La democracia, un experimento colectivo inconcluso
- Fundación Bunge y Born
- 19 ago
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Por Ivan Petrella, director de Cultura y Ciencia.
En la Fundación Bunge y Born entendemos que la democracia no es solo un sistema de instituciones, es, sobre todo, una forma de vida colectiva. Requiere hábitos, valores y prácticas que se aprenden y se ejercitan: la disposición a informarse, participar, escuchar y conversar. Sin esta base cultural, los mecanismos formales —Congreso, Justicia, elecciones libres— pierden fuerza y legitimidad. Por eso decidimos que una de nuestras áreas de trabajo sea “cultura democrática”, para contribuir a sostener ese delicado tejido invisible que permite que las reglas funcionen y la convivencia sea posible.
Hoy ese tejido está bajo presión. En la Argentina, encuestas muestran que porcentajes crecientes de la población está insatisfecha con la democracia y que crece la disposición a aceptar soluciones autoritarias si resuelven problemas urgentes. En el mundo, según Freedom House, llevamos casi veinte años de retrocesos democráticos. Esta crisis no se resuelve solo con reformas institucionales: hace falta fortalecer la confianza, el respeto y la voluntad de vivir juntos en la diferencia. La cultura democrática, en este sentido, es un antídoto contra la apatía, la polarización y el desencanto.
Desde esta convicción impulsamos iniciativas como Mi País Conversa, que empareja a personas con opiniones opuestas para que dialoguen, no para convencer, sino para escucharse. O PODRÁN?, un juego de rol para jóvenes que explora escenarios de conflicto y enseña a debatir, cuestionar y ponerse en el lugar del otro. También desarrollamos Democracia TKM, una propuesta para redes sociales que acerca contenidos sobre democracia a las nuevas generaciones, en formatos ágiles y atractivos. Todas estas acciones comparten un mismo objetivo: cultivar las destrezas democráticas que se aprenden practicando.
La democracia, como dijo el filósofo estadounidense John Dewey, es un experimento colectivo siempre inconcluso. Trabajar por la cultura democrática es apostar a que, más allá de nuestras diferencias, podamos sostener un país donde vivir juntos sea no solo posible, sino deseable. Y esa es, creemos, una tarea que nos involucra a todos.
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