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- OportunaMENTE: capacitación docente en Córdoba
La semana pasada estuvimos en la provincia de Córdoba para llevar adelante la capacitación docente "OportunaMENTE: herramientas para potenciar el desarrollo infantil en el Nivel Inicial", para docentes de la provincia. La capacitación, que se realizó en el Instituto de Enseñanza Superior Simón Bolívar, de la ciudad de Córdoba, se realizó en dos turnos, para distintas docentes. Durante los encuentros se abordaron las habilidades precursoras del aprendizaje y las funciones ejecutivas, planificación y evaluación en salas heterogéneas de la enseñanza de matemática, y prácticas del lenguaje y la alfabetización inicial. Parte de la dinámica se realizó a partir de actividades grupales. Esta capacitación es el resultado de un acuerdo con el Ministerio de Educación provincial, con el objetivo de fortalecer el rol de docentes y equipos directivos en el desarrollo de niñas y niños durante sus primeros años de vida. El equipo de capacitadoras de la Fundación Bunge y Born estuvo conformado por las analistas Teresa Blanco y Victoria Giambroni Dalcol, y la consultora Clara Gonzales Chaves. Sobre OportunaMENTE Es una plataforma de herramientas para potenciar el desarrollo infantil, con más de 180 actividades y recursos específicamente diseñados para trabajar con los contenidos del diseño curricular y que favorecen el desarrollo de las habilidades precursoras del aprendizaje. Conocé OportunaMENTE en este enlace .
- La ministra Montaldo firmó convenios para fortalecer la educación rural en Tucumán
Ministerio de Educación de Tucumán , 1 de julio de 2025.- En Casa de Gobierno, el Ministerio de Educación y la Fundación Bunge y Born y la Fundación Perez Companc, firmaron un convenio marco de colaboración y de actividades específicas para fortalecer la calidad de la educación en Tucumán, principalmente para desarrollar el “Programa Sembrador” con la finalidad de contribuir al fortalecimiento de escuelas en contextos rurales. Encabezó la firma, la ministra de Educación, Susana Montaldo; y la gerenta de Desarrollo Humano de la Fundación Bunge y Born , Brenda Walter. Además, estuvo presente la secretaria de Educación, Gabriela Gallardo; el subsecretario de Asistencia Legal y Técnica, Facundo Juez Pérez; y la directora de Nivel Superior No Universitario y Artística, Silvina Fernández. Tras la rúbrica, Susana Montaldo expresó: “Nosotros creemos firmemente en la importancia que tiene establecer alianza con las organizaciones del tercer sector. En esta gestión de gobierno, el contador Osvaldo Jaldo, nuestro gobernador, ha puesto como privilegiadas las áreas de educación, salud y seguridad en su gestión. Nosotros queremos llegar cada vez más y mejor a todas las escuelas de la provincia, en especial a los sectores rurales más alejados y que todos tengan una buena calidad educativa que les permita después una inserción laboral, una mejora de la calidad de vida. Esto se logra cuando más socios tenemos y en este caso tanto las distintas fundaciones con las que trabajamos: Pérez Companc, Bunge y Born y otras organizaciones colaboran para que podamos brindar el mejor servicio educativo”. Luego, Brenda Walter explicó: “Recién formalizamos dos convenios, el convenio marco y el convenio específico por nuestros cursos para la ruralidad que brindamos junto a Fundación Perez Companc. Tenemos un programa que se llama 'Sembrador' hace más de 30 años. Ese programa tiene dos proyectos: uno es el de MOOCs, que son cursos virtuales, online, masivos y gratuitos que están alojados en la plataforma de Coursera. Son en este momento 10 cursos virtuales que se ofrecen para docentes de contextos rurales”. Además, Walter, detalló: “Hay cursos sobre arte, sobre matemáticas, sobre lengua. En este momento estamos desarrollando un nuevo curso sobre habilidades socioemocionales y estos cursos se ofrecen de manera sincrónica a docentes que cuando son bajo convenio también ofrecen la posibilidad de otorgar puntaje. Así que por eso en esta oportunidad renovamos el convenio”.
- La IA y la educación. El desafío de integrar dato y sentido, conocimiento y sabiduría
Es preciso construir un enfoque que combine la competencia tecnológica y la perspectiva humanística a fin de preparar a los estudiantes para vidas y carreras complejas Por Ivan Petrella, Director de Cultura y Ciencia en la Fundación Bunge y Born LA NACIÓN , 28 de junio de 2025.- La inteligencia artificial (IA) pasó de la ficción especulativa a convertirse en una realidad cotidiana que se supone está a punto de transformar casi todos los aspectos de nuestras vidas, desde la salud y las finanzas hasta las interacciones sociales y la política. Pero tal vez en ningún ámbito se debate con mayor intensidad sobre ella que en la educación . Consideremos un aula universitaria típica hoy: los estudiantes utilizan asistentes de IA para investigar ensayos, verificar datos y generar borradores preliminares en cuestión de segundos. Mientras tanto, los profesores se enfrentan a interrogantes nuevos sobre plagio, evaluación y sobre qué constituye realmente el aprendizaje genuino o el pensamiento original. Transformaciones como estas nos obligan a reconsiderar el propósito de la educación en un mundo dominado por la inteligencia artificial. Si bien gran parte del debate se ha centrado en lo que la IA puede hacer por la educación –automatizar evaluaciones, personalizar la instrucción u ofrecer retroalimentación instantánea– existe una pregunta más profunda y urgente que debemos plantearnos: ¿Qué debería hacer la educación por los estudiantes que deberán vivir, trabajar y prosperar en un mundo saturado de IA? Este segundo enfoque redefine la educación no solo como una reacción frente a los avances tecnológicos, sino como una oportunidad para moldear activamente nuestra relación humana con la tecnología. Aunque las consideraciones prácticas son importantes, un enfoque exclusivamente técnico corre el riesgo de reducir la educación a un simple entrenamiento laboral Actualmente, los debates sobre el impacto curricular de la IA tienden a dividirse en dos grandes posturas. Por un lado, educadores, legisladores y líderes de industria abogan por planes de estudio que enfatizan habilidades prácticas y técnicas. Argumentan que los estudiantes deben aprender programación, análisis de datos, pensamiento computacional e incluso nuevas especialidades como la “ingeniería de prompts”—la habilidad de elaborar instrucciones efectivas para modelos de IA. Su lógica es pragmática: la IA está remodelando los lugares de trabajo, haciendo que ciertas competencias técnicas sean esenciales para que los jóvenes puedan asegurar su futuro económico. Diversos desarrollos recientes a nivel global subrayan esta perspectiva. La orden ejecutiva del gobierno estadounidense sobre educación en inteligencia artificial ejemplifica esta postura, enfatizando que los estudiantes deben tener una exposición temprana y amplia a los conceptos de IA para mantenerse competitivos. De manera similar, Japón y Corea del Sur han implementado planes de estudio sobre inteligencia artificial, con el objetivo de desarrollar competencias técnicas desde la primera infancia. Estrategias como estas posicionan a los estudiantes como participantes activos en una economía digital cada vez más extendida, asegurando supuestamente su futura empleabilidad. Esta limitación pone en evidencia la necesidad de adoptar una perspectiva alternativa, que reivindique el papel central de las humanidades frente al avance de la inteligencia artificial Aunque las consideraciones prácticas son importantes, un enfoque exclusivamente técnico corre el riesgo de reducir la educación a un simple entrenamiento laboral. Si el objetivo es únicamente seguir el ritmo de la IA mediante continuas actualizaciones de los planes de estudio para reflejar las últimas tendencias tecnológicas, nos condenamos a un esfuerzo parecido al de Sísifo, eternamente atrapados en un ciclo agotador en el que perseguimos una meta que nunca terminamos de alcanzar por completo. De hecho, un análisis reciente de Oxford Economics, centro especializado en mercados laborales, revela que el creciente desempleo entre graduados universitarios en Estados Unidos afecta precisamente a disciplinas técnicas como finanzas y ciencias de la computación, áreas que se supondrían serían beneficiadas por las actualizaciones constantes. Sin embargo, es al revés: son justamente campos donde los empleos están siendo reemplazados por la tecnología. “La burbuja de la informática está estallando”, señala un artículo de The Atlantic , que muestra cómo, tras dos décadas de gran crecimiento, este año la matrícula en ciencias de la computación en las universidades de Estados Unidos subió apenas un 0,2 %. En Stanford, el número de estudiantes se estancó. En Princeton, se proyecta que, si las tendencias actuales continúan, la cohorte de graduados en esta disciplina será un 25 % menor en dos años. En Duke la inscripción en cursos introductorios ha caído cerca de un 20 % el último año. Preguntas esenciales Esta limitación pone en evidencia la necesidad de adoptar una perspectiva alternativa, que reivindique el papel central de las humanidades frente al avance de la inteligencia artificial. Desde esta visión, el historiador D. Graham Burnett, de la Universidad de Princeton, argumenta en su artículo “¿Sobrevivirán las humanidades a la IA?”, publicado en la revista The New Yorker , que nuestra respuesta educativa ante la inteligencia artificial no debería centrarse en lo técnico, sino en recuperar aquellas preguntas esenciales que la educación ha dejado en segundo plano: ¿Cómo vivir? ¿Qué deberíamos desear y hacer? ¿Qué tipo de sociedad queremos construir? ¿Cómo enfrentar la muerte? Son precisamente estas cuestiones fundamentales las que adquieren una renovada relevancia en un contexto donde la tecnología irá asumiendo cada vez más tareas que antes considerábamos exclusivamente humanas. Una distinción esencial ayuda para comprender el alcance de esta perspectiva: la diferencia entre conocimiento y sabiduría. La IA, explica, se destaca en la producción de conocimiento, procesando enormes volúmenes de datos, reconociendo patrones y ofreciendo información de manera inmediata. La sabiduría, en cambio, involucra la capacidad de formular preguntas significativas, lidiar con la ambigüedad y convivir de manera fructífera con la incertidumbre. Esto, dice Burnett, es inherentemente humano y fundamentalmente resistente a la automatización. Consideremos cómo podrían diferir las aulas si priorizamos la sabiduría sobre la transferencia de conocimiento. En una clase de historia, un enfoque orientado al conocimiento podría reducirse a que los estudiantes memoricen fechas, nombres y eventos, tareas que la inteligencia artificial puede replicar fácilmente. En cambio, una clase enfocada en la sabiduría desafiaría a los estudiantes a reflexionar sobre las decisiones éticas involucradas en eventos, como el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, promoviendo debates sobre la justicia e invitando a los estudiantes a reflexionar sobre la ambigüedad moral y los matices emocionales de decisiones que han marcado momentos bisagra de nuestra historia. La condición humana, resalta Burnett, no reside en nuestra habilidad para resolver velozmente una tarea concreta, sino en nuestra capacidad para detenernos y preguntarnos por el sentido mismo de esa tarea De manera similar, en una clase de literatura, un enfoque basado en la IA podría limitarse a resumir rápidamente argumentos o identificar temas principales, por ejemplo, en relatos como “El Aleph”, de Jorge Luis Borges. Pero una clase orientada hacia la sabiduría impulsa a los estudiantes a explorar las cuestiones filosóficas que plantea el texto, tales como la naturaleza del infinito, la imposibilidad humana de comprender plenamente la totalidad del universo y los límites del conocimiento racional. De este modo, el objetivo educativo no sería acumular respuestas rápidas, sino elaborar preguntas y explorar la incertidumbre. La condición humana, resalta Burnett, no reside en nuestra habilidad para resolver velozmente una tarea concreta, sino en nuestra capacidad para detenernos y preguntarnos por el sentido mismo de esa tarea. La inteligencia artificial podrá acelerar infinitamente el procesamiento de datos, pero no podrá nunca captar la riqueza de la experiencia cotidiana ni conocer lo que significa enfrentar la complejidad de vivir en primera persona. Precisamente esta diferencia debería motivarnos a repensar el papel de las humanidades en la educación. Más que acumular conocimientos, necesitamos enfocar el aprendizaje hacia la comprensión crítica y empática de nuestra propia experiencia individual y social, con todas sus contradicciones. Es en este terreno, humano y concreto, donde la educación puede aportar algo irreemplazable frente al avance tecnológico. Sin embargo, enfatizar la educación humanística no significa abandonar la competencia tecnológica. Al reconocer las limitaciones de elegir exclusivamente entre la formación técnica y la indagación humanística, hay quienes intentan construir un enfoque integrado. En lugar de presentarlas como fuerzas opuestas, imaginan una síntesis que maximice las fortalezas de ambas, preparando efectivamente a los estudiantes para vidas y carreras complejas definidas por la inteligencia artificial. Tal vez el ejemplo más importante sea el de Joseph Aoun, presidente de la Universidad Northeastern, quien, en su libro de 2017, A prueba de robots: educación superior en la era de la inteligencia , propuso un modelo educativo denominado “humanics” (humanidades tecnológicas). Este enfoque plantea tres alfabetizaciones esenciales: tecnológica (una comprensión básica del funcionamiento de tecnologías como la IA); en datos (la capacidad crítica para interpretar los datos generados por dichas tecnologías); y humana (el desarrollo de habilidades intrínsecamente humanas como la creatividad, el pensamiento crítico, la empatía, la iniciativa emprendedora y la flexibilidad cultural). Perspectiva amplia Según Aoun, todos los estudiantes, independientemente de su especialidad, deberían dominar estas tres dimensiones para usar la tecnología de manera ética y consciente de sus implicancias sociales y humanas. Sin embargo, el acelerado ritmo de los avances tecnológicos lo llevó a revisar y expandir su planteo en un artículo reciente para The Chronicle of Higher Education , titulado “Cómo la educación superior puede adaptarse a la IA”. Allí, Aoun sostiene que el enfoque original debe evolucionar hacia una versión ampliada que denomina Humanics 2.0. Esta actualización propone una educación en inteligencia artificial más panorámica, que considera no solo sus aplicaciones económicas y tecnológicas, sino también sus repercusiones sobre nuestras instituciones, nuestras relaciones personales y nuestro futuro en sociedad. Además, subraya la necesidad de una formación orientada a reconocer la presencia cotidiana de la IA en aspectos tan diversos como las finanzas personales, la atención médica, el hogar, las redes sociales y las decisiones diarias. Asimismo, promueve innovaciones interdisciplinarias, como carreras que vinculen áreas aparentemente disímiles –por ejemplo, la informática con el teatro–, conectadas por el estudio del impacto transformador de la IA. Lograr este equilibrio exige cambios significativos. Los programas de formación docente deberían preparar a los educadores para integrar herramientas tecnológicas de manera reflexiva, acompañadas por una sólida indagación crítica. Las escuelas y universidades deben reestructurar conscientemente sus planes de estudio, enfatizando no solo la competencia técnica, sino también fomentando el diálogo, el debate ético y la exploración creativa. Las instituciones deben resistir la tentación de priorizar únicamente las métricas económicas –como las matrículas en disciplinas STEM–en detrimento de las humanidades y la educación artística. En última instancia, el desafío que enfrentan educadores, legisladores, familias y la sociedad en general no se reduce únicamente a cómo aprovechar la IA dentro del ámbito educativo. El verdadero reto es definir cómo la educación puede preparar mejor a los estudiantes para vivir plenamente en una sociedad transformada por las tecnologías disruptivas. Al adoptar este enfoque, regresamos a la misión fundamental de la educación: formar ciudadanos reflexivos, críticos y éticamente responsables, capaces de moldear la tecnología en lugar de ser moldeados pasivamente por ella. Ahí se encuentra la promesa transformadora y el potencial de la educación en la era de la inteligencia artificial.
- Más de 3.700 docentes de Nivel Inicial se capacitaron en el ciclo "OportunaMENTE: herramientas para potenciar el aprendizaje en el nivel inicial"
El lunes 9 de junio concluyó el ciclo de formación “OportunaMENTE: herramientas para potenciar el aprendizaje en el nivel inicial”, del que participaron más de 3.700 docentes de Nivel Inicial de todo el país, y que otorgó puntaje docente en las provincias de Córdoba y Mendoza. Todos los encuentros se encuentran grabados y disponibles en nuestro canal de YouTube . La propuesta , que buscó fortalecer el rol de las docentes en el desarrollo de los niños, les brindó información y recursos innovadores y de alta calidad para acompañarlas en la sala y ayuden a los niños a alcanzar su máximo potencial. El primer encuentro del ciclo fue "Las habilidades precursoras del aprendizaje", con la Dra. Julia Hermida. Durante el encuentro, se trabajó el enfoque del desarrollo de las habilidades cognitivas que las personas usamos para aprender. El segundo encuentro estuvo a cargo de la Mg. Clara Gonzales Chaves, y se tituló "Planificación y evaluación en el nivel inicial", y llegó a superar las 1.500 visualizaciones en vivo. El tercer encuentro, " Enseñar matemática en el nivel inicial", estuvo a cargo de las Mg. María Laura Imvinkelried y Cecilia Laspina, y contó con la participación de más de 1.000 docentes de todo el país. Finalmente, el último encuentro, a cargo de la Mg. Ana Casiva, estuvo dedicado a la enseñanza del lenguaje en nivel inicial. "Enseñar prácticas del lenguaje en el nivel inicial", fue el título del encuentro y recibió muchísima aceptación por parte de las docentes. Todos los encuentros estuvieron moderados por Teresa Blanco y Victoria Giambroni Dalcol, analistas de proyectos en la Fundación Bunge y Born, coordinadoras de OportunaMENTE , una plataforma de herramientas para potenciar el desarrollo infantil.
- Presentamos el Programa de Primera Infancia
El pasado viernes 30 de mayo, desde la Fundación Bunge y Born presentamos el Programa de Primera Infancia, una propuesta integral para esta etapa crucial en el desarrollo humano. El encuentro fue, a su vez, una oportunidad para conectar referentes, aliados y organizaciones comprometidas con mejorar el bienestar de la infancia, en una jornada de inspiración y colaboración. El evento contó con la presencia de más de 60 referentes de organizaciones sociales, dirigentes del Congreso Nacional, del CONICET, de hospitales pediátricos, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de la Municipalidad de Vicente López, de empresas y cámaras empresarias, y periodistas vinculados a educación y primera infancia. “Mientras que 7 de cada 10 niños en Argentina viven en situación de pobreza (UNICEF, 2024), ocuparse e invertir en este período resulta una prioridad ineludible para reducir las brechas de desigualdad en el futuro y generar un ahorro en la inversión pública a largo plazo”, sostuvo el director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born , Gerardo della Paolera. “La educación en primera infancia aumenta las capacidades para los siguientes niveles educativos, a lo largo de la vida. Hay evidencia sobre ésto”, aseguró della Paolera. Asimismo, expresó: “El problema es que todavía no se visualiza una política de Estado que piense la infancia como importante para todos los segmentos sociales”. Por su parte, la gerenta de Desarrollo Humano de la Fundación Bunge y Born , Brenda Walter enfatizó: “El desarrollo infantil es una problemática que debe ser abordada de manera multidimensional e interdisciplinaria: la promoción de la salud, una buena nutrición y la prevención de enfermedades. Otra necesidad es desarrollar espacios para promover oportunidades de aprendizaje temprano. El tercer punto es la atención receptiva, el cuidado cariñoso y sensible del adulto al niño. Y, por último, resaltamos la importancia de promover una sociedad comprometida, informada e involucrada, que entienda la relevancia de la primera infancia en la agenda pública”. En tanto, el Coordinador Senior de Proyectos, Julio Ichazo, aseguró: “Desde la Fundación Bunge y Born buscamos que todas las iniciativas puedan ser escalables al sector público, local, provincial o nacional, y transferirse a otras organizaciones. Esto es especialmente necesario en el trabajo en la primera infancia”. “Es el momento en el que se desarrollan casi un millón de conexiones neuronales por segundo. No quiere decir que luego no se pueda trabajar con la plasticidad del cerebro, pero sí que este es el periodo inicial fundamental y genera mucho más impacto sobre la calidad de vida de las personas a lo largo de toda su vida”, sostuvo. Ejes del Programa de Primera Infancia Investigación : generar conocimiento relevante para fundamentar políticas públicas y orientar los esfuerzos hacia las áreas más críticas. Formación : trabajar con programas especializados para fortalecer la capacidad de docentes, cuidadores y familias, y así promover el desarrollo óptimo en los niños a su cargo. V inculación : facilitar y participar de espacios de encuentro entre especialistas en favor de los niños en situación de vulnerabilidad. Inte rvención: impulsar transformaciones comunitarias a partir de procesos de cocreación e innovación social, basadas en la evidencia más reciente para ampliar las intervenciones a mayor escala. Divulgación: difusión de conocimiento sobre primera infancia y buscar transferir los programas con evidencia de impacto para lograr un cambio sistémico a escala poblacional. Además, la Fundación presentó canales digitales especialmente desarrollados para el trabajo en primera infancia: Instagram: primerainfancia_fbb/ Pinterest: PrimeraInfancia_FBB/
- Develan misterio sobre el funcionamiento de un grupo de células inmunológicas que promueve el desarrollo de tumores
En un reciente estudio, publicado en la prestigiosa revista Immunity , científicos del CONICET ayudaron a descifrar los mecanismos de acción de las células mieloides supresoras. Además, propusieron una posible estrategia terapéutica para reprogramarlas y que colaboren a combatir el cáncer. CONICET , 10 de junio de 2025.- Un estudio de científicos del CONICET, publicado en el último número de la prestigiosa revista Immunity (Cell Press), permite responder un interrogante que hasta ahora era un misterio: ¿Cómo es posible que células del sistema inmunológico, diseñadas para proteger al organismo, terminen ayudando a los tumores a crecer y expandirse? Se trata de las llamadas células mieloides supresoras (MDSCs), que nacen en la médula ósea (al igual que muchas células del sistema inmune), pero en lugar de combatir el cáncer, promueven su crecimiento, diseminación y progresión. El estudio dirigido por Gabriel Rabinovich, investigador en el Laboratorio de Glicomedicina del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME, CONICET-Fundación IBYME), y que tiene como autora protagónica a la investigadora del CONICET Ada Blidner (del mismo laboratorio), no solo brinda una respuesta a esta enigmática pregunta, sino que también ofrece una estrategia terapéutica para reprogramar la conducta de las células MDSCs pro-tumorales, de manera que funcionen efectivamente como células inmunológicas que protejan al organismo en lugar de ayudar al tumor a crecer. Este fenómeno, que desafía la lógica del sistema inmune, ha sido confirmado en numerosos estudios. Las células MDSCs no sólo no atacan al tumor, sino que lo ayudan a crecer de dos maneras diferentes: suprimiendo la respuesta inmune ejercida por los linfocitos T contra las células cancerígenas (inmunosupresión), y promoviendo la formación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis), que permiten la llegada de nutrientes al tumor, facilitando su crecimiento y migración hacia nuevos tejidos (metástasis). Además, se ha logrado determinar que estas células tienen un rol clave en la resistencia a distintas terapias oncológicas, incluidas la inmunoterapia, la quimioterapia, la radioterapia y la terapia anti-angiogénica. Más allá de su importancia, los mecanismos que regulan estas dos funciones pro-tumorales de las células MDSCs (inmunosupresión y angiogénesis) eran poco conocidos hasta ahora. Lo que los científicos del CONICET lograron demostrar es que, al acercarse a ambientes tumorales, las MDSCs alteran la composición de los azúcares (glicanos) que rodean su superficie, volviéndose más atractivas para la unión de la proteína Galectina-1 (GAL-1). Cuando GAL-1 se une a los glicanos en las MDSCs, decodifica la información presente en su estructura y las reprograma (a las células) para que, -de manera simultánea- supriman a los linfocitos T responsables de destruir al tumor y ordenen a las células endoteliales que formen nuevos vasos sanguíneos. “A través de diferentes metodologías, que incluyeron ensayos in vivo , bioinformáticos y muestras de pacientes, revelamos que, en ambientes tumorales, GAL-1 es la molécula responsable de orquestar y sincronizar de forma jerárquica la inmunosupresión y producción de vasos sanguíneos que ejercen las células MDSCs”, señala Rabinovich, que además es profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN, UBA). Pese a que gracias a numerosas investigaciones, entre las que se destacan los aportes pioneros del grupo de Rabinovich, ya se sabía que GAL-1 se expresa de forma elevada en distintos ambientes tumorales, donde cumple funciones inmunosupresoras y pro-angiogénicas, hasta la publicación de estas investigaciones, no se había descripto el papel fundamental que cumple esta lectina en la coordinación del rol pro-tumoral y pro-angiogénico de las células MDSCs. Una nueva estrategia terapéutica Además de responder una incógnita fundamental sobre los mecanismos de acción pro-tumorales de las células MDSCs, el estudio probó con éxito, sobre modelos experimentales de cáncer colorrectal, una estrategia terapéutica basada en el bloqueo de la función de GAL-1, a través de la administración de un anticuerpo anti-GAL-1 desarrollado en el laboratorio que dirige Rabinovich. Por medio de esta estrategia se logró reprogramar las células MDSCs para que adquirieran un perfil pro-inflamatorio y antitumoral. Este mismo efecto se obtuvo al manipular las glicosiltransferasas (enzimas) encargadas de generar o destruir los azúcares a los que se une GAL-1. “Para combatir el rol pro-tumoral de las células MDSCs, muchos creyeron que lo mejor era eliminarlas, pero hoy en día predomina la idea de reprogramarlas. Así como al acercarse al tumor, estas células modifican los azúcares de su superficie y –tras unirse a GAL-1- se convierten en nuestras ‘enemigas’, lo que se busca es convertirlas nuevamente en defensoras de nuestro organismo para que colaboren en la retracción del tumor. Eso es lo que logramos cuando administramos el anticuerpo anti-GAL-1 o cuando cambiamos el perfil de glicosilación (de azúcares) de la superficie celular”, señala Rabinovich. A través de GALTEC, la empresa de base tecnológica que fundó junto a otros colegas en 2023, Rabinovich y su equipo trabajan en el desarrollo final del anticuerpo anti-GAL-1, con el objetivo cercano de testearlo en ensayos clínicos, bajo la expectativa de que, en un futuro próximo y tras la aprobación de los organismos reguladores correspondientes, pueda llegar a pacientes con cáncer. “Al funcionar simultáneamente como una molécula inmunoestimulatoria (por inhibir un factor de inmunosupresión como GAL-1) y antiangiogénica, nuestro anticuerpo podría permitir ahorrar al paciente la necesidad de tomar dos medicamentos, con los consiguientes riesgos de toxicidad que eso implica”, afirma entusiasta el investigador del CONICET. Estudios moleculares, bioinformáticos y muestras de pacientes Los investigadores lograron identificar los tres receptores celulares a los que se une GAL-1 en la superficie de las células MDSCs (CD11b y CD18, que en conjunto conforman el complejo integrina alphaMbeta2, y la molécula CD177) para poder gatillar las señales que impulsan la inmunosupresión y la formación de vasos sanguíneos. Además, descubrieron que este efecto sincronizado es orquestado a través de la activación del factor de transcripción STAT3, que potencia la capacidad de estas células de suprimir linfocitos, así como de promover la formación de nuevos vasos sanguíneos. “Quienes nos dedicamos al estudio de las células MDSCs sabemos que STAT3 es un factor de transcripción, que cuando se activa las vuelve más inmunosupresoras y más pro-angiogénicas. Esto nos permite confirmar que GAL-1 -a través de su unión a los azúcares que las células MDSCs adquieren en ambientes tumorales- es la responsable de articular procesos que muchos buscaban entender por separado”, señala Blidner. Además de los ensayos con diferentes modelos experimentales, mediante análisis bioinformáticos realizados a partir de un gran repositorio de datos sobre múltiples tumores humanos, los investigadores observaron que existe una significativa correlación entre los tumores en los que había mayor presencia de células MDSCs activadas y la expresión de GAL-1, que a su vez estaba asociada a un peor pronóstico clínico. Este descubrimiento los llevó a analizar directamente muestras de pacientes con cáncer. Así lograron confirmar que los tumores con altos niveles de GAL-1, particularmente aquéllos asociados a cáncer colorrectal, tenían también más células MDSCs activadas y un microambiente más inmunosupresor y con mayor presencia de vasos sanguíneos. “Por otro lado, en bases de datos de muestras de pacientes con cáncer de colon y melanoma que no respondían a tratamientos inmunoterapeúticos, observamos que las células MDSCs mostraban una composición de azúcares más permisiva para su unión con GAL-1 que la de aquellos que respondían mejor al tratamiento”, señala Blidner. Los diferentes ensayos y métodos utilizados en esta investigación confluyen en la confirmación de una misma hipótesis: la interacción entre GAL-1 y los azúcares que adquieren las células MDSCs al acercarse a ambientes tumorales (la forma en la que se glicosilan ) resultan fundamentales para explicar el rol pro-tumoral de estas células, tanto en lo que refiere a la vía inmunosupresora como a la vía pro-angiogénica. Esto podría también explicar la resistencia de ciertos tumores, tanto a inmunoterapias como a terapias anti-angiogénicas. Pero la buena noticia es que el estudio no solo identifica el posible blanco terapéutico, sino que también se adentra en el desarrollo de una posible estrategia para atacarlo y convertir a las células MDSCs en aliadas del sistema inmunológico. La expectativa de Rabinovich y su equipo es que el anticuerpo anti-GAL-1 que desarrollaron en el IBYME, y en el que hoy trabajan en GALTEC, pueda llegar lo más pronto posible a los pacientes, para ayudarlos a combatir formas de cáncer que hoy cuentan con mal pronóstico y son de difícil tratamiento. Rabinovich destaca que el trabajo fue realizado completamente en la Argentina y que contó con la co-dirección de Diego Croci, investigador del CONICET en el Instituto de Histología y Embriología De Mendoza (IHEM, CONICET-UCUYO). “Diego realizó su tesis doctoral y estudios post-doctorales en nuestro laboratorio y hoy dirige su propio equipo de investigación, desde donde continúa colaborando con nosotros”, señala. Para finalizar, destaca el rol clave que tuvieron en la investigación los becarios doctorales del CONICET Camila Bach, Joaquín Merlo (ambos del Laboratorio de Glicomedicina del IBYME) y Alfredo García (IHEM), así como los investigadores Karina Mariño, del Laboratorio de Glicómica Funcional y Molecular del IBYME, Martín Abba, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de la Plata, y Fernanda Troncoso, del Instituto de Química y Fisicoquímica Biológicas (IQUIFIB, CONICET-UBA). El proyecto contó con financiamiento del Programa de Redes Federales de Alto Impacto, el CONICET, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, las fundaciones Sales, Barón, Fundación Bunge y Born , Fundación Williams, Richard Lounsbery y la Society for Immunotherapy of Cancer (SITC), además del apoyo de donantes particulares como las familias Ferioli, Ostry, Caraballo y Ramón Alfonzo.
- Heather Dewey-Hagborg y sus extrañas visiones en el ADN: “Me impresiona cómo vamos dejando rastros genéticos sin tomar conciencia de ello”
La “artista de la información” estuvo en La Boca y expuso sus hallazgos del ADN alojado en pelos, colillas de cigarrillos y chicles. Con esos datos es capaz de recrear rostros. Además, está trabajando con una persona que está esperando su ejecución en una cárcel de Texas, está en el "Corredor de la muerte”: "Mi objetivo es mostrar que existe una argumentación genética acerca de la violencia, que no es ciencia ficción sino algo que está pasando en los tribunales, en los juicios, ahora". Esculturas a partir de una cadena genética. La artista neoyorquina participó del programa “Presente continuo”, en Andreani. Foto: Martin Bonetto. Clarín , 10 de junio de 2025.- Es el año 2012 y Heather Dewey-Hagborg, una joven artista neoyorkina sale a la calle después de su sesión de terapia. Algo ha pasado durante la hora que estuvo acostada en el diván del analista, una especie de revelación y que derivará en una de sus muestras más paradigmáticas: Stranger Visions. Compuesta por un conjunto de máscaras en 3D, los rostros que allí se exponen fueron creados a partir de la recolección azarosa de ADN en la calle: chicles masticados, colillas de cigarrillo y pelos entre otros elementos. Al observar esas caras, es imposible no preguntarse por la identidad ¿Cómo se define? ¿Qué materiales, circuitos y relatos nos constituyen? ¿Puede la genética decir quiénes somos o quién podríamos ser? Tres años después, estas preguntas volverían a insistir en Radical Love, una obra dedicada a Chelsea Manning, una ex soldado del ejército norteamericano que, al denunciar abusos en la guerra contra Afganistán, fue condenada a 35 años de prisión. Nacida con el nombre de Bradley, inició su transición sexual en la cárcel. Cuando su caso se hizo público, Dewey-Hagborg advirtió que nadie conocía su rostro y fue por eso que se contactó con ella. Le pidió que le enviara muestras de ADN y con ese material elaboró 30 posibles caras. Invitada, a mediados de mayo, por la Fundación Bunge y Born y la Fundación Williams, para formar parte de “Presente continuo”, un programa que invita a artistas de todo el mundo a analizar y discutir el arte en un mundo atravesado por la tecnología, Dewey-Hagborg dio una masterclass en la Fundación Andreani y un taller intensivo para los 24 becarios de distintos puntos del país que participan del programa. Revista Ñ habló con ella sobre estas relaciones en general y sobre algunos de sus trabajos en particular. –¿Cuál fue la pregunta que dio origen a Stranger Visions? –Un día, mientras estaba en terapia, acostada en el diván, me puse a mirar un cuadro colgado en la pared; el vidrio estaba rajado y en la fisura había un largo pelo negro enganchado en él. Estuve toda la sesión pensando en la persona que había dejado rastros sin siquiera saberlo, y cómo esto se relacionaba con las tecnologías de vigilancia. Cuando salí a la calle empecé a ver colillas de cigarrillo, gente que escupía en la calle, o que se cortaba las uñas en el subte y las dejaba tiradas en el piso. Me impresionaba la manera en la que vamos dejando rastros genéticos sin tomar conciencia de ello. No pude evitar preguntarme qué podemos aprender de alguien en base a su ADN. Justo en ese momento había abierto Genspace, el primer laboratorio comunitario del mundo. Lo primero que hice fue anotarme en un curso rápido para extraer ADN. Allí aprendí a diferenciar cuáles de los genes que habíamos obtenido podían servir para decir algo de la apariencia física, los rasgos y otros datos de las personas. Así, combinando eso con mi formación como programadora, e incorporando los sistemas de reconocimiento facial, armé un modelo que me permitió crear códigos y a partir de ellos, pude generar rostros. –¿Eso significa que esas caras no son reales, sino elecciones que hiciste entre múltiples posibilidades? –Sí, es muy subjetivo. Yo elegí caras que me hicieran sentir algo, que me inspiraran algún sentimiento o que me recordaran a alguien. Como te dije antes, yo, en ese momento estaba muy interesada en el problema de la vigilancia, la privacidad de los datos genéticos y mi objetivo era que la gente tuviera conciencia de eso. La muestra que tomé de Stranger Visions era reducida, eran pocos ADNs. En el caso de Chelsea Manning me propuse trabajar al revés: decidí hacer 30 retratos a partir de su ADN. De esa manera, yo continuaba el trabajo de Stranger Visions planteando lo opuesto. La idea era desafiar y cuestionar los estereotipos: mostrar que tenemos mucho más en común que lo que nos distingue. Somos 99,99% parecidos y nos enfocamos en lo que nos hace diferentes. El ADN de Chelsea Manning se convirtió en una especie de tela donde yo podía proyectar diferentes identidades. En este caso, mi trabajo estaba más enfocado en mostrar los límites de la genética para definir las identidades. Creer que podríamos predecir cómo es una persona a partir de su ADN es muy limitante, en el mejor de los casos, y en el peor, podría ser usado por la policía para hacer perfiles raciales y así perseguir a ciertas personas de manera preventiva. –¿Existen investigaciones científicas que se enfocan en predecir posibles actos criminales a partir de su información genética? –Sí, en la actualidad me estoy enfocando en el perfilado de los comportamientos de las conductas. Hay unas cuantas cosas preocupantes. Existen investigaciones que tratan de predecir la violencia, la depresión, y hasta la inteligencia. Es como si por mirar tu ADN yo pudiera decir “vos vas a poder hacer un doctorado y vos no vas a terminar el colegio primario”. Creo que intuitivamente diríamos que es muy limitante, porque ni siquiera sabemos lo que significa. Pero en el fondo aparece la insistencia de demostrar que somos previsibles, limitados y así limitar nuestras posibilidades. Y aunque como te decía antes, muchos científicos están interesados en conversar y debatir, en general tienden a darle una importancia preponderante a los genes y no toman en consideración otras variables relacionadas con el medio ambiente, el contexto y todo elemento social. –¿Cómo estás llevando a cabo esta investigación? –Estoy trabajando con alguien que está esperando su ejecución en una cárcel de Texas, en lo que llaman “Corredor de la muerte”. El cometió el crimen, eso es un hecho, sin embargo, me interesé en su caso a partir de los argumentos que usó la defensa en el juicio. Los abogados esgrimieron que esta persona tenía una predisposición genética a la violencia y esto, en lugar de exonerarlo, lo terminó de condenar. Me interesa mostrar cómo la genética ya está siendo usada en los tribunales. Mientras tanto, yo me estoy reuniendo con él, y trato de registrar con sus propias palabras lo que le pasa, qué significó para él este tipo de argumento. De alguna manera, él siente que esta “condena genética” erosiona su humanidad. –¿Con qué medios estás trabajando? –Es un trabajo en curso pero creo que va a ser una performance donde se escuchen sus palabras, su voz. Estoy pensando en una instalación de video donde muestro su celda, su vida cotidiana, las entrevistas. Hablamos mucho sobre el libre albedrío frente a la determinación genética. Tiene 30 años y lleva 7 años preso. Cometió un crimen horrible y se siente muy mal al respecto y está tratando de convivir con este crimen. Nadie dice que debería estar libre, pero que eso lo condene a muerte es otra cosa, el acto de señalar a alguien y pedir su ejecución, ese es el problema. Mi objetivo es mostrar que existe una argumentación genética acerca de la violencia, que no es ciencia ficción sino algo que está pasando en los tribunales, en los juicios, ahora. No se adónde me va a llevar esto. Mi idea es que las personas tengan la experiencia personal de escucharlo. Como sabés, la pena de muerte es legal en la mitad de los estados de EE. UU. y ni siquiera está en la agenda su discusión. –Las advertencias de Stranger Visions acerca del modo en el que vamos dejando rastros de nuestra intimidad ¿no se contradicen con la exposición voluntaria de la intimidad en las redes sociales? –Si, pero acá vale preguntarse qué es invasivo y que no. Por ejemplo, la gente usa un motor de búsqueda como si fuera una herramienta privada. Tipean cualquier tipo de preguntas, buscan cosas muy íntimas que ni siquiera compartirían con sus parejas y lo hacen sin advertir que ese historial queda registrado en esas grandes empresas de tecnología. No es lo mismo lo que yo encuentro en el ADN que lo que esa persona está dispuesta a contar de sí, aunque en ambos casos se trate de su intimidad. En su ADN hay cosas que ni ellos conocen. Lo que se muestra en línea es un personaje y una imagen previamente curada (incluso en estas búsquedas secretas); en cambio, el ADN cuenta historias más subterráneas. El ADN te da información sobre tus antepasados, tus ancestros. A través del ADN la gente se entera de sus antecedentes migratorios, datos que, tal vez, no querrían saber: separaciones forzosas, esclavitud, familias que han quedado separadas. En los EE. UU. la mayoría de las personas no conoce su árbol genealógico. Lo interesante es preguntarse por qué queremos tener una versión científica de nuestra historia. Nosotros miramos nuestro ADN y nuestra genética como si fuera la regla de oro. Y esto creo que tiene que ver con el rol que ha ocupado el ADN en las investigaciones criminales. Porque el poder de la identificación es muy fuerte, pero eso no significa que todo lo que dice el ADN tenga misma importancia o validez. Heather Dewey-Hagborg se pregunta: "¿Cuando nos hacemos un estudio médico, nos sacan sangre o nos toman una muestra, ¿qué se hace después con eso? ¿Adónde va esa información?" Foto: Martín Bonetto. e –Stranger Visions es de 2012. ¿Creés que ahora la gente está más consciente de las advertencias acerca de la vigilancia constante? –Creo que, en líneas generales, nada ha cambiado mucho. Incluso, aunque las tecnologías de vigilancia se hayan perfeccionado, y hay más riesgos, las personas siguen sin tomar conciencia, siguen sin pensarlo. Hace diez años, con el caso Snowden o el de Chassing Manning, la preocupación por la vigilancia era un tema de debate público, pero ahora parece que nos hubiéramos olvidado de eso. La IA parece ser la única preocupación, pero lo cierto es que el aparato de vigilancia sigue creciendo y nuestros rastros genéticos quedan por ahí. Por ejemplo, cuando nos hacemos un estudio médico, nos sacan sangre o nos toman una muestra, ¿qué se hace después con eso? ¿Adónde va esa información? Hace un tiempo mandé una solicitud al hospital donde nací para que me dieran esos datos y la solicitud fue negada con el argumento de “cuidar la privacidad del paciente”. ¿Cuidarla de quién? ¿De sí mismo o de ser usada en su contra? ¿Y de qué manera?
- Once instituciones cordobesas ya cuentan con su Domo Cósmico para transformar el aprendizaje a través del juego
Las escuelas y organizaciones fueron seleccionadas entre más de 600 de todo el país por su compromiso con la primera infancia. Los Domos Cósmicos estimulan el desarrollo cognitivo y motriz de los niños y ya están instalados en once localidades de la provincia. Prensa Gobierno de Córdoba , 6 de junio de 2025.- En el marco del desafío nacional impulsado por la Fundación Bunge y Born , once instituciones educativas y sociales de la provincia de Córdoba recibieron un Domo Cósmico: un juego de patio interactivo pensado para potenciar los aprendizajes en la primera infancia. Fueron seleccionadas entre más de 600 postulantes de todo el país por su compromiso en transformar la educación a través del juego. Las instituciones cordobesas beneficiadas se encuentran en las localidades de Quilino, Devoto, Corralito, Ordóñez, Malagueño, James Craik, San José de la Dormida, Los Cerrillos, Cosquín, Villa Sarmiento y Villa Allende. Gracias a una alianza entre la Fundación Bunge y Born y la Fundación Flechabus —a través del programa “Unimos Oportunidades” y su partner logístico Buspack— fue posible el transporte e instalación de los domos. El Domo Cósmico es un espacio lúdico que convierte los patios en verdaderas aulas al aire libre, promoviendo habilidades cognitivas y motrices esenciales durante la primera infancia. Cuenta con un rompecabezas tridimensional y nueve paneles de actividades, cada uno diseñado con base científica para desarrollar distintos dominios del aprendizaje. Además, incluye un manual para docentes, que permite integrar el juego como recurso pedagógico. Desde la fundación sostuvieron, que en estos tiempos "invertir en la primera infancia es fundamental para reducir desigualdades y garantizar un mejor futuro". "El juego es una puerta al conocimiento, y cuando lo unimos a la ciencia y a la pedagogía, se convierte en una herramienta poderosa para educar. Celebramos la llegada de los Domos Cósmicos a nuestras instituciones, porque significan más oportunidades para nuestras niñas y niños, especialmente en contextos vulnerables. Agradecemos a las Fundaciones su compromiso y gracias por hacernos parte de esta iniciativa y en especial a nuestros Jardines", expresó el ministro de Educación de la Provincia, Horacio Ferreyra. La Directora General de Educación Inicial Marisa Carranza sostuvo "estamos muy contentas, porque a partir de los DOMOS vamos a intensificar la vinculación entre juego, ciencia y pedagogía". Desde 2017, la Fundación Bunge y Born trabaja con proyectos enfocados en los primeros años de vida, con un enfoque integral y basado en evidencia. Su misión es contribuir al desarrollo de una sociedad más equitativa a través de soluciones innovadoras en educación, salud, ciencia y cultura. Más información en www.fundacionbyb.org . Por su parte, la Fundación Flechabus lleva adelante acciones de responsabilidad social empresaria, impulsando programas de empleabilidad, educación, inclusión y desarrollo humano en todo el país. A través de la movilidad como herramienta de conexión, busca ser un puente entre las personas y un futuro con más y mejores oportunidades. Más información en www.fundacionflechabus.org.ar .
- El ambicioso programa de la Fundación Bunge y Born para la primera infancia: “Cada hora que se pierde agrava la desigualdad”
Con foco en el desarrollo infantil, la Fundación presentó una estrategia integral basada en evidencia científica. Educación, salud, cuidado y políticas públicas como pilares para revertir la pobreza estructural desde los primeros años de vida. Gerardo della Paolera, director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born. Por Patricio Zunini. INFOBAE , 4 de junio de 2025.- En una mañana fría y soleada en la ciudad de Buenos Aires, la Fundación Bunge y Born , que desde hace más de seis décadas trabaja en transformar realidades educativas, culturales y de salud a partir de un enfoque basado en la evidencia, realizó la presentación de su Programa de Primera Infancia . De acuerdo a los recientes datos de UNICEF, en la Argentina “siete de cada diez niños viven en situación de pobreza” y a eso se suma la creciente preocupación social por la crisis de alfabetización nacional. Por otro lado, está comprobado científicamente que “el cerebro alcanza el 90% del tamaño de un adulto para los cinco años de edad, por lo que los primeros años de vida son claves para el desarrollo”. Con un gran marco de público entre investigadores, referentes de organizaciones sociales, educadores, empresas y sector de Gobierno, el gerente de Comunicación y Asuntos Públicos de Fundación Bunge y Born, Ezequiel Bacher dio la bienvenida y celebró: “Ver la sala llena con tanta gente interesada y dispuesta a conversar sobre lo que es la primera infancia es sumamente alentador”. “Cada hora que se pierde son cohortes de chicos que van a transformarse en adultos, que van a estar desaventajados y las desigualdades van a crecer", dijo della Paolera. Hablar de urgencias El primer orador de la presentación fue el director ejecutivo de la Fundación, Gerardo della Paolera quien invitó a reflexionar sobre las realidades que hay que abordar para crear una verdadera transformación social. A partir de un recorrido por la historia y el proyecto sarmientino de alfabetización nacional, con resultados a largo plazo, della Paolera planteó la importancia de cuantificar el retorno social y de crecimiento para el país, que representa poner el foco de las políticas públicas y privadas y de la inversión en el desarrollo de la primera infancia. “No vamos a tener la capacidad de tener una sociedad integrada si no invertimos en la primera infancia. Así como fue urgente el plan de Sarmiento, esto es sumamente urgente, porque nos hemos transformado en un país desigual y me voy a jugar a pesar de las condiciones objetivas que tiene de cierta riqueza y dotación de recursos naturales: Somos un país pobre”, aseguró el Doctor en Economía. Y agregó: es hora de informarse y “meterse en la cabeza que es la única manera de salir de esa trampa” y así modificar la evidencia de la brecha desigual que atraviesa a la Argentina. En diálogo con Ticmas, della Paolera aseguró: “Creo que la inversión que estamos haciendo en la Fundación en primera infancia es enorme. Es la condición inicial más importante para que la Argentina despegue. Si no, no va a tener un desarrollo económico equitativo”. Y remarcó la urgencia: “Se necesita hacerlo ahora, no mañana ni pasado. Cada hora que se pierde son cohortes de chicos que van a transformarse en adultos, que van a estar desaventajados y las desigualdades van a crecer. Por eso nosotros en la Fundación tenemos esa responsabilidad social y la vamos a afrontar y estamos poniendo, como se dice en criollo, toda la carne en el asador”. Los domos cósmicos de la Fundación Bunge y Born acercan a los niños a la educación STEAM. Intervenir el presente, transformar el futuro A la presentación se sumaron el coordinador senior de Proyectos, Julio Ichazo y la gerenta de Desarrollo Humano, Brenda Walter. Ichazo destacó que cuando piensan en proyectos buscan que “Todas las iniciativas puedan ser escalables al sector público, local, provincial o nacional, y transferirse a otras organizaciones. Esto es especialmente necesario en el trabajo en la primera infancia”. Y agregó la importancia de trabajar con enfoques basados en la evidencia, y la necesidad de estimular el cerebro durante esos primeros años: “Es el momento en el que se desarrollan casi un millón de conexiones neuronales por segundo. No quiere decir que luego no se pueda trabajar con la plasticidad del cerebro, pero sí que este es el periodo inicial fundamental y genera mucho más impacto sobre la calidad de vida de las personas a lo largo de toda su vida”. Por su parte, Brenda Walter enfatizó: “El desarrollo infantil es una problemática que debe ser abordada de manera multidimensional e interdisciplinaria: la promoción de la salud, una buena nutrición y la prevención de enfermedades. Otra necesidad es desarrollar espacios para promover oportunidades de aprendizaje temprano. El tercer punto es la atención receptiva, el cuidado cariñoso y sensible del adulto al niño. Y, por último, resaltamos la importancia de promover una sociedad comprometida, informada e involucrada, que entienda la relevancia de la primera infancia en la agenda pública”. Un encuentro para docentes en el marco del Festival Educativo Spark. Los cinco ejes del Programa de Primera Infancia A partir de la investigación, la formación, la vinculación, la intervención y la divulgación, la Fundación Bunge y Born trabaja en crear de forma integral un impacto tangible en este presente para que pueda ser proyectado a futuro. Es por ello que buscan generar conocimiento relevante para fundamentar políticas públicas y orientar los esfuerzos hacia las áreas más críticas (eje de investigación) y trabajar con programas especializados para fortalecer la capacidad de docentes, cuidadores y familias, y así promover el desarrollo óptimo en los niños a su cargo (eje formación). A ello se suma la misión de facilitar y participar de espacios de encuentro entre especialistas en favor de los niños en situación de vulnerabilidad (eje vinculación) e impulsar transformaciones comunitarias a partir de procesos de co-creación e innovación social, basadas en la evidencia más reciente para ampliar las intervenciones a mayor escala (eje intervención). Por último, se centran en la difusión de conocimiento sobre primera infancia y buscar transferir los programas con evidencia de impacto para lograr un cambio sistémico a escala poblacional (eje divulgación). Entre los proyectos que llevan a cabo se destacan CER (la crianza en red), EJE (un espacio de juego y encuentro) y EPI Rural focalizada en contextos rurales argentinos. Además de cursos para docentes rurales, el Domo Cósmico que acerca a los niños a la educación STEAM, el Festival Educativo Spark y programas de entrenamiento cognitivo matemático. Finalmente, la Fundación presentó canales digitales especialmente desarrollados para el trabajo en primera infancia en Instagram y Pinterest.
- Espacios verdes: estas son las ciudades argentinas donde más faltan
Por Federico Poore Cenital , 30 de mayo de 2025.- En Argentina, una de cada cuatro personas pertenecientes a hogares de menores ingresos no tiene cerca un espacio verde. El dato surge de un nuevo mapa interactivo de la Fundación Bunge y Born con información clave sobre 33 aglomerados urbanos del país y que permite ver qué ciudades están más cerca o más lejos de ofrecerle a sus habitantes un acceso real a parques y plazas. La cifra pone de relieve mucho más que un problema paisajístico: la falta de espacios verdes en las ciudades desalienta la actividad física, empeora nuestra salud mental y aumenta nuestros niveles de estrés. De acuerdo al Atlas de Espacios Verdes de las Ciudades Argentinas, los habitantes de las principales ciudades argentinas tienen que caminar en promedio 4 minutos y 27 segundos para llegar al espacio verde público más próximo. Parece poco, pero debe considerarse que se trata de un promedio nacional (que incluye ciudades relativamente pequeñas, donde las distancias son menores) y que cada núcleo urbano registra, a su vez, fuertes desigualdades en el acceso según el nivel socioeconómico de sus habitantes. Un ejemplo: en el Gran La Plata, el 10% de la población de mayores ingresos encuentra en promedio un parque o plaza a menos de 5 minutos de su hogar, pero el 10% más pobre tiene que caminar casi 15 minutos para encontrar el más próximo. Sobre este y otros temas conversé con Antonio Vazquez Brust, científico de datos y uno de los autores del Atlas: –¿Qué ciudad argentina tiene peor acceso a espacios verdes? El Gran Buenos Aires es el caso emblemático: muy baja oferta de espacios públicos y alta densidad de población a la vez. La escasez de parques y plazas públicas es tal que afecta incluso a los estratos sociales altos. A diferencia de otros núcleos urbanos, donde los barrios acomodados cuentan con las mejores opciones, en general en el GBA estos sectores tampoco encuentran mejores accesos a espacios públicos en las cercanías (aunque desde ya las opciones privadas pueden “suplir” esta carencia). Por otro lado, los barrios cerrados cuentan con extensos predios parquizados de acceso exclusivo, en contraste con la situación de los residentes de bajos recursos, que no tienen otra alternativa. –¿Cuál es la ciudad más desigual de la lista? No me quiero jugar por una, porque la verdad es que la mayoría muestran una clara desigualdad en el acceso a sus espacios verdes y en base a diferentes criterios de medición podríamos definir a una u otra ciudad como “ganadora” en la categoría Desigualdad. Por dar un ejemplo, en el Gran Mendoza el 10% más rico de la población tiene muchísimo espacio verde público a pocos minutos de caminata –la mayor cantidad observada entre los grandes aglomerados urbanos de la Argentina– mientras que para el resto de sus habitantes la oferta es mucho menor, en particular para los de bajos recursos. Ahora, la contracara: si bien el Gran Mendoza es desigual en su provisión de espacios verdes, sus zonas menos favorecidas muestran índices de acceso que están por encima del promedio nacional para grandes núcleos urbanos. La conclusión podría ser que las ciudades más igualitarias son las que han nivelado para abajo, es decir, donde hay poco espacio público para todos. –¿Cuál de las 33 ciudades relevadas te sorprendió o te llamó la atención para bien? El dúo Viedma – Carmen de Patagones se destaca por mostrar mejores índices de accesibilidad. La gran mayoría de sus habitantes tiene un espacio verde público a menos de 10 minutos de caminata, incluso en los barrios de menor nivel socioeconómico. El desafío de igualar En su tesis de maestría, la especialista en economía urbana Julia Gerlo estudió las diferencias de calidad y acceso al espacio verde público en Rosario. Para su relevamiento comparó Parque España, en el centro de la ciudad, con Parque Oeste, en el barrio Urquiza. ¿Su conclusión? La diferencia entre uno y otro no es solo de acceso sino también en equipamientos: al menos al momento de publicación de la tesis (en 2021), Parque España tenía baños públicos, zonas de juegos, fuentes, bebederos y estación de bicicletas; todo lo que Parque Oeste no. “En Rosario hay una distribución desequilibrada entre el centro y la periferia de la ciudad, con una acentuada divergencia entre el Distrito Centro y el Distrito Oeste”, dice Gerlo. “Además, el Parque Oeste constituye el único parque de gran tamaño de la zona, lo que obliga a los vecinos a movilizarse varios kilómetros para poder disfrutar de un servicio de este tipo.” La especialista advierte que si bien en los últimos años la gestión local impulsó medidas destinadas a mejorar y ampliar el acceso a espacios verdes públicos, “las acciones estatales deben ser similares, evitando las preferencias de los barrios céntricos por sobre los periféricos”. En criollo: mejorar lo que ya está lindo y desatender el resto es lo contrario a una política pública que busca el acceso a oportunidades. Un fenómeno similar también se observa en Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, donde la gestión de los espacios verdes muestra “una clara tendencia hacia la atención de aquellos espacios vinculados a la movilidad y circulación, como los bulevares”, según concluyeron investigadores de la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco a partir de los datos abiertos del Atlas. Esto deja a los espacios de permanencia, como plazas y plazoletas, fuera de la política de “embellecimiento de la ciudad”. “Si bien se destacan las iniciativas de recuperar y mantener los espacios verdes, se continúa evidenciando una situación desigual a medida que nos alejamos del centro administrativo, desigualdad que recrudece en los barrios populares”, explica el informe. Cómo hacer plazas Desde Viedma, una de las ciudades con mejor índice de accesibilidad a espacios verdes, llega el audio de Juan Ignacio Casadei, subsecretario de Servicios Públicos. “Cuando el contexto socioeconómico lo permitía, el desarrollo histórico de los parques en la ciudad –como Plaza San Martín o las plazas 30 de Marzo y 22 de Abril– se hizo con fondos nacionales, como el programa Argentina Hace. Hoy el contexto no permite avanzar con estas inversiones”, dice Casadei a Cenital, y agrega: “Ya tenemos 65.000 metros cuadrados de parque en la ciudad, por lo que para nosotros no es prioritario crear nuevos espacios verdes de cero. Sí nos abocamos a avanzar en las mejoras, como iluminación, juegos y mobiliario urbano”. Estas mejoras, dice, se buscan hacer en alianza con el sector privado. “Descartamos la llegada de fondos de Nación para lo que resta del año y el año que viene”, explica. La provincia sí juega: este mes, el gobierno de Río Negro abrió las ofertas para ampliar el sistema de riego por aspersión en el Parque Ferreira y sumar así más espacios verdes en la zona cercana al reloj solar. Las grandes extensiones forestadas o parquizadas de acceso restringido también pueden convertirse en futuros parques. Hace un tiempo comentamos los hallazgos de un estudio de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) que identificó 64 posibles nuevas zonas de gran valor ambiental en el área metropolitana de Buenos Aires que podrían convertirse en parques. De haber voluntad política, el gobierno de la provincia o los municipios involucrados podrían realizar estudios específicos sobre los aspectos legales y de dominio de cara a una refuncionalización de estos espacios. A nivel más micro, los gobiernos locales también pueden estudiar a dónde hacen falta más espacios verdes (los funcionarios harían bien en explorar el atlas interactivo de la Fundación Bunge y Born ) y avanzar con otra batería de medidas. En 2023, y tras la presión de los vecinos, el Gobierno porteño expropió un terreno de 1.400 metros cuadrados en Villa Santa Rita para crear la primera plaza del barrio. La expropiación fue aprobada por unanimidad en la Legislatura durante el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y la plaza se inauguró en diciembre con la presencia de su sucesor, Jorge Macri. Es decir que la preocupación atraviesa los diferentes colores políticos. Playones ferroviarios, calles cerradas al tránsito, lotes ociosos y hasta inmuebles abandonados en sucesión o litigio pueden ser refuncionalizados para la creación de parques o plazas de bolsillo, ya sea con fondos propios, alianzas con terceros o acuerdos con privados. Las ciudades argentinas incluso pueden aplicar a fondos internacionales para la creación de parques o plazas, como los del Green Climate Fund o el Banco Interamericano de Desarrollo, bajo la idea de que es una acción de adaptación al cambio climático. Hay que animarse a hacerlo. El mapa político puede haber cambiado mucho, pero hasta nuevo aviso hay pocas cosas mejor vistas entre la ciudadanía (y más demandada por ella) que la creación de nuevos espacios verdes.
- Trabajo en conjunto con los museos de Mendoza y Misiones
La Fundación Bunge y Born y Amigos del Bellas Artes firmaron dos acuerdos de colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura, Infancia y Dirección General de Escuelas de Mendoza y con la Secretaría de Estado de Cultura de Misiones, para llevar adelante el programa "El Día Después", orientado al trabajo con los museos provinciales. Por tercer año consecutivo, la Fundación Bunge y Born y Amigos del Bellas Artes trabajarán con los equipos de los museos para identificar las problemáticas y co-crear las soluciones, a partir de diversas herramientas, para diseñar acciones que mejoren la gestión interna, fortalezcan el vínculo con la comunidad y consoliden la identidad cultural de cada institución. A lo largo de este año, el programa se llevará a cabo en: Mendoza Espacio de Fotografía "Máximo Arias" Museo "Carlos Alonso - Mansión Stoppel" Espacio Contemporáneo de Arte "Eliana Molinelli" Espacio Cultural "Julio Le Parc" Misiones Museo Provincial de Bellas Artes “Juan Yaparí” Museo Histórico y Arqueológico “Andrés Guacurarí” Casa Museo “Horacio Quiroga” Esta propuesta involucrará a más de 100 profesionales de diversas áreas de los museos, que recibirán formación especializada y también desarrollarán una propuesta concreta que deberán implementar. El objetivo es que entren en diálogo con las industrias creativas locales, para ampliar el alcance de los museos dentro del ecosistema cultural y creativo de la región. Este programa es posible gracias al trabajo mancomunado que llevamos adelante con las autoridades de Cultura de Mendoza y Misiones, con la decisión de incorporarlo en sus políticas públicas.
- El Detector de Basurales, a la política pública ambiental
En los últimos tres meses hemos trabajado para que el Detector de Basurales a Cielo Abierto, que desarrollamos desde la Fundación Bunge y Born , pueda ser aprovechado por organismos públicos ambientales de diversas regiones del país. Durante marzo, abril y mayo de 2025 realizamos transferencias tecnológicas, en formato de capacitaciones virtuales dirigidas a equipos técnicos municipales y provinciales, a cargo de Leandro Rodríguez, consultor de la Fundación Bunge y Born , y Estanislao Pahn, analista senior de proyectos. Participaron de estas transferencias la Municipalidad de San Miguel de Tucumán (Tucumán), la Municipalidad de Escobar (Buenos Aires), la Municipalidad de Resistencia (Chaco), la empresa estatal provincial SAMEEP (Servicio de Agua y Mantenimiento del Chaco) y la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca (Catamarca). A su vez, también realizamos un taller de capacitación y transferencia en las oficinas de la Municipalidad de San Martín (Buenos Aires), con personal de las Direcciones de Higiene Urbana e Integración Socio Urbana. Con estas acciones, buscamos que nuestras herramientas digitales se conviertan en un bien público y se integren a las políticas públicas para fortalecer la capacidad de los gobiernos locales en la gestión de los residuos. La mejora en los procesos de toma de decisión, a través del uso de la tecnología, es clave para transformar las condiciones ambientales y, con ello, la calidad de vida de las comunidades.












