"La cuarentena demostró que hay factores que pueden afectar la salud mental de mucha gente"
La investigadora Noelia Weisstaub examina el rol de la serotonina en la cognición y la emoción, una de las claves para comprender los mecanismos subyacentes a las psicosis, la depresión, la ansiedad y la memoria. Fue premiada por la Fundación Bunge y Born.
Por Carlos Pagura
ÁMBITO, 4 de noviembre de 2020.- Licenciada en Ciencias Biológicas, egresada de la Universidad de Buenos Aires y Doctorada de la Universidad de Columbia, Noelia Weisstaub realizó importantes investigaciones sobre el rol de la serotonina en la cognición y la emoción, una de las claves para comprender los mecanismos subyacentes a las psicosis, la depresión, la ansiedad y la memoria.
Investigadora Independiente de CONICET, codirige el Laboratorio de Memoria y Cognición Molecular del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (CONICET - Fundación INECO - Universidad Favaloro) y fue reconocida con uno de los Premios Científicos que entrega la Fundación Bunge y Born. Horas antes de recibir la distinción, dialogó con Ámbito.
Periodista: ¿Cuánto conocemos sobre nuestro cerebro, la memoria y sus alteraciones?
Noelia Weisstaub: Conocemos más que antes, pero todavía nos falta mucho por entender, son funciones muy complejas y que involucran muchas áreas distintas. Para comprender exactamente cómo funciona y las características de sus procesos falta bastante.
P: ¿Para avanzar más serán decisivos los avances tecnológicos?
NW: Depende para qué. Sirven, por ejemplo, si se quiere entender cuáles son las partes del cerebro que intervienen en un proceso. En los últimos 20 o 30 años hubo un avance muy importante en las herramientas de imágenes y así se pueden realizar tests relacionados con la memoria y observar qué sectores se activan. La tecnología es importante para investigar en detalle.
P: ¿Por qué es importante aprender sobre los cambios del cerebro relacionados a las emociones y la memoria?
NW: Porque hay muchas enfermedades y patologías asociadas a desórdenes y déficits en esos dos procesos.
P: ¿Algunas enfermedades mentales crecieron con la era moderna?
NW: Lo que sucede es que a medida que conocemos mejor su fisiología se refinan las definiciones, algunos nombres de enfermedades cambian o aparecen ahora porque antes estaban englobadas junto con otras que ya sabemos son distintas. La ansiedad existe hace mucho, pero el cuadro que la genera en la vida moderna no es el mismo que décadas atrás. Puede ser que ahora haya más ataques de pánico, pero antes ya existían, y como no se los catalogaba como enfermedad pasaban desapercibidos.
P: Uno de tus temas de investigación es el rol de la serotonina. ¿Qué es?
NW: Es un neurotransmisor que funciona cuando las neuronas se comunican entre sí, liberando sustancias químicas. Una la libera y otra se une a esas proteínas y genera una respuesta.
P: ¿Se puede controlar?
NW: Existen medicamentos que actúan sobre la serotonina para tratar desórdenes emocionales como la ansiedad o la depresión. Mi objetivo es conocer mejor y entender qué rol cumple, porque a veces aparecen medicaciones que funcionan y no sabemos por qué. Aunque hay mucha evidencia de que modula los procesos emocionales, no terminamos de entender bien de qué modo se desbalancean. Es un sistema muy complejo, actúa a través de muchos receptores y en muchas partes diferentes del cerebro. Las medicaciones funcionan pero no son óptimas, mi esperanza es que si logramos entender mejor se diseñen drogas más efectivas.
P: ¿Cómo se desarrollan los desórdenes mentales?
NW: Está claro que hay bastante interacción con el ambiente. Más allá de las causas genéticas tienen mucho que ver las vivencias a lo largo de la vida. Los cambios en la serotonina o en otras proteínas tampoco explican por sí solas el desorden, es una combinación con situaciones de estrés, la cantidad e intensidad de esos eventos, y así y todo algunas personas terminan desencadenando esos problemas y otras no. Hay mucha discusión sobre el peso relativo de cada factor.
P: ¿Con el tiempo lograremos que desaparezcan?
NW: Difícil, porque en la ciencia cuando uno avanza se va encontrando con cosas nuevas y cada vez más complejas. Pero se están haciendo avances importantes y vamos teniendo herramientas más sensibles para ir armando el rompecabezas.
P: ¿Por qué debemos prestar más atención a estos temas?
NW: Porque las enfermedades mentales alteran la calidad de vida de las personas, más allá de que las estadísticas también muestran el gran costo económico para las sociedades. La cuarentena demostró que hay factores que pueden afectar la salud mental de mucha gente. Un porcentaje muy alto de la sociedad sufrió algún síntoma por la incertidumbre y el miedo, aunque se cree que cuando termine la pandemia desaparecerán muchos de esos síntomas. Ese tema no fue tenido tan en cuenta al principio, pero cuando todo el mundo empezó a notar que estaba deprimido, angustiado, o con problemas de concentración, quedó a la vista. Es tan importante como otros aspectos de la salud de los que se habla más abiertamente, pero con las enfermedades mentales hay todavía un cierto tabú.
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