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Nuevo análisis sobre el impacto del aislamiento social en el país



  • A partir de un relevamiento de opinión pública sobre percepción de riesgo, se identificó información relevante a ser tenida en cuenta para campañas de concientización sobre el COVID-19.

  • Los datos informan las variaciones o las constantes en el tiempo sobre la percepción del riesgo al estar fuera del hogar, sobre la que se analizaron sus determinantes sociales, de salud, geográficos e individuales.

  • Fue posible identificar a los grandes grupos de interés, que serán los jóvenes y aquellos con mayor nivel educativo.

  • Existe una diferenciación en la percepción del riesgo según cada lugar, por lo que los mensajes deben poner acento en la identidad de cada región del país y haciendo foco en las estrategias locales.


La cuarta entrega del Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS) se realizó entre el 2 de julio y el 17 de julio, e incluyó un análisis sobre la percepción del riesgo de las personas. El objetivo del estudio en su conjunto, desarrollado por la Fundación Bunge y Born, es entender la evaluación de riesgo que los ciudadanos hacen respecto a la probabilidad de contagiarse de COVID-19 y a la necesidad de mantener la cuarentena.


El IPRIS es un relevamiento de opinión pública elaborado, en forma continua y en etapas, mediante encuestas completas a teléfonos celulares, realizadas a personas mayores de 15 años, en todo el territorio nacional, entre el 23 de abril y el 17 de julio de 2020. La primera etapa comprendió 4.857 casos; la segunda 5.023, la tercera 2.787 casos y la cuarta, 2.440.


En esta oportunidad, además de los nuevos resultados, se incluyó información relevante que facilitará el diseño de campañas de concientización en medios de comunicación. La percepción del riesgo al estar fuera del hogar fue considerada como variable latente, sobre la cual se analizaron sus determinantes sociales, de salud, geográficos e individuales.


Los datos informan las variaciones o las constantes en el tiempo, para lograr insumos útiles para campañas de información y toma de decisiones, de acuerdo al contexto socioeconómico, grado de vulnerabilidad frente a la enfermedad y percepción del riesgo de los ciudadanos. El primer informe del estudio fue presentado a principios de junio por el Director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, Gerardo della Paolera; la coordinadora Senior de proyectos, Brenda Walter; el analista Senior de proyectos, Julio Ichazo; el especialista en Estadística matemática y profesor en Metodología de Análisis en Opinión Pública (UBA), Tomás Olego; y el Doctor en Economía, Guillermo Bozzoli; ambos fellows de la Fundación Bunge y Born, y equipo.


A continuación se presentan sólo los resultados estadísticamente significativos sobre los 15.107 casos, y un análisis sobre la percepción de riesgo. La variable latente ha sido escalada entre 0 y 1, donde 0 representa nada riesgoso y 1 muy riesgoso.


Resultados sobre hábitos y riesgos


El 53% de los encuestados no cree probable enfermarse de coronavirus, y se registra una mayor creencia al contagio en los encuestados sin hábitos saludables. Con respecto a abril, se observa un aumento en la creencia de contagiarse y también un crecimiento en la respuesta Ns/Nc, a costa de una disminución en la probabilidad de no contagio. Esta creencia es mayor en PBA interior, CABA y GBA. En Córdoba, por el contrario, disminuye el Ns/Nc y se polarizan las respuestas; aumenta el porcentaje de aquellos que creen probable enfermarse como también el de aquellos que no lo consideran probable.


En cuanto a la necesidad de salir a trabajar se observa, a nivel regional, un aumento a lo largo del tiempo, especialmente en aquellos con nivel educativo primario y secundario, y entre los menores de 60 años, en aquellos sin enfermedades previas y sin hábitos saludables. Esta variación es aún más pronunciada en el interior de la provincia de Buenos Aires y en Gran Buenos Aires.


La ciudad de Buenos Aires, a su vez, se diferencia del resto del país ya que en un primer momento aumenta el porcentaje de población que “se siente identificada” con la necesidad de salir a trabajar, pero luego se mantiene estable en el tiempo.


