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Navegando entre la innovación científica y las necesidades del mundo real



Por Estanislao Pahn, Analista de Proyectos, y Tomás Milani, Fellow


El sistema científico-técnico de Argentina ha tenido grandes aciertos pero al mismo tiempo ha desarrollado algunas limitaciones estructurales que merecen la pena revisar. Por un lado, el país ha logrado consolidarse como un referente científico regional, generando conocimiento internacionalmente reconocido, además de impulsar algunos proyectos de importancia estratégica para el territorio nacional. Sin embargo, la complejidad burocrática de este sistema, en conjunto con la escasa existencia y poca diversidad de instituciones financiadoras, ha causado que los científicos destinen esfuerzo y tiempo excesivo en conseguir recursos económicos para la investigación, los cuales muchas veces resultan insuficientes o llegan tarde y pulverizados por la inflación. Otro aspecto relevante es el principal elemento de evaluación de desempeño en este sistema son las publicaciones o papers destinadas a la comunidad científica internacional.


Esta característica, si bien es común a la mayoría de los países y genera un alto grado de calidad en el quehacer científico, puede provocar una desconexión entre los problemas o necesidades locales y los temas que la ciencia global se empeña en discutir, generando conocimiento inerte y huérfano. Además, aunque la investigación aborde temas de relevancia local, el proceso de generación de conocimiento per se no garantiza que el mismo se traslade hacia los actores que lo demandan, generando impactos positivos sobre el terreno. Por estas razones, los científicos jóvenes argentinos se encuentran con estos desincentivos en las primeras etapas de sus carreras, retroalimentando un sistema en el que en algunas oportunidades se desdibuja el para qué y para quién es la ciencia.


Es en este contexto que la Fundación Bunge y Born, en el marco de su nueva agenda destinada al Agua de su línea de trabajo de Sustentabilidad, lanzó el concurso “Aguas Claras”. Esta convocatoria pretendió dar respuestas a los problemas mencionados anteriormente, convencidos de que la generación de conocimiento científico y el impacto real no son mutuamente excluyentes. Para ello, buscamos proyectos liderados por científicos en etapas tempranas, que afronten el desafío de salir al mundo real y busquen aliados en gobiernos locales, organizaciones civiles y/o empresas para trabajar conjuntamente. La convocatoria lanzada a mediados del 2022 tuvo como ganadores a ocho proyectos provenientes de instituciones de todo el país. Los mismos recibieron un premio económico y accedieron a un programa de co-creación con la Fundación Bunge y Born con el objetivo de mejorar, acelerar y potencialmente escalar sus proyectos. El desarrollo, hasta ahora, del Programa de Co-creación ha tenido avances significativos: gran parte de los proyectos alcanzaron y/o avanzaron en sus objetivos principales, afianzaron los vínculos con sus aliados locales y desarrollan tareas y actividades en terreno.


Sin embargo, la novedad del formato de Aguas Claras -y particularmente sus diferencias con las líneas de financiamiento tradicionales del universo de la ciencia y técnica argentina- supone un desafío y un continuo proceso de aprendizaje. En primer lugar, supone desarrollar un vínculo que supere la usual relación jerarquizada y asimétrica entre institución financiadora y beneficiario. Afianzar una relación horizontal, colaborativa y funcional en virtud de los objetivos del proyecto y de su potencial impacto, requiere un esfuerzo por ambas partes en no recaer en los roles tradicionalmente establecidos para este tipo de colaboraciones. Por otro lado, debido a la propuesta de este concurso, de acelerar los proyectos para alcanzar su escalabilidad, es necesario un alto grado de dedicación y organización por parte de todos los involucrados, a diferencia de un proyecto típico de ciencia y técnica, en el cual pueden transcurrir años entre la aprobación del mismo y su ejecución. Finalmente, en algunos casos, los caminos necesarios para alcanzar los objetivos proyectuales exceden a los participantes directamente involucrados, debido a que implican vínculos con actores no relacionados al proyecto, lo que obliga a contar con la versatilidad, flexibilidad y una alta capacidad de reacción suficientes para encontrar opciones alternativas.


El desarrollo de proyectos en el marco de este tipo de convocatorias abre la puerta a pensar nuevos tipos de interacción entre la academia, las organizaciones civiles y los gobiernos en sus distintos niveles. Mediante el concurso Aguas Claras, la Fundación Bunge y Born pretende navegar entre la innovación científica y las demandas del mundo real, sumándose a los procesos de aprendizaje necesarios para aumentar la sustentabilidad de los sistemas humano-naturales y su relación con el agua.

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