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La Agrobiotecnología, sustento de la bioeconomía y la competitividad nacional, fue premiada

La bioeconomía es un concepto amplio que incluye diversas complejidades y escalas, pero su centro está en el aprovechamiento de los procesos biológicos para múltiples funciones que nos generan productos y servicios sostenibles en lo ambiental, social y económico. Su principal insumo es el conocimiento cada vez más sofisticado y de frontera.



Por Fernando Vilella


Mitre y el Campo, 17 de julio de 2023.- Para sistematizar esa heterogeneidad Eduardo Trigo ha propuesto 6 senderos que son: Eco-intensificación agropecuaria, Servicios ecosistémicos, Biorrefinerías y bioproductos, Mejora de las cadenas de valor, Aprovechamiento sustentable de la biodiversidad y Aplicaciones biotecnológicas. De esta última la Fundación Bunge y Born este año decidió premiar a tres destacados científicos en Agrobiotecnología. Es un premio que cumple 60 años ininterrumpidos destacando a los mejores expertos de distintos campos del conocimiento.


El presidente del jurado, el Doctor Néstor Carrillo dijo que “La agrobiotecnología permite la manipulación racional y específica de los recursos genéticos para fines definidos: incremento del rendimiento, la calidad nutricional, la tolerancia a condiciones ambientales adversas, la resistencia a plagas y la protección ambiental, entre otros objetivos”.


En Argentina hay un desarrollo de muy buen nivel en ciencias biológicas, es el único país de la región con 3 premios Nobel en ellas. La Agrobiotecnología es un área de buen desempeño con algunos éxitos que salieron del laboratorio y están en el mercado. La premiada, la Dra. Raquel Chan, es sin dudas una de las más destacadas.


Su trabajo en el CONICET identificó, aisló y transfirió al trigo y soja genes que confieren resistencia a la sequía, en acuerdo con la empresa Bioceres, son de impacto mundial. Esta interacción público-privada es iluminadora del camino que debería fomentarse en múltiples casos. Ese trabajo no quedo en la biblioteca o en un paper, está en el campo y según informa la empresa en este año de sequía han obtenido en promedio diferencias a favor de más de 22%, llegando en algunos casos al 40%, en los ensayos de líneas de trigo cuya única diferenciación era la presencia del gen Hb4. Además de Argentina este gen está ya aprobado en los EE. UU, China, Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Indonesia, Paraguay, Nigeria y Colombia entre otros. Se destaca que también para el consumo directo por humanos en el principal destino de nuestras exportaciones que es Brasil.


Un rasgo importante es que también al ser más eficiente en el uso del agua, la huella hídrica y del Carbono es menor, una gran ventaja para el momento que se requiera certificar y trazar ambientalmente las huellas.


El jurado sostuvo sobre la premiada: “La trayectoria de la Doctora Raquel Chan es la de una científica descollante en el sistema de ciencia y técnica nacional, y reconocida internacionalmente. Es pionera a nivel mundial, no sólo en cuanto a generar factores de tolerancia a estrés hídrico en cultivos, sino también en cuanto al éxito de la transferencia de resultados científicos de alta calidad al desarrollo de productos agrobiotecnológicos necesarios para sostener la agricultura en un contexto de cambio climático desfavorable. Ha registrado nueve patentes, producto de la investigación que desarrolla junto a su equipo, ha publicado cerca de 100 trabajos en revistas especializadas, y ha sido muy activa en la formación de recursos humanos”.


También se eligieron dos expertos en la categoría Estimulo, son Federico Ariel y Gabriela Soto.


Federico Ariel se dedica a la investigación biotecnológica para el desarrollo de nuevas técnicas saludables que reemplacen los pesticidas en el cultivo de hortalizas y frutas. Para esto, utiliza una tecnología no transgénica mediante el uso del ácido ribonucleico (ARN) de interferencia, que permite inmunizar a los cultivos contra patógenos específicos (hongos, insectos, virus), con el fin de potenciar la productividad de los cultivos de manera respetuosa del ambiente y la salud humana. El jurado sostuvo: “El premio se basa en su destacada producción científica, y por haber iniciado un camino de generación de insumos agrobiotecnológicos altamente innovadores y prometedores, introduciendo en el mercado nuevas tecnologías disruptivas”.


Gabriela Soto es referente del grupo “Ingeniería Genética de Leguminosas” en el Instituto de Genética “Ewald A. Favret” (IGEAF), ha presentado tres patentes internacionales. Desarrolló tres variedades sintéticas genéticamente modificadas de alfalfa, uan ha sido transferida. Recientemente, la FAO ha reconocido uno de sus desarrollos, un producto generado por edición génica, “Alfalfa con mayor calidad y productividad”. Para el jurado: “El premio se basa en su destacado liderazgo en importantes desarrollos biotecnológicos, los cuales ya han sido transferidos a empresas, optimizando estrategias de edición génica para mejoramiento vegetal. Se destaca el desarrollo de eventos de alfalfa genéticamente modificados, uno de ellos con tolerancia a herbicida y un segundo evento con tolerancia a salinidad”.


Enterada del premio la Dra. Chan expresó: “Claramente es un honor enorme haber recibido este premio…. Creo que es un reconocimiento a la disciplina; es la primera vez que se da en Agrobiotecnología. Y es un reconocimiento al aporte de mi grupo al que represento, o del cual soy la cabeza visible”. “Detrás del trabajo hecho hubo muchas personas en distintos momentos de mi carrera a las cuales estoy enormemente agradecida -dijo Chan-. Tanto maestros, como colegas o pares, como discípulos. Cada uno aportó su granito de arena en mi formación, en mi aprendizaje y en mis logros. Ninguno de estos premios es unipersonal, al menos no en nuestra área del conocimiento. Siempre digo que los que hacemos ciencia somos privilegiados, tenemos un trabajo que nos gusta e instituciones que nos apoyan. Nada de lo logrado hubiese sido posible sin el apoyo continuo con becas, subsidios, financiamientos del CONICET, la Agencia y la Universidad Nacional del Litoral”.


Por su parte, Federico manifestó: “Esto es el resultado del trabajo en equipo con mi grupo de investigación el IAL con quienes trabajamos la transferencia desde la startup APOLO Biotech una Empresa de Base Tecnológica (EBT) del CONICET. Agradezco a la Gerencia de Vinculación Tecnológica del CONICET y a la Universidad Nacional del Litoral por el apoyo, por impulsarnos a pegar el salto de transformar ciencia en tecnología”.


Gabriela expresó: “Es un motivo de profundo orgullo que nuestro trabajo en el mejoramiento genético de leguminosas sea reconocido por la prestigiosa Fundación Bunge y Born. Este reconocimiento me llena de alegría y me estimula a seguir impulsando la ciencia y la biotecnología en Argentina. Agradezco a la Fundación Bunge y Born por su apoyo y contribución al desarrollo científico del país”.


En esta edición se han premiado diversas tecnologías genéticas concurrentes en obtener resultados más amigables con el ambiente, ya que los investigadores obtienen resultados utilizando organismos genéticamente modificados (es decir con un gen de otra especie, en el caso del Hb4 de otro cultivo como el giraso), otra es la edición genética que acelera la búsqueda de la mejor combinación de genes a partir de la búsqueda dentro de la misma especie y una más novedosa como es el uso de ARm para el control de hongos, insectos y virus.


El conocimiento es el fundamento del desarrollo, hoy y los tiempos por venir, generar las condiciones para mejorar la calidad educativa y el nivel de investigación y tecnología es central para un futuro próspero, aunque en plena campaña que definirán políticas para los próximos años parecen no generar la atención de muchos.

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