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Premiaron a un científico del CONICET por su proyecto de agronomía ecológica

Se trata de Lucas Garibaldi, quien busca estrategias para producir alimentos con menos impacto en los ecosistemas.




EL INTRANSIGENTE, 27 de agosto de 2019 - La Fundación Bunge y Born otorgó el “Premio Estimulo” al investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Lucas Garibaldi, por sus aportes en el área de ecología. El científico, de 38 años, se desempeña en el área de agroecología y desarrolló estrategias para producir alimentos con menor impacto ambiental. Además, lleva cuatro año a la cabeza del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (INRAD).


“Yo no siento que tenga horarios de trabajo y horarios de no trabajo. Lo que hago es una motivación de vida, un camino hacia la transformación y la mejora del mundo. Es ciencia para mejorar la calidad de vida de las personas. Y en ese sentido, es muy importante recibir premios porque te permiten comentarle a la sociedad los resultados y las propuestas que tenemos para mejorar el medioambiente”, señaló el científico, cuyo objetivo, según dice, es desarrollar algo que se pueda aplicar en el sector agropecuario, el más importante para la raza humana.


“Cuando comencé la carrera científica busqué problemas que no estuvieran resueltos y que no hubiese muchos grupos trabajando en eso”, explicó Garibaldi, graduado de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especializado en Ecología. “Mi interés se concentró en uno de los principales problemas del mundo que está afectando la calidad de vida de las personas: cómo producir sin destruir el medioambiente”, agregó, un interés que lo llevó a abandonar Buenos Aires para vivir en Bariloche.


“Me fui a vivir a Río Negro porque me gusta vivir más en contacto con el entorno más natural. Y Bariloche es como un Silicon Valley de Argentina: es una ciudad no tan grande, en un entorno natural hermoso, con un montón de universidades y capacidades académicas. Acá hay físicos, biólogos, agrónomos forestales”, expuso Garibaldi. Asimismo, el investigador se desempeña como docente desde hace 19 años.


Su proyecto se centra en volver más ecológica la agronomía: “Hoy, más producción implica más destrucción de la diversidad biológica, pero nosotros encontramos que contrario a lo que se piensa, promoviendo ambientes más saludables se puede producir más al mismo tiempo”. De la mano de la tecnología ecológica, busca que la producción de alimento no atente contra la biodiversidad.


Además, promueve el control biológico de plagas y la rotación del cultivo para evitar el agotamiento del suelo: “El concepto de plagas es un concepto asociado al monocultivo, donde hay una sola especie y se aplican siempre los mismos agroquímicos, de malezas, de bichos, en cambio del otro modo esas resistencias no están, los suelos no se degradan tanto sino que se recuperan. Eso permite pensar a gran escala, muchas veces incluso es reducción de costos, porque se aplican agroquímicos de más, muchas veces innecesariamente, por desconocimiento”.


Según advierte, introducir estas estrategias es urgente. “Ya no podemos esperar: la tasa de destrucción del medio ambiente y la pérdida de calidad de vida asociada está siendo muy rápida y fuerte”, remarcó. Así, explicó que la degradación de la tierra, la caída del empleo, la perdida de calidad del agua o de nutrición de los alimentos, e incluso los problemas de salud, son “el resultado de cómo estamos llevando adelante en nuestra producción animal, agrícola y forestal, con el predominio del monocultivo y el creciente uso de agroquímicos, que destruyen la biodiversidad”.


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