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La Fundación Bunge y Born, en acción




LA NACIÓN, Editorial, 30 de agosto de 2019 - La Fundación Bunge y Born trabaja incansablemente desde 1963 en la promoción del conocimiento y la innovación en beneficio de la comunidad. Con sus acciones, en algunos casos compartidas con otras instituciones académicas o científicas, nacionales o extranjeras, se revela como inversora, intermediaria o simplemente como sensible y lúcida promotora de aportes diversos para toda la sociedad.


Promoviendo actividades innovadoras, involucrando recursos en ideas prometedoras -aun cuando puedan todavía no contar con evidencia científica respaldatoria, pero que con su ayuda se tornan viables-, la institución acompaña también su implementación y posterior desarrollo.


La educación agrotécnica está entre sus prioridades, mediante la capacitación de jóvenes para el desarrollo de agronegocios, así como para la producción agrícola y ganadera de cara a los desafíos del siglo XXI. De hecho, lleva adelante iniciativas en diversos programas de educación a través de valiosas alianzas a fin de potenciar la educación rural, como sucede con el programa Sembrador, que fortalece a escuelas en contextos rurales.


En dirección de superar la dolorosa desigualdad, la atención de la primera infancia es otro hito de trabajo, junto con la salud. En este último campo aplica métodos estadísticos para contribuir al análisis, la interpretación y la resolución de problemas epidemiológicos.

En alianza con la Academia Nacional de Historia y el Centro de Estudios Históricos e Información Parque España (Cehipe), aporta también al diagnóstico sobre el estado de la documentación histórica de la Argentina, con el fin de sentar un sistema nacional.


Preocupada también por la enseñanza de las ciencias, promueve el desarrollo científico de jóvenes destacados mediante becas, subsidios o reconocimientos diversos.


Dentro de esta extensa labor, desde 1964, la institución consagra con sus preciadas distinciones a personalidades destacadas en ámbitos como la economía, la medicina, la arqueología, el derecho, la química, la veterinaria, la geología y la paleontología, entre otras disciplinas.


Este año, el jurado internacional otorgó el premio Fundación Bunge y Born por primera vez en el ámbito de la ecología. Distinguió a la doctora Sandra Díaz, de la Universidad de Córdoba. Esta bióloga, investigadora del Conicet, se especializó en el estudio del impacto del cambio ambiental global y la biodiversidad regional de los ecosistemas vegetales. Es miembro de la Academia Nacional de Ciencias, de la Royal Society y de la Academia de Ciencias de Francia, y su ultimo galardón ha sido el Príncipe de Asturias a la investigación científica y técnica. Nacida en Bell Ville, Córdoba, tiene reconocimientos internacionales que la destacan como una ciudadana del mundo. La revista Nature la incluyó como uno de los cinco científicos para mirar en 2019 por coliderar el Informe Global de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (Ipbes).


El premio categoría estímulo fue para Lucas Garibaldi, doctor en Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Río Negro, también del Conicet, especializado en agroecología, apicultura, ecología económica, intensificación ecológica, polinización y servicios ambientales. Su formación y los reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos el de su propia colega Díaz, auguran un promisorio futuro a este joven científico.


La Fundación Bunge y Born, presidida por Jorge Born (h.) y con Gerardo della Paolera en la dirección ejecutiva, junto a un activo consejo de administración, encarna un muy sólido proyecto, comprometido con el desarrollo del país, y realiza ingentes y sostenidos esfuerzos dirigidos a alentar y apoyar la construcción colectiva de la Argentina futura.


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