Sin variaciones a través del tiempo, es decir, manteniéndose estable, el lavado de manos se muestra como un hábito con alta incorporación por parte de la mayoría de los entrevistados, con mayor adhesión en aquellos con hábitos saludables.


Continúa la aceptación mayoritaria (91%) sobre la razón de ser de la cuarentena y/o aislamiento social: “cuidarme”, “cuidar a las personas que quiero” o “cuidar la salud de los ciudadanos”. A nivel temporal, hay un cambio a partir del 15 de mayo, donde se incrementa la percepción del aislamiento como una medida “autoritaria e innecesaria” (pasó de 5.4% a 9.7%), y disminuyen las posiciones más altruistas. Luego, a partir del 15 de junio, se observa una estabilización en la percepción sobre la razón de ser de la cuarentena y/o el aislamiento, y sólo un 8.7% sostiene que es innecesaria. Esta creencia disminuye levemente para el 17 de julio, donde solo el 8,2% sostiene que es autoritaria e innecesaria.


Al igual que en mediciones anteriores, 8 de cada 10 entrevistados encuentran algún tipo de riesgo en salir de sus hogares, aunque se observan diferenciaciones regionales respecto a la evolución de la percepción del riesgo. En CABA, GBA y Córdoba se observa un aumento en la creencia que salir del hogar es “moderadamente riesgoso” a costa de una disminución en la creencia que es “muy riesgoso”.


Otra tendencia que se mantiene estable es acerca de la posibilidad de cumplir con las normas de aislamiento y/o distanciamiento social. Casi 8 de cada 10 entrevistados cree que podrá cumplir con las normas de aislamiento y/o distanciamiento social. En PBA interior se observa que continúa una leve disminución en el “” a costa de un aumento en el “Ns/Nc”.


Lo notorio es que 6 de cada 10 consideran probable cumplir con las normas de aislamiento pero, a la vez, presentan motivos para salir de sus hogares. Es decir, muestran una contradicción entre su voluntad de cumplir y las necesidades concretas de salir del hogar. En un análisis pormenorizado se observa que existe un aumento de esta disonancia desde el inicio de la cuarentena, pero hay un descenso en los últimos quince días.


El 53% de los encuestados no se sienten identificados con la necesidad de salir de casa para pasear, distraerse y/o hacer ejercicio mientras que un 40% sí lo hace. A nivel temporal, se observa que a partir de principios de julio vuelve a aumentar esta necesidad.


Salir de la casa para distraerse, pasear o hacer ejercicio puede ser pensada como una variable indicadora (proxy) de necesidad psicológica. Al cruzarla con los distintos niveles educativos, se observa un aumento estadísticamente significativo de la necesidad de salir en todos los niveles, y que la necesidad de salir se manifiesta más fuerte en aquellos de mayor nivel educativo.


Análisis sobre la percepción de Riesgo


En el marco del Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS), la Fundación Bunge y Born se propuso explorar cómo las personas toman decisiones mediadas por su contexto, basadas en información ambigua, bajo diferentes modelos de racionalidad y aversión al riesgo en el contexto de la pandemia COVID-19.


Desde mediados de abril se realizó un relevamiento de opinión pública, mediante una encuesta telefónica con un cuestionario cerrado que relevó las principales variables del problema. De esta manera fue posible identificar grupos de personas (por ubicación, rango etario, situación económica, etc) con reticencia a observar el aislamiento social y, a la vez, analizar su percepción individual de riesgo de sufrir la enfermedad.


Lo anterior permitió, asimismo, señalar la audiencia donde deben concentrarse campañas de información, así como también los aspectos a reforzar, atendiendo al contexto socioeconómico, su grado de vulnerabilidad frente la enfermedad, y su percepción del riesgo.


Se encuentra en desarrollo y próximo a publicarse el Índice de Propensión al Riesgo en Salud (IPRIS) que permitirá entender de manera acabada la evaluación de riesgo que hacen las personas respecto a la probabilidad de contagiarse, la percepción del costo/beneficio individual de mantener el distanciamiento social, y las actitudes y comportamientos de las personas para evitar el contagio y la propagación comunitaria de la enfermedad.



A continuación, se presentan algunas conclusiones sobre el análisis de percepción de riesgo. Al modelizar la variable latente y la percepción de riesgo, es posible observar los cambios manteniendo el resto de las variables constantes. Como primera conclusión, a medida que avanza la cuarentena, los encuestados tienden a disminuir su percepción de riesgo de forma monótona.



Más allá de la evolución temporal de cada provincia y/o región, existe una diferenciación en la percepción del riesgo según cada lugar. Las jurisdicciones de Corrientes, Santa Fe y CABA contrastan con Jujuy, Tucumán y la región del GBA, percibiendo el menor riesgo entre los respondentes de las primeras y el mayor entre las segundas.


La relación entre riesgo y nivel educativo, por otro lado, es inversamente proporcional. Es decir, se observa que al aumentar el nivel educativo, considerada variable indicativa o proxy de nivel socioeconómico, la percepción de riesgo disminuye.


Asimismo, la relación entre riesgo y edad es directamente proporcional: al aumentar la edad, la percepción de riesgo aumenta.




Las variables de salud, por su parte, tienen un impacto muy fuerte sobre la percepción de riesgo. Al aumentar los hábitos saludables, aumenta la percepción de riesgo. Lo mismo sucede para aquellas personas que tienen una enfermedad preexistente, asociada a la mortalidad por COVID-19. En un índice generado a partir de las prácticas consideradas como saludables (chequeo clínico periódico, no automedicación, vida saludable), donde 0 es "poco saludable" y 1 es "muy saludable", encontramos que quienes poseen mejores hábitos de salud tienden a hacer una mayor valoración del riesgo.




Los diferentes tipos de necesidad de salir del hogar generan una disminución en la percepción del riesgo, en particular la necesidad de salir por cuestiones laborales es la que menor impacto tiene sobre las variaciones. Se observa que toda necesidad, ya sea de salir a hacer ejercicio/pasear, visitar a la familia/amigos/pareja o la de ir a trabajar trae aparejado una disminución en la percepción del riesgo. La necesidad de salir a trabajar es la que menos cambios genera sobre la percepción del riesgo.


Existe una fuerte relación entre la forma en que el individuo conceptualiza las medidas de la cuarentena y el riesgo que percibe al estar fuera de su hogar. Esta conceptualización del motivo o razón de ser de la cuarentena de cada individuo influye sobre la percepción de riesgo que realizan, en un efecto similar a las variables de salud.


Principales recomendaciones para campañas de comunicación sobre COVID-19


El estudio sobre la percepción del riesgo aporta diversas evidencias sobre el conocimiento, percepción y valoración que la ciudadanía argentina tiene sobre el COVID-19. Disponer de este tipo de información, cualicuantitativa y con fuerza representativa a nivel nacional, puede contribuir a enfocar esfuerzos durante la elaboración de una campaña de comunicación sobre COVID-19.


Como primera conclusión, es importante destacar que existe una disminución en el tiempo de la percepción de riesgo. Por lo que, cuanto más tiempo pasa, resulta fundamental amplificar los mensajes de prevención.


A partir del análisis de los resultados, es posible identificar a los grandes grupos de interés, que serán los jóvenes y aquellos con mayor nivel educativo.


Más allá de la evolución temporal de cada provincia y/o región, existe una diferenciación en la percepción del riesgo según estrato, por lo que los mensajes deben poner acento en la identidad de cada región del país y haciendo foco en las estrategias locales.


También, y debido a la correlación que existe entre las variables de salud, en particular al comportamiento de hábitos saludables, es recomendable utilizar y reforzar la experiencia previa en campañas de concientización (campañas antitabaco, por citar un ejemplo).


Al diseñar el discurso de campañas de concientización, se recomienda evitar consignas asociadas a oficialismo u oposición, ya que el posicionamiento en ese eje impacta tanto como las variables de salud.


A modo de ejemplo, una posible campaña podría transmitir que la enfermedad no discrimina por recursos económicos, y que es necesario que los jóvenes modifiquen sus conductas como un acto altruista para con su círculo cercano.


Por último, sugerimos la realización de grupos focales para afinar y definir mejor los mensajes y discursos.

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