, cuando en la primera etapa del relevamiento representaba apenas un 5% de las respuestas